Sobre nuestras piedras lunares

Manuel Montejo

Somos Jaén

Este ha sido un fin de semana triste para el balompié jaenero

Este ha sido un fin de semana triste para el balompié jaenero, en el que los dos equipos señeros de nuestra ciudad, en fútbol y fútbol sala, han acabado su temporada, aunque, a pesar de que las comparaciones son odiosas y las circunstancias muy diferentes en ambos clubs, el final haya sido de forma totalmente diferente.

El Real Jaén ha repetido una historia que ya conocemos; "lo de siempre". Y cuando año tras año se repiten los errores y se acumulan las decepciones, queda claro que el problema del campo no es más que un reflejo de los problemas fuera de él y hasta que no se solucionen, mal vamos. Por su parte, el Jaén Fútbol Sala ha despedido, de forma agridulce, una temporada histórica. No se ha conquistado ningún título pero se han alcanzado las semifinales de las cuatro competiciones disputadas, cayendo contra los otros tres semifinalistas de la mejor liga del mundo. Y haciéndolo siempre con orgullo, sin perder la cara, a pesar de la crueldad del azar en muchas ocasiones, y dándolo todo hasta el final.



Quizás sobre esta forma de hacer y estar se tenga que hablar más esta ciudad. ¿Es sólo fútbol, o fútbol sala siendo purista? ¿Se puede extrapolar y utilizar un éxito deportivo como ejemplo? No se trata de elevar a nadie a los altares ni de obviar los errores que, como todo el mundo, se cometen, sino de reconocer, y analizar, como una serie de valores, continuados en el tiempo, pueden dotar de personalidad propia, reconocible y que genera orgullo de pertenencia a un colectivo y cómo apoyarse en ellos permite un proceso de crecimiento a todos los niveles, estable y consolidado.

El ejemplo de un club puede servir para aprender, y mucho, tanto a otros clubs deportivos como a otros grupos: empresas, administraciones,... y a una ciudad en su conjunto. Lo más destacable del Jaén FS es tener siempre presente que alcanzar un objetivo, por muy lejano que parezca, no es cuestión de suerte sino de trabajo y sacrificio continuo. No depende de una ocurrencia ni un detalle puntual sino de una voluntad firme mantenida en el tiempo. Y esto se convierte en una actitud que se transmite, en una forma de afrontar los problemas y las dificultades, de no callar ni tragar ante nada ni ante nadie, pero sabiendo cuál es tu sitio. Sabiendo que con más trabajo, y menos fotos, se consigue más por el colectivo, por la afición, por crecer y consolidarse, y no sólo el beneficio inmediato e individual. Y muchos, en todos sitios pero también en nuestro Jaén, podría aprender de ello. Muchos prohombres de Jaén, de los que están en "todos los lados" pero nunca han conseguido nada que no sea su rédito personal. Mucho político, por desgracia muchos, pero también mucho empresario, mucho vividor y representante de todo y de nada. Gente de la que nunca vamos a sentirnos orgullosos pero que sí pueden llegar a dar vergüenza ajena.

Hay un lema del Jaén FS, muy "marketiniano", que ilustra magníficamente todo esto: Somos Jaén. Orgullo de lo que se es, conciencia de lo que se representa, de los aciertos y los errores, pero sobre todo de los valores: trabajo y sacrificio. Hace unas semanas, antes de la semifinal de la Copa del Rey, un numeroso grupo de aficionados jiennenses recorría las calles de Sevilla (y ya sabemos lo que esos significa en todos los aspectos: Sevilla), tiñéndolas de amarillo, gritando alto y claro "Somos Jaén". Aquí estamos, sabemos lo que somos y hasta dónde podemos llegar y estamos orgullosos de ello, el orgullo por el trabajo realizado, tanto cuando se gana como cuando se pierde. Si cada vez que alguien de Jaén, por lo que fuera, llegara a Sevilla (o un lugar similar… ya me entienden) y empezara diciendo "Somos Jaén", otro gallo nos cantaría.

Somos Jaén cuando tenemos claras nuestras fortalezas y las utilizamos, pase lo que pase. Una de ellas es confiar en el talento propio, el de aquí, que lo hay y mucho. Como el de un entrenador que se ha hecho grande haciendo grande al equipo de su tierra, contra viento y marea. Y lo representa como nadie. “Si llegan las musas, que te pillen trabajando”. Esta frase de Picasso es una inspiración para quienes buscan el éxito, ya que refleja lo que se necesita de sacrificio, voluntad y acción. También parece la inspiración para un Dani Rodríguez que la utilizó sin dudarlo cuando un entrenador rival intentó menospreciar el éxito de nuestro club en base a la suerte u otros factores: "que la suerte me pille trabajando". Toda una declaración de intenciones basada en una ética de trabajo y un compromiso inquebrantable.

Somos Jaén genera un sentimiento de identificación y apego que conecta al club, quienes están dentro y quienes lo sostienen desde fuera. Sólo así se puede explicar el vínculo que se crea con personas que viniendo de lejos han terminado sintiéndose de aquí. Tanto el de un brasileño que lleva años en nuestra tierra y ha decidido quedarse en ella, seguir en el club una vez se ha convertido en leyenda (gracias, Capitán), como el de un argentino que en sólo dos años se ha identificado con nosotros, y, lo que es más difícil, ha hecho que el club se identifique con él, hasta el punto de que equipo, afición y jugador se han hecho crecer recíprocamente, por lo que se le recordará mucho tiempo (Grande, Pablo). No se trata sólo de que no se quieran ir de Jaén, sino de la convicción de que el club es un lugar donde se valoran y respetan sus características, sus contribuciones, por lo que se consigue un compromiso más sólido y, generalmente, una mayor motivación y un mayor alineamiento con los intereses comunes. Ellos y el resto de jugadores son Jaén.

Somos Jaén es también tomar decisiones cuando hay que hacerlo, asumiendo el coste y el riesgo que conlleva, en las buenas y en las malas. Porque los errores y los aciertos los cometen quienes deciden y dirigen, los responsables de que el club haya llegado donde está. Se trata también de un trabajo ingrato, muchas veces no reconocido ni valorado, pero que se hace siguiendo los mismo valores: sacrificio y búsqueda del bien colectivo. La decisión más adecuada en cualquier ámbito no tiene que conllevar siempre el mejor resultado pero será aquella que se tomó en una situación concreta siguiendo los criterios propios, con la seguridad de quien sabe lo que quiere, a pesar de lo que la decisión implique o genere en los demás. Trabajar sin buscar la seguridad de una palmada en la espalda es lo más difícil y necesario. Ojalá más dirigentes asi en nuestro horizonte, con discreción, perseverancia y esfuerzo.

 En cualquier actividad, hay quien destaca por tener habilidades naturales, talento, para desenvolverse con facilidad y destacar. Sin embargo, sabemos de sobra que el talento sin el sacrificio y el esfuerzo adecuado no es suficiente, no ya para conseguir un éxito puntual, lo que puede llegar a ser sencillo a veces, sino sobre todo para consolidar un proyecto y hacerlo duradero, ese "proceso" del que ya se ha hablado y que conlleva una serie de etapas, a veces más satisfactorias y otras menos, pero por las que hay que pasar necesariamente. Y atravesar ese proceso conlleva ser consciente de las características propias y armarse de la fortaleza para superar todas las carencias o limitaciones, para poder aprender a crecer y a adaptarse. Este es también el proceso por el que se puede hacer crecer a un grupo de personas, a una ciudad. Pensémoslo.

Somos Jaén es orgullo. El orgullo, para la Real Academia, es una palabra que implica una acción negativa. "Son orgullosos" los opulentos, quienes tratan de sacar ventaja social de los demás con sus atributos naturales o ganados con el tiempo. Pero también se puede tener orgullo de forma compartida, no como característica individual. El orgullo de pertenencia a una ciudad, a una familia o incluso a un club de fútbol crea vínculos entre personas y lugares, nos permite asociarnos y mejorar; reconocer que hay un mundo en común, personas afines y gustos similares, cuyos triunfos son nuestros triunfos, a pesar de que no tengamos que compartir todas las cualidades u opiniones de las personas vinculadas a nosotros: somos afines por ese espacio de identificación mutua, por una historia y un origen común. Somos Jaén puede ser una inspiración y una reflexión que nos vincule a todos, siendo más participativos, más críticos y constructivos pero también más comprometidos, pensando por encima de todo en el interés común, en el "nosotros", mirando más hacia fuera, hacia alrededor, y menos hacia nuestras pequeñas miserias.

Muchos motivos para agradecer las alegrías, reconocer el trabajo y aprender del proceso pero el mejor modo de hacerlo es utilizarlo como espejo. Un ejemplo para esta ciudad, para apreciarlo y sentirse orgulloso. Somos, y aún podríamos ser más, Jaén.