Régimen Abierto

Antonio Avendaño

El 19-J del PSOE de Jaén: ¿susto o muerte?

Es innegable que un buen número de los platos pagados por el PSOE de Jaén los ha roto Pedro Sánchez

 El 19-J del PSOE de Jaén: ¿susto o muerte?

Foto: EXTRA JAÉN

El PSOE de Jaén en la noche electoral.

Si la película de Juan Manuel Moreno sobre la jornada electoral del 19 de junio no podría haberse titulado de otra forma que ‘Mejor imposible’, la de los socialistas andaluces en general debería llamarse ‘Peor, imposible’ y la de los socialistas jienenses en particular ‘¿Qué he hecho yo para merecer esto?’.

Chuflas aparte, los devastadores resultados del domingo han dejado noqueado al partido que hasta hace pocos años ostentaba la primogenitura indiscutible en el orden de preferencias políticas de los andaluces, y muy particularmente de los jiennenses.

Si en 2018 el PSOE volvió a vencer con holgura al Partido Popular en la provincia –112.000 votos y el 35 por ciento frente a 73.000 y el 23 por ciento–, en los comicios de esta semana ambos partidos han intercambiado papeles: el PP gana por un amplísimo margen –135.000 y el 42 por ciento votos frente a 86.000 y el 27 por ciento– y deja a los socialistas de Francisco Reyes en una situación virtualmente comprometida de cara a las municipales del año que viene.

Será entonces, en la batalla de la primavera de 2023, cuando se dirima verdaderamente si lo sucedido el domingo pasado fue susto o fue muerte. Los medios conservadores y el propio PP no cesan de proclamar, obviamente, que Pedro Sánchez, Juan Espadas, Paco Reyes… están muertos, pero eso está por demostrar. Asustados sí que están, y mucho, por lo que les espera una difícil recuperación hasta recuperar su estado normal, pero las municipales tienen entidad propia y los dirigentes socialistas confían en que la conducta de los electores sea muy distinta de la habida el 19-J.

Reyes y su gente deben tener la sensación de haber pagado el 19-J platos que han roto otros. Puede que sea cierto, pero en política también sucede muchas veces lo contrario: que a uno le cuelgan en la pechera galones que no ha ganado; así que dejémoslo en empate: las que entran por las que salen y las mansas por las que topan.

Es innegable que un buen número de esos platos pagados por el PSOE de Jaén los ha roto Pedro Sánchez, cuyas alianzas parlamentarias han esquilmado el granero del sur.

Esquerra Republicana, Bildu y la facción cabra de Unidas Podemos han ido adelgazando, aun sin pretenderlo, la cosecha socialista de décadas, y no para apropiársela ellos sino para depositarla en los hambrientos silos del Partido Popular. Ya procurará Moreno no defraudar a esos 100.000 votantes socialistas que –se dice– emigraron provisionalmente al PP el 19-J.

¿Qué hacer? No rendirse, claro. Pero aparte de eso, ¿qué? Los alcaldes socialistas no olvidan que en 2011 muchos de ellos fueron desalojados porque el electorado estaba firmemente decidido a castigar a José Luis Rodríguez Zapatero; como tampoco olvidan muchos alcaldes populares que 2015 pagaron los platos que había roto Mariano Rajoy.

El susto del 19 de junio se convertirá en muerte el 28 de mayo de 2023 si el Gobierno de España no levanta vuelo y sigue suscitando más antipatías que simpatías: recuérdese que las encuestas nacionales constatan una erosión sostenida del PSOE paralela a una mejora significativa de las expectativas del PP. Mientras la economía iba bien, el electorado socialistas podía estar dispuesto a perdonárselo todo a Pedro Sánchez; cuando se ha torcido y tiene pocos visos de ser enderezada, hay que culpar a alguien, y quién mejor que a aquel que graciosamente atribuía a sí mismo los méritos cuando las cosas iban bien.

Paco Reyes y los suyos tienen, por supuesto, que ponerse las pilas y olvidarse, en primer lugar, del argumentario cargado de pamplinas que ha ideado Ferraz para justificar la derrota en Andalucía, poniendo cara de no haber roto ningún plato en su vida. Los alcaldes socialistas no han logrado mover de su casa al electorado para que acudiera a las urnas. No era fácil, pues, más allá de una cierta simpatía que viene de lejos, a los votantes del PSOE les faltaban alicientes para votar en unas elecciones que sabían de antemano que estaban ganadas por la derecha. Como en las municipales suceda lo mismo, el susto del PSOE se habrá convertido en muerte.