Mis amores

Juan José Gordillo

Versos de lo cantado (Mis amores treinta y uno)

En ese mismo reino utópico en el que los reyes serán elegidos democráticamente los viejos poetas estarán tan de actualidad como los nuevos

Este tiempo pasado, tan lluvioso, de tantos días con sus noches, tiene sus pros y sus contras. El beneficio principal de este despiporre meteorológico garantizará más aceituna sobre los mantones el próximo año, algo más de agua para el ganado estabulado, menos bombas de agua clandestinas en las riveras de los ríos, más fotos de cataratas fluviales en Instagram y de espárragos trigueros en las cocinas de TikTok. El agua es la condición para vivir y vivir es una impostura incesante incluso cuando la vida está amenazada de muerte y tristeza.

Y, por contra, el principal inconveniente de este tiempo desordenado, ya lo puede ver usted que me lee, este aire depresivo inacabado que transpiro por tal exceso de humedades. Debo pertenecer al diez por ciento de españoles, incluidos los de primera generación, que se vienen abajo con tanta lluvia y paraguas. Denominan a este estado como TAE, trastorno afectivo estacional, que es leve afortunadamente. A mi me viene afectando, lo confieso, a la hora de encararme con este artículo mensual para el Extra. Cuando se iniciaron las lluvias, tímidas y breves al principio de marzo, noté los primeros síntomas en mi producción laboral y en la administración de mi ocio. Desatendí por fútil quehacer, revestido de cierto pasotismo, mis obligaciones en la atención a los artistas que vendrán a las próximas jornadas de septiembre, de las que soy responsable civil, dejándolos en un limbo contractual que me importó un bledo. Simplemente, he comprendido ahora, la lluvia era la causa de semejante postración y así se lo he hecho saber a los damnificados representantes de cancionistas. En su respuesta, no esperaba nada a cambio, no se han movido un ápice de sus exigencias por lo que deduzco que carecen de estos trastornos temporales, ajustados a una estación solo, y que la cultura está en manos de gente imperturbable a las amenazas climáticas en general y al mayor o menor uso del chubasquero en particular. Eso sí, si llueve y suspendes nos las veremos en un juicio. Impertérritos managers.

Así que he decidido darme a la lectura de textos poéticos que aguantan mejor que la prosa los ambientes grises sin esperanza de las mañanas y los atardeceres grises desesperanzados. Si bien es cierto que hay poetas que te invitan a cortarte las venas y que la muerte y el suicidio tuvo muy buena rima, y acento bien medido, en algún tiempo, yo tengo gran confianza en el poder amoroso y optimista de la poesía hasta el punto que en el país utópico que llevo dentro, como cada uno lleva el suyo, la poesía se administrará en las farmacias, gratis, escrita en esos pliegos, prospectos, que acompañan a todas las medicinas habidas. A diferencia de estas sábanas de letras microscópicas las poesías vendrán escritas en formato legible y en papel a prueba de dobleces y embestidas. Deberá ser poesía de calidad, imperecedera, sin más fecha de caducidad que la que nos puedan otorgar, por su propia naturaleza, los días soleados y azules tan contrarios a los grises de este marzo que se fuga.



En ese mismo reino utópico en el que los reyes serán elegidos democráticamente los viejos poetas estarán tan de actualidad como los nuevos pero sometidos todos ellos al principio de intolerancia ripiosa, con excepción de la medicación poética infantil que de sobra ha demostrado tolerar estos recursos, si bien, sin abusar. Como ejemplo "Aqui te espero, / poniendo un huevo", / me dio la tos / y puse dos. / Pensé en mi ama, / ¡qué pobre es! / Me dio penita.../ ¡y puse tres!  En las dosis para adultos se prescribirán otros de la misma autora tal que:  Que me dejo la linfa en lo que escribo, / me caigo de la rama de la rima / asalto la trinchera de la angustia / me nombran su héroe los fantasmas, / me cuesta respirar cuando termino. / Sale caro señores ser poeta,  que deberá administrarse en los casos de exceso de entusiasmo y actividad, por ejemplo, con el fin de estabilizar el ánimo. Gloria Fuertes, para todos.

Como sucede con la enorme dificultad cognitiva que contienen los prospectos de la medicina al uso, que los hace odiosos y antipáticos, los del país utópico serán todo lo contrario. No se prescribirá la poesía surrealista, la simbólica lo será solo en caso de pacientes muy instruidos, se preferirá la poesía castellana en general y la proveniente de otras lenguas se administrará en la vernácula y en versión traducida por respeto y lealtad a su autoría.  Paraules de amor, tan canción como poema y viceversa, será muy usada contra los primeros síntomas de pérdida de memoria sentimental, dadas sus altas dosis contra el olvido total, y podrá leerse en las dos lenguas peninsulares:


Però sovint en fer-se fosc,                  Pero cuando la noche cae
de lluny m'arriba una cançó.               oigo lejana una canción
Velles notes, vells acords,                   viejas notas, viejos acordes
velles paraules d'amor…
                     viejas palabras de amor.


Y habrá mucho uso de canciones tan poéticas como esta porque ya en ese reino popular y utópico la Academia de la Lengua, que por coherencia con el título del reino llevará por nombre el de Academia Republicana de la Lengua, habrá admitido entre sus integrantes a quienes decidieron cantar versos en vez de, o además de, escribirlos en los papeles de instrucciones, como, por ejemplo, Serrat y Sabina. De este último, a cuya firma como Joaquín Sabina se añadirá siempre (y entre paréntesis ) el flaco de Úbeda, se elegirán algunos versos antiguos, raros, poco conocidos, escritos en su época londinense, cuando todavía los coches circulaban por la derecha, o recién aterrizado nuevamente en España tras esa época, como este tan breve que recuerdo:


Ahora que no estás

el dolor deja paso a una antigua tristeza,

va cayendo la noche,

nadie llama a mi puerta,

y me duerme el silencio como una madre buena.

 

Dada su sorprendente autoría, su distancia sideral con los versos más conocidos del cantante, estos cinco versos, combinados con otros más largos y excelsos de Neruda o Lorca, podrán recetarse para los casos de insomnio leve por causas de melancolía y soledad. En ese tiempo y país utópicos la poesía vencerá a este terror presente de imágenes falsas, de mensajes burdos y embusteros, con afán por convertir el presente en un lugar árido y encanallado. Paradógicamente, un país este, el nuestro, que a pesar de todo eso, trazada la perspectiva histórica, sería verdadera patria utópica para aquellos que nos precedieron y que dieron su vida defendiendo una república legítima y democrática.

 

Pero no. Que mañana

lo que nunca encontraste

puede estar aguardando por ti en cualquier esquina