Difícil se hace en estos días escribir de cualquier cosa más allá de la inmensa tristeza que asola nuestro país. La devastación y la privación de vidas nos sobrepasa. La cifra de pérdidas estremece pero los datos aún desconocidos de personas desaparecidas es sobrecogedora. Ahora no es momento de análisis, es el momento de la solidaridad y el apoyo. Ya enfrentaremos el tiempo de cuestionar, y desgraciadamente creo que va a dar para miles y miles de páginas el antes y el después de las mayores inundaciones y riadas de nuestra historia documentada en esta sociedad acomodada.
Por otra parte, y si salir de la actualidad, he preferido que también pasaran días, porque la prisa no es nunca buena consejera, para escribir sobre el tema que era portada antes de la desgracia consecuencia de la DANA que lo llevó a segundo plano.
En el mismo momento en el que saltó a primera página la dimisión del político de primera línea, Iñigo Errejón, algo olía a podrido. Quienes somos de letras lo conocemos bien, “excusatio non petita, accusatio manifiesta”, no había duda de que esa justificación basada en todo lo externo y etéreo nunca imputable a él escondía una bomba de relojería y estallaba pronto.
Saltaron las primeras noticias ese mismo día, sorpresivas y que hacían ponerme en que todo iría a peor y mis sensaciones se han visto cumplidas. No sólo hemos descubierto al monstruo que lleva dentro sino que el cuestionamiento a la mujer víctima y el circo alrededor se han convertido en otra verdadera manada.
El agresor sexual con cara de niño, el de los chistes de primera comunión. En palabras de su antigua pareja, “el buen novio” preocupado por la salud mental y el feminismo, vuelve a esconder un depredador. Me sorprenden aquellas voces que aún creen que deberían tener signos externos inequívocos, que se salen de la norma, que su maldad les crea un áurea visible y es fácil distinguirlos y por tanto defenderse de ellos. Pero más me inquieta la utilización que se está realizando de las víctimas, circo y pan. Pan y circo.
No hace falta leer más de un párrafo de cualquier estudio serio sobre agresiones sexuales para saber que se producen en su inmensa mayoría, rozando el 80%, por el entorno cercano de amigos, maridos, novios, entrenadores, maestros o tíos. Son minoritarios los casos de extraños o manadas, y aquí incluyo a las realizadas por inmigrantes en su más peyorativa acepción. En el caso de nuestro político parece que la sorpresa viene dada porque parecía buena persona. Y era feminista.
Y Errejón, merece la airada respuesta de la sociedad y esperemos que en breve de la justicia, esto y más. Pero me hubiera gustado también oír las voces foribundas frente a las innumerables denuncias que se realizan contra miembros de la Iglesia Católica, no las he oído. O ante los empresarios que solicitaban chicas menores de edad para violarlas y se van a ir tras su juicio en Murcia con una charlita y el propósito de ser buenos (curiosamente las únicas que van a entrar en prisión son las mujeres que estaban enjuiciadas) o alzar la voz frente a las graves acusaciones que recibió Plácido Domingo que fueron minimizadas y acalladas de forma inmediata para a continuación recibir una de las mayores ovaciones que ha tenido en su carrera. No, aquí muchos que ahora se rasgan las vestiduras no dijeron ni mu. Nunca han defendido ni creído a las mujeres. Fariseos. Demagogos. Frente a ellos, las mujeres han tenido que hacerse fuertes en el anonimato y apoyo de las redes y quien ha sido atrevida para poner su nombre se está viendo inmersa en todo tipo de descalificaciones.
Se abrió la veda frente a las víctimas, que hacían en su compañía, que horas eran, por qué no cerro las piernas, o porque no estaban en su casa con sus hijas. Si das una vez consentimiento, ya pueden disponer de ti y tu cuerpo, y la sociedad, los medios o la justicia te lo grabarán a fuego. También se creen con derecho. El caso Nevenka, tan de actualidad, lo relata bien, hasta se manifestaron en contra de la víctima.
La utilización de la mujer y la verdadera manada que acecha en las esquinas continúa incólume, ahora lo hemos visto en el caso Errejón donde se buscan réditos políticos, pero en la inmensa mayoría de los casos las mujeres son silenciadas o cuestionadas. No interesa su sufrimiento. Pan y circo. Circo y pan.