Y llegó el día de nuestro primer concierto en los Ciclos de Rock de la discoteca San Carlos. ¡Te cagas, Torete!
¿Habíamos ensayado lo suficiente y necesario las seis o siete canciones originales que llevábamos o la versión de U2 y la de Héroes del Silencio que le impuse a los demás porque quería ligarme a una tía, no lo olvidemos? Ya te lo digo yo: ¡ni de puta coña!
Pero si, ¡vamos a ver!, pero si el grupo tenía apenas unos ocho meses de vida y ensayábamos en casa del Lolo con el batería, el Javi, el Vinagre, un grande, con un Casio PT-1 y los dos dedicos dale a caja y charles y pateando el suelo para hacer de bombo. Y eso fue todo un avance porque un par de meses antes la batería era el flexo de mi cuarto y sus muslos, su tórax y todo lo que hiciese “pum“. Ya digo, el Javi, el Vinagre, un grande.
Yo me sabía cuatro acordes, literal, y menos mal que el Lolo sí que se los sabía todos y tres o cuatro escalas. Se lo curró el Lolo, se lo curró mucho. Por cierto su guitarra Yamaha no era rosa, enteraíllo carreteras, era Rojo Crimson. ¡A ver si te enteras, graciosillo!
¡No, espera! Se me está yendo la olla, ese fue el segundo concierto, estoy hablando del segundo concierto al año siguiente. En el primero era otro batería, el... ¡Coño! ¿Cómo se llamaba, joder? Sí, mira, el que sus hermanas estudiaban fotografía y por eso hay un par de fotos de aquel tiempo. ¡Hombre, joder, sí! El... Chencho, ¡no! El Bosco, ¡tampoco! ¡El Chesco! No, tampoco, ese es otro... Perdona tío, no me acuerdo. Igual llevabas razón y soy un pedazo de gilipollas. Me disculpo. La verdad es que te curraste una pancarta para el bolo de puta madre y estabas a full con el tema pero, ya sabes, yo estaba trágico y místico, ¡estaba jodido, tío! ¡Bueno! ¿A quién coño le importa? No le importará ni al propio Suso. Tengo los dos bolos arremolinaos. De todas formas esta es mi movida y mezclo las cosas como me venga en gana, no te jode.
Da igual porque el segundo concierto también lo cabezoneé para ligarme a la misma tía; en fin, patético. Bueno, voy a ceñirme al vídeo que hay en el Youtube de aquel segundo concierto y hagamos como que es el primero porque la memoria es muy mentirosa y porque me conviene. Además, en el segundo ya estaba mi compadre el Rafa y me mola más.
Por cierto, sí que hay un vídeo en Youtube sobre aquel segundo concierto, ya te lo digo yo. Lo sé porque lo subí yo mismo, ¡eah! Sobre la cinta que contenía el primer concierto se grabó una borrachera en Marbella, esas cosas pasan. Los adolescentes se creen infinitos y no cultivan el acervo de la memoria.
Pero sí que hay un vídeo en Youtube de aquel segundo concierto. Sí, yo mismo lo subí, insisto. ¡Promoción, promoción, promoción! Autobombo para seguir ligándome a la misma tía siglos después. Era una obsesión de verdad, una pesadez, una losa como dice aquél. ¡Qué tío más pesao! Me compadezco de ese tío. ¡Bah, no te preocupes! Ya se me ha pasado la tontería, eso creo. No, sí, ya se me ha pasado.
¡Espera! ¿No estaré escribiendo todo esto para...? Jajajajajaja ¡No! Me estoy acojonando... ¡No, no, ni de coña! Te juro que no. ¡Vamos, con lo que ha llovido! Esto lo escribo por abuelo cebolletas, te lo juro y que me caiga muerto si no. ¿Lo llovido, la lluvia.., ”La lluvia gris”? ¡Ja, te pareces a Héroes!
¡Ya estamos!
De todas formas si quieres ver el vídeo vete al Youtube, si yo no me voy a mover de aquí, y escribe “Mab” y “22 de Abril”. Yo me lo estoy poniendo ahora mismico. ¡Pelazo! Todos de espaldas al público, hielo seco, ¿teníamos amplis Marshall?, actitud y solo vomitamos un par de veces antes de salir, bien. Y sí, se parece a Héroes. Para tí la perra gorda.
El vídeo del concierto (concierto, hmmm, en fin) lo grabó el Raúl Sena, el del Niño Erizo, con la cámara de su papa. Gracias tío. Por cierto, sí que fuimos nosotros los que nos bebimos el güisqui del mueble aparador el día que fuimos a verlo a tu casa, ains... el rock and roll y la tontería, jomío.
Sip, nuestro primer concierto de tres en la San Carlos. Tres conciertos en la San Carlos me costó ligarme a la tía.
