Mitin perturbador de Macarena Olona el Día de Andalucía, en el Muelle de la Sal de Sevilla, ante una multitud entregada y con más banderas españolas por metro cuadrado que en la ciudad de Burgos en el año 36. Banderas al viento de Andalucía y banderas hasta en la vestimenta: en las mascarillas, en los pañuelos, en los calcetines, en las camisetas, en los jerséis, en las americanas, en los chalecos acolchados. Olona insiste en proclamarse andaluza por la sola razón de ser diputada cunera por Granada, de donde se deduce que los de Vox son como los de Bilbao, que nacen donde le da la gana, ¿pasa algo?
Revisar el vídeo publicado en la cuenta oficial de Vox resulta acongojante. En él se ve a una Macarena con el mentón erguido, mirando con ojos firmes y serenos al cielo de Sevilla, tal vez al palacio de San Telmo, hablando a los suyos ante un abyecto cartelón con el logo del PSOE, las efigies de Chaves y Griñán y la leyenda ‘Devolved lo robado’: vil atrezzo del autobús de Vox que el Partido Socialista aún no ha denunciado ante la Fiscalía. Olona directa. Olona descarnada. Olona brutal. Olona integrista. Olona contra Mahoma. Olona dispuesta al holocausto en defensa de la cruz. Olona contra el pañuelo musulmán. Olona contra los moros. Olona contra las moras: no por su raza, dice, sino por su cultura. Olona contra los moros y contra las moras pero no por ser morenos, sino solo por ser moros y moras. Olona en defensa de la civilización occidental. Olona desencadenada. Olona puro Trump, puro Bolsonaro y pura Le Pen. Pura extrema derecha, ¿pasa algo?
He aquí una fragmento de la intervención reproducida en el vídeo:
“Si importas inseguridad, si importas culturas que son incompatibles con la igualdad de las personas, tienes desigualdad en las calles españolas y eso no tiene que ver con la raza. Son unos verdaderos manipuladores quienes nos llaman racistas, lo que decimos tiene que ver con la cultura y con la integración, y en España, con mis leyes y con mi cultura, mandamos nosotros. Es nuestra casa, alguien tiene que defenderla. No hay mayor síntoma de sometimiento de una mujer que obligarla a tener el cabello cubierto por un velo. Soy libre, soy española, soy madre, soy hija, soy hermana, soy andaluza… Defendemos los valores occidentales, desde luego, por eso, cuando hemos visto cómo la Junta ha autorizado el derribo de nuestras cruces cristianas en Andalucía, podéis tener muy claro que por cada cruz que se derribe alzaremos 50 porque son nuestra raíces, 50 cruces cristianas por cada cruz derribada”.
Hace bien el secretario general de los socialistas andaluces, Juan Espadas, en ponerse pesado preguntando una y otra vez al presidente autonómico si está dispuesto a pactar con Vox y a darle entrada en su Gobierno. Es difícil saber qué piensa al respecto el autoproclamado Príncipe de la Moderación Juan Manuel Moreno: su respuesta hasta ahora viene siendo ‘ni sí ni no sino todo contrario’, por eso Juan Espadas Cejas no debe cejar en su empeño de preguntar una y otra vez lo mismo. Tenemos derecho a saber si alguien como Macarena Martillo de Infieles y Granaína de Pro ocupará plaza de vicepresidenta en un futuro Gobierno de Andalucía.
La última encuesta sobre estimación de voto en Andalucía la publicó el pasado 28 de Febrero el digital Vozpópuli, realizada por la empresa andaluza de opinión pública Estudio Sociopolítico Anual realizado por Deimos Estadística, le otorgaba entre 38 y 41 escaños al PP y entre 23 y 24 a Vox; en total, hasta un máximo 65 escaños, 10 por encima de la mayoría absoluta. El PSOE podría mejorar su resultado de 2018 y llegar a los 35 escaños, Cs se hundiría con 3 escaños y lo mismo les sucedería a las otras izquierdas: 8-11 diputados para Unidas Podemos y 1-2 para el Adelante de Teresa Rodríguez.
Todas las encuestas publicadas coinciden: el PP sería la fuerza más votada pero quedaría muy lejos de la mayoría absoluta y necesitaría a Vox para gobernar. Y la posición oficial de Vox es bien conocida: basta de acuerdos parlamentarios, quieren gobernar. Por eso es tan importante lo que pase en Castilla y León en las próximas semanas, porque marcará la pauta de lo que habrá de suceder en Andalucía unos meses después.
Mañueco quiere ser presidente, aunque sea con Vox en el Gobierno; Alberto Núñez Feijóo parece que no quiere que el PP gobierne con los ultras pero no lo sabemos a ciencia cierta; y Moreno es seguro que no quiere porque ello perjudicaría sus expectativas electorales y daría alas a la temida participación de la izquierda. Ninguno de los tres ha hablado claro hasta ahora. Por eso Espadas no debe dejar de preguntar. ¿Se compromete usted a no hacer vicepresidenta de Andalucía a Macarena Olona? La pregunta es sencilla, pero Moreno no tiene prisa en contestarla: sabe que a día de hoy el precio de no responder es mucho más bajo que el precio de hacerlo.