Esta mañana, mientras tomaba un café, escuchaba en las noticias que una guitarra acústica del malogrado líder de Nirvana, Kurt Cobain, alcanzaba en subasta los 6 millones de dólares de precio. Y aunque pueda parecer una boutade, poco me parece.
La sensación de tener en las manos algo que estuvo en las manos de Cobain, debe ser una sensación indescriptible, un cambio de cuarta pared para estar en el mismo escenario que el autor.
Esta sensación, tan fuerte, tan emocional, y solo imaginarla, me produjo ver el manuscrito de las Nanas de la Cebolla, escrito en un humildísimo papel, a lápiz, de la mano del mismísimo autor, con sus correcciones, pequeños tachados y borrones que muestran como destilaba su arte, afinando los versos.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
O poder tener en las manos el dibujo del rostro de Miguel Hernández, el universal retrato que le hizo Antonio Buero Vallejo, en prisión. Compañero de celda. Yo desconocía la autoría del dibujo, Antonio Buero Vallejo, antes dibujante y más tarde dramaturgo universal, al que venero desde mis tiempos de instituto en que representamos El Tragaluz.
Y todo esto lo he visto en el excelente trabajo de los compañeros de Extra Jaén sobre el legado de Miguel Hernández que custodia la Diputación Provincial de Jaén. Un trabajo que les recomiendo intensamente.
La Diputación que se hizo con todo el legado del poeta, aprovechando la indolencia alicantina que lo mantenía languideciendo en la caja de un banco. La Diputación que custodia en condiciones perfectas todo lo que se conserva de su vida y obra, y que adquirió a sus herederos por 3 millones de euros.
¡¡3 millones de euros!! Si me parece una cantidad simbólica, diría que hasta ridícula.
Si la guitarra de Cobain vale 6 millones de dólares, ¿Cuánto vale uno solo de los legajos que se custodian en Jaén de Miguel Hernández? ¿Cuánto vale ese humilde papel donde están manuscritas las Nanas de la Cebolla?