Me suda la Polca

Jesús Calamidad

La carta de Pedro

...me he leído tu carta tres veces y estoy por leérmela una cuarta... Ainss... el amor, ¡qué locuelo!

Hace mucho que leí tu carta y sin fuerzas para contestar, mil pedazos al viento... Eso escribían los Héroes del Silencio. Los Carpenters también tenían su “Please, Mr. Postman” y, permaneciendo en lo nuestro, Nino Bravo cantaba sus “Cartas amarillas”. ¡Qué pérdida la de Nino, qué pérdida!

Pedro, nos has llegado a la patata. Personalmente me he leído tu carta tres veces y estoy por leérmela una cuarta. Un presidente del Gobierno en modo Werther no tiene precio, es romántico a niveles finales del siglo dieciocho y me quedo corto. Mira que te cuente, yo no tengo mucha idea de política porque no la entiendo y no me interesa, mal por mi parte, pero entiendo un rato largo de cartas y de amor. Lo entiendo, eres un hombre enamorado, eso lo respeto, yo también vivo trágicamente enamorado. Te entiendo, se hacen muchas tonterías cuando uno está enamorado y muchas más cuando se está trágicamente enamorado. Begoña, qué suerte tienes; guapo, listo, presidente y enamorado, aplícate y no me metas en líos. Un galán te ganaste, maja, un galán de primera. A mí la carta me ha conmovido mucho. ¿Está bien escrita? No lo sé, no soy un catedrático, pero se lee regulera porque oscila entre lo personal y lo burocrático. También te digo que esto lo estoy escribiendo el domingo y mañana nuestro Pedro saldrá de su ensimismamiento romántico para sacarnos de la intriga que nos ha devorado este fin de semana, entonces el tono igual no lo pillo del todo sin contexto. ¿Qué harás Pedro, qué harás? ¡No nos dejes, por dios, cambiaremos, te lo juramos! Queremos tener un presidente guapo, listo, presidente y enamorado. El corazón por encima de la razón, siempre.



Ya te lo digo, las emociones valen más que el sentido común. Yo, mañana, tengo cita con el médico para que me dé los resultados de los análisis esos que te hacen cuando eres ya viejo. Y si, mañana, me dice el hipocrático que no me los puede dar porque se han metido con su mujer y está muy enamorado de ella y no puede trabajar por amor y por el disgusto; yo, yo mismo, me voy a mi casa y me muero tranquilamente porque no seré yo el que se inmiscuya en el amor. A tomar por el culo mi vida y la salud, lo importante es que mi médico esté tranquilo y en su amor, coño. ¡Vamos, por dios! Lo primero es lo primero. Yo, Pedro, yo. Somos seres humanos, por favor. Igual yo, ya que te diriges a mí, aunque esté chungaleris emocionalmente tengo que ir a trabajar, pero tú no, Pedro, tú no. Reflexiona y date paseos bajo la lluvia con Begoña, un café y arrumacos, lo importante es vuestro amor. Nosotros ya estamos hechos a la inclemencia, nosotros somos contingentes. España puede esperar, ¡qué coño!, el mundo puede esperar. El corazón por encima de la razón, siempre. Tiene que haber una salida para tanto dolor, Pedro.

Y ya está la turboultraderecha vomitando patrañas sobre artimañas y trucos y todo pesa un millón. No saben de amor, no saben los fachapantanos de salvación. Ni puto caso les hagas, Peter. Solo los socialistas sabemos de amor, de toda la vida. Pregúntale a Eva Braun cuando la veas y verás, la pobre, angelica que no tuvo la suerte de que su presidente fuese guapo, listo, presidente y enamorado y escribiese cartas de amor a la ciudadanía. Son de otra pasta esa peña. Tú recomponte, usa el tiempo que necesites y atiende a la Bego, la pobre. No le desearía lo que estáis pasando ni al peor de mis enemigos. Hasta ahí me ha conmovido tu carta. Y el Avascal en Hungría, es que no tiene corazón ese hombre, no lo tiene. Como dimitas, me cojo un avión a Madrid y me pego el lunes llorando debajo de los huevos de uno de los dos leones del congreso porque esto no es justo. ¡Valeeee...! También es por si me cruzo con la Ayuso, que está de buen ver y le queda muy poco de novio. ¿Ves? El amor, Pedro, el amor. La fuerza del amor.

¡Pedro, no nos dejes! ¡Por favor, Pedro, prometemos cambiar! ¡No nos dejes, Pedro! Pedro, todos somos contingentes pero tú eres necesario.

P.D.: Tengo resacaza nivel dios y hoy no toca ladrillaco. Hoy, textito breve y saludable. Ainss... el amor, ¡qué locuelo! Si por amor me dices que dos más dos es siete, te lo concedo. El amor que solo es Roma al revés pero qué grande es el amor. El amor y las cartas a la ciudadanía, Roma y el César, la tragedia y la comedia. Me arde la patata de tanto amor. ¿Qué es la jurisprudencia frente al amor? Nada, una tía pelleja. Todo lo que necesitas es amor, Pedro.

P.P.D.: Patrón, ¿podría considerarse este textico una columna de opinión? Me estoy esforzando, que lo sepas. Poco a poco, patrón, poco a poco. Ya llegaré, te lo juro, con mucho amor.