Demoledor para la izquierda el sondeo preelectoral del CIS sobre Andalucía conocido ayer jueves. Súbitamente –los jueves, milagro– los medios conservadores han dejado de decir que el CIS de José Félix Tezanos es la voz de su amo Pedro Sánchez, a quien, por lo demás, nunca le reprocharemos bastante el ciego y contraproducente ventajismo de haber puesto al frente de la institución a un miembro –cualificado pero miembro– de la Ejecutiva Federal del Partido Socialista.
Aunque Tezanos haya puesto de su parte, su nombramiento mismo ya puso innecesariamente bajo sospecha al CIS. Hace de eso apenas cuatro años, cuando Pedro todavía era SuperPedro. La encuesta de ayer del CIS mata al presidente: si el 19 de junio los resultados electorales se parecen a la letal predicción del instituto público de encuestas, los días de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno central puede que estén contados: una derrota por goleada en Andalucía cono la augurada por Tezanos sería el preludio funeral de lo que vendría en España. Aun así, a los socialistas les queda una doble esperanza: que el CIS viene fallando bastante en sus proyecciones y que Pedro es especialista en que lo maten y a continuación resucitar.
En un artículo publicado en estas mismas páginas el pasado 25 de febrero y titulado con la pregunta ‘¿Jaén se ha vuelto de derechas?’, respondíamos ambiguamente con un “digamos que sí y que no”. Así cualquiera acierta, claro. Comentábamos entonces una encuesta del grupo editorial Publicaciones del Sur cuyos resultados no andaban muy alejados de los que ahora da el CIS y explicábamos en estos términos por qué a la pregunta de si Jaén se había vuelto de derechas cabía contestar que sí pero también que no:
“Sí, si la participación electoral es baja y no si la afluencia a las urnas se pone por encima del 70 por ciento. El reto del PSOE y de su líder Juan Espadas es sacar a los votantes socialistas de sus casas. Es pronto para arrojar la toalla dando por segura la derrota, pero empieza a ser tarde para reactivar a un electorado que no acaba de salir de su modorra. Jaén todavía no es de derechas, pero si PSOE y Unidas Podemos –sobre todo el primero– no se ponen las pilas, pronto lo será”. Pues bien: la sentencia del CIS sugiere que ya es tarde.
En 2018, los socialistas obtuvieron en Jaén un 35 por ciento de los votos y 4 escaños. El PP logró 3 y el 23 por ciento, Cs 2 y el 16 por ciento, Adelante 1 con el 12 por ciento y Vox también 1 con casi el 9 por ciento. Solo tres años y medio después, PP y PSOE invierten sus posiciones según el CIS: 35 por ciento para los populares y 22 por ciento para los socialistas. Por Andalucía conserva el diputado de 2018, Vox podría llegar hasta 2 y Jaén Merece Más –sería noticia provincial de alcance– podría entrar en el Hospital de las Cinco Llagas con 1 escaño. El brioso movimiento localista que ya se materializó electoralmente en Aragón y en Castilla lo hace en la provincia andaluza más ‘castellana’, donde el olvido institucional empieza en pagarse en votos contantes y sonantes, una moneda que cotiza al alza en el parqué de la política pero que hasta ahora apenas había tenido circulación en Andalucía.
Ni de lejos cabe pensar hoy por hoy que la participación vaya a acercarse el 19-J a ese 70 por ciento que sería síntoma de una movilización del voto de izquierdas que no se detecta por ninguna parte. Una Andalucía donde las derechas se aproximarían al entorno los 70 diputados habría sido inverosímil hace solo cuatro años. ¿Qué ha pasado? En el caso de las formaciones situadas a la izquierda del PSOE no es difícil adivinarlo: la falta de fiabilidad institucional, la división interna y el encarnizamiento partidista les harán pagar una factura onerosísima.
En el caso de los socialistas, el diagnóstico es más complicado. Es significativo que el PSOE de Jaén –la provincia andaluza tradicionalmente más socialista junto a Huelva y Sevilla– esté tres puntos por debajo de la media del 25,2 por ciento que, siempre según el CIS, logra el partido en toda Andalucía en su conjunto. Sucede que el sentimiento de agravio y olvido de la provincia lo pagan los socialistas, no los populares, pero también que a estos últimos favorece la mirada muy crítica de una franja de electores socialistas hacia los aliados independentistas que sostienen el Gobierno de Pedro Sánchez. Tácito o militante, el españolismo del votante socialista andaluz no ayuda precisamente a Juan Espadas, que ciertamente no tiene culpa directa de lo que sucede allá en Madrid, a 500 kilómetros de Sevilla, pero a quien le perjudica el mal momento de las siglas PSOE, del mismo modo que, en caso contrario, le beneficiaría sin haber tenido mérito en ello.
Añadamos con cierto afán justiciero que no todo son deméritos de la izquierda: el buen cartel político y personal que tiene el presidente Juan Manuel Moreno entre un elevado porcentaje de votantes socialistas tendrá, según el CIS, una influencia decisiva en la conducta de los electores el 19 de junio. Desahuciado el 1 de diciembre de 2018, a Moreno le tocó al día siguiente el premio gordo del poder, pero, al contrario que compañeros suyos como María Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha o José Antonio Monago en Extremadura, él sí supo invertir con prudencia y buen tino aquella millonada, y ello a pesar incluso de haber tomado la fortaleza de San Telmo con la ayuda de los jenízaros de Santiago Abascal, sultán inverso pero no menos autócrata ni menos ajeno a la clemencia que los fieros titulares de la Sublime Puerta.
Redacción
Régimen AbiertoLa sentencia del CIS: Jaén ya no es de izquierdas
Al PSOE le queda una doble esperanza: que el CIS viene fallando bastante y que Pedro es especialista en que lo maten y a continuación resucitar
Foto: CIS
Voto de la provincia de Jaén según el CIS