Sobre nuestras piedras lunares

Manuel Montejo

Entonces, Agustín, ¿en qué quedamos?

(Nota del autor: este artículo de opinión, en vista de los vaivenes de nuestro regidor, contiene dos capítulos de dos días consecutivos de sorpresas)

CAPITULO I: Domingo, 6 de octubre. “Vamos a pagar la incapacidad del Ayuntamiento”

Nuestra primera parte empieza con la sorpresa que nos adelantó el Consejo Económico y Social (CES) local y que permanecía en secreto: el Ayuntamiento prepara una buena subida de impuestos para empezar el año 2025. Siguiendo con el mismo asunto, si la semana pasada hablábamos sobre la situación económico-financiera del Ayuntamiento, su deuda y sