Sobre nuestras piedras lunares

Manuel Montejo

Cuentistas

Una deuda perpetua es aquella que no tiene obligación de devolución ni fecha de vencimiento establecida

La semana pasada, el acalde de Jaén y su socio de gobierno de Jaén Merece Más se fueron de viaje con la intención de conseguir medidas financieras excepcionales que paliasen la paupérrima situación del Ayuntamiento de Jaén. Se reunieron en Madrid con una alta representante del Ministerio de Hacienda y reclamaron para Jaén las medidas que supuestamente prometió el PSOE a JM+ durante su negociación de la moción de censura hace unos meses. Sin embargo, el resultado fue una "máxima decepción", ya que el Ministerio no movió un dedo y se mantuvo en la misma línea de los últimos años: adelantar las transferencias a cuenta, refinanciar la deuda y postergar los pagos de intereses.

Hasta aquí el paripé público, un cuento muy bonito y todo un ejercicio simplista de cara a la galería que no sirve absolutamente para nada. Porque, y seamos serios, si ya era un cuento la negociación de la moción de censura (por parte del PSOE y de JM+), más lo eran las medidas que se pusieron encima de la mesa, caramelos para tener algo de lo que hablar (especialmente la ocurrencia de la quita, que casi da la risa) y más esperpéntico es ahora, rizando el rizo, hacerse un viajecito a Madrid para solicitar esas "medidas inventadas", a sabiendas de que lo son, para escenificar posteriormente que todo es un cuento, incluida su "decepción y asombro". No hace falta detenerse a explicarlo porque todos ustedes habrán pensado lo mismo antes que yo. La única pregunta que surge es: ¿a qué juega esta gente? ¿Es seguro poner la ciudad en manos de estos cuentistas? Y a continuación llega uno a una conclusión más preocupante: si siguen contándonos este tipo de cuentos y sólo se dedican a representar pantomimas, ¿se piensan que somos tontos?



Son sabidos los problemas económico-financieros del Ayuntamiento. Y los conocemos porque desde hace casi 20 años, unos y otros no hablan de otra cosa. Es la cantinela continua cada vez que se necesita o se reclama algo para Jaén; es el cuento de nunca acabar para justificar la falta de actividad del Ayuntamiento y es la excusa perfecta que se aprende uno cuando cruza el umbral de Plaza de Santa María 1. Y lo grave para nosotros, más allá de la responsabilidad de todos los que nos han gobernado las últimas dos décadas (que las hay y hay que depurarlas), de las excusas y falsedades que nos han regalado durante este tiempo ("la deuda es de ellos" o "de los otros"; "han dejado facturas en los cajones"; etc.) y de que todos han usado esta situación para ocultar el enriquecimiento de unos pocos a costa de Jaén, es la falta de verdad, de análisis y de soluciones reales sobre el problema.

La economía municipal se basó durante años en los beneficios de la Gerencia de Urbanismo, construyendo y urbanizando, muchas veces sin planificación y siguiendo intereses personales, para llenarse los bolsillos y contribuyendo a esa burbuja que tan cara nos salió. Así se pagaban las pérdidas que generaban las dos otras patas del modelo: las privatizaciones de gran parte de los servicios, que aumentan el gasto municipal pero permite dar negocio a empresas amigas que después siempre prestan favores (aquí o en otro sitio), y el aumento desproporcionado de la plantilla, que asegura un voto cautivo importante. Además, los beneficios urbanísticos permitían sufragar todos los gastos culturales, deportivos y de eventos que mantenían la actividad y la "vistosidad". Este modelo, que empezó el PSOE en los 80, lo perfeccionó el PP en los 90 y la primera década del siglo. No había más en una pequeña ciudad de interior a la que se le fue quitando cualquier otra fuente de ingresos.

La deuda aumentó aunque al principio en poca cuantía: en los 10 años de mayorías del PP, del 96 al 2007, fue de 228 millones de euros. Y la plantilla, que en 1996 era de 700 empleados, pasó en dos años a 1400. En 2007, el PSOE, que conocía de sobra el modelo, llevó a IU a sumarse a la fiesta, pensando en seguir llenando bolsillos pero el modelo urbanístico estaba agotándose, los beneficios empezaban a escasear y, al final, le estalló la crisis aunque, con la misma agudeza que ZP, negó los problemas y mantuvo el gasto sin importarle nada más, mientras los ingresos caían, tirando de inversiones, subvenciones y planes E. Así, la deuda en 4 años fue de 251 millones.

Por eso volvió el PP, aunque sin más solución que aumentar la deuda para que pagaran los que llegaran atrás. Y así inventó, con la colaboración del jiennense Cristóbal Montoro, el modelo que tenemos ahora: postergar los pagos, refinanciar la deuda hasta hacerla eterna y más elevada, aumentar las privatizaciones y mantener la plantilla, que va menguando a base de jubilaciones. Por eso, en el primer mandato de De Moya la deuda aumentó 210 millones. Cuando terminó el mandato de Márquez, en el que se hizo exactamente lo mismo, se llegó ya a una cifra impagable e inasumible. La vuelta del PSOE de Julio Millán no aportó ninguna novedad y la deuda siguió aumentando, hasta cerca de 600 millones, siguiendo ese modus operando de no pagar y aumentar los intereses de una deuda que casi se ha convertido en perpetua.

Una deuda perpetua es aquella que no tiene obligación de devolución ni fecha de vencimiento establecida, por lo que se va reembolsando el crédito cuando se considera oportuno. Eso sí, mientras no se pague ese crédito habrá que pagar intereses, cuyo tipo será más elevado que el de mercado por el alto nivel de riesgo del acreedor. Y en eso se está convirtiendo nuestro Ayuntamiento: tiene una deuda que nunca va a pagar, se limita a ir pagando intereses, que van aumentando año tras año, y a seguir engordando su deuda. Y todo lo demás que nos cuentan son eso; cuentos.

El equipo de gobierno actual, el PP y JM+, han optado por el mismo plan. Del PP no nos puede sorprender; es el suyo desde hace 15 años para esta ciudad. De JM+ se esperaba otra actitud. Una vez que se conoce la situación financiera del Ayuntamiento y dónde están los problemas, lo primero sería no mentirnos y lo siguiente sería presentar algún plan que no sea seguir hacia delante como hasta ahora. Porque, si resulta que no tienen ninguna solución para el principal problema de su mandato, que va a determinar su actividad política, ¿para qué se han presentado?

El alcalde no puede alegar desconocimiento o sorprenderse de lo que le diga el Ministerio. Además de ser anteriormente cargo de la Junta de Andalucía, de conocer los mecanismos legales de la financiación pública, pertenece a un partido que conoce y controla las cuentas municipales desde siempre. Igual a su equipo de comunicación y marketing le resultó "ocurrente" el cuento del viaje a Madrid pero también podría haber hecho el teatrillo con una llamada o un Whatsapp en directo en una rueda de prensa. Sólo se echa en falta que alguien les pida a unos y otros que dejen de utilizar la "excusa" de esta deuda perpetua, cierta y conocida, que han convertido en herramienta política fundamental para justificar la falta de cumplimiento de todas las promesas realizadas, culpando a otros de lo que sólo corresponde a uno mismo. ¿No se presentó el Alcalde precisamente para solucionar la "deuda", el "derroche" y la "mala administración"? Si no tiene soluciones a estos males, solo debe reconocerlo y dimitir. Pero resulta más cómodo sorprenderse ahora, echar la culpa a otros y lamentarse de que ya no podrá hacer aquello que pretendía hacer, porque, como ya sabemos, "hablar es muy fácil; lo difícil es hacer lo que se dice".

Entre tanto cuento y tantos cuentistas, lo único cierto es la moraleja de toda esta historia: la deuda ya es perpetua; ni se paga ni se va a pagar. Sólo sirve como excusa para seguir con el mismo modelo, que es lo que no se cuestiona. Se mantiene la plantilla y no se reforman los servicios, se mantienen, y aumentan las privatizaciones, se pierde dinero en beneficios para empresas que trabajan mal, nuestros impuestos se destinan a inversiones inútiles y mal realizadas y, mientras unos cuantos viven bien, gran parte de la ciudad, con la que se está en deuda, tanto ciudadanos como empresas, sigue con problemas. Es la excusa perfecta de una deuda muy útil que a todos interesa.