¡Coño, ya he destripado el final! Sí, antes de Spoiler ya estaba destripar. Tres conciertos, si eso no es echarle ganas, que me cuenten cuentos que me duermo y se me quedan los pies fríos. Encoñao, encoñaíco vivo.
¡Cuchi! Que mientras estoy dale que dale al aporrear las teclas estoy escuchando a Los Zigarros.
A Los Zigarros, Carlos, a Los Zigarros, no a Los Bizarros, que también pero ahora no, ahora no. Deja de dar la chapa.
En ese primer concierto aprendí que para pertenecer a la escena musical jiennense había que ver los conciertos siempre, sin excusa, a la altura de la mesa de mezclas y cruzar los brazos sobre el pecho y levantar la ceja mientras tocaban otros jiennenses o los iliturgitanos o cualquier otro forastero de la provincia. Si eran grupos de fuera del Santo Reino y medio qué, molaba ponerse en plan groupie e invitar a birras para ver si se te pegaba algo. Lo tipicorro de Jaén en aquel tiempo: si viene de fuera es mejor y esta puta ciudad es una puta mierda, ni pollas.
Menos mal que gracias a cierta peña eso ha cambiado y me alegro mucho, muchérrimo. No los voy a nombrar porque yo estoy aquí para darme bombo a mí, coño, para que te enteres de mi movida y punto. Toda esa peña ya tiene tropecientos seguidores en los Caralibros y los Instagrames y los Youtubes y eso. Pero, ¡bravo!, bravo por esa peña. Ya era hora. ¡Cuchi!
Aprendí, y aquí saco bilis, que puedes parecerte cantando a Josele Santiago, al Pitos, a Roberto Iniesta, al Evaristo, al Loquillo, al Pradas, al Manolo García o a Pepito el de los palotes, pero que es imperdonable que suenes al Bunbury. ¡Eso no, coño! Porque ahí estás copiando y eres un mierdas y de qué vas subnormal y qué te has creído. ¡Cuchi, el chulico! Me vuelvo a guardar la bilis.
Aprendí que los que más hacían por los grupos, aunque no fuese del todo altruista y no siempre por la movida, estaban ahí para reírnos de ellos y hacer burlas porque patata y porque soy una estrella del rock and roll de provincias y hacemos eso. ¡Yo que sé! Rock and roll. Los cuervos sacando los ojos, gritando “nunca más”.
Pero también aprendí que detrás de tantas chaquetas de cuero y poses y melenas y tupés y crestas y rastas, por encima de tantos Boogies, Martens, Converse, pisamierdas y botas de vaquero de Cubero, detrás de tanto figurar y cruzar los brazos y levantar la ceja, había otros tíos que querían ligarse a una tía y estaban haciendo lo imposible para ello.
Aprendí, por supuesto, que la tía también podía ser una figura simbólica, un pretexto. Aprendí que la tía podía ser un padre, una madre, un hermano o una hermana o cualquier ausente o solo por las risas, que también me vale. Aprendí que esos tíos buscaban estar, ser, existir y se juntaban y montaban bandas y se dejaban los cuernos. Esos tíos, como yo, creaban tribus con sus símbolos y sus uniformes, o los adoptaban o copiaban, qué más da, porque no estaban seguros de que nada de lo que pasaba estuviese bien o, al menos, no les convencía. Igual estaban tan rotos o más que yo y también necesitaban curarse. Esos tíos estaban en guerra y la distorsión o el chorus eran su grito de batalla. Esos tíos estaban en guerra, como yo, y su campo de batalla era la San Carlos y las fiestas de los pueblos y sus campamentos los locales de ensayo. Esos tíos y yo teníamos mucho en común aunque nos negásemos las caras, como tiene que ser.
Aprendí que esos tipos también estaban gritando: ¡Eh, qué estoy aquí y tengo mucho que decir, cojones!¡Eh, qué es importante!¡Eh, me cago en tu puta madre!¡Atiende, joder!..
P.D.: Igual a algunos solo les gustaba tocar, podría ser. Hay gente para todo.
P.P.D.: ¡Siiiiiii, ya sé que también había tías en los grupos de Jaén, coño! ¡No te jode! ¡Claro qué lo sé! Y no me tiemblan las canillas al asegurar que eran mejores músicos que la mayoría de nosotros. ¡No te jode! Cualquiera que haya vivido en esa época lo sabe. ¡Qué te acuestes! Mira, no voy a entrar en discusiones que no llevan a ninguna parte. Solo digo una cosa y punto, esta es mi movida y la estoy contando yo y como resulta que soy un tío que quería ligarse a una tía montando una banda de rock, pues es lo que hay. A comer orejas al Navas, que están muy ricas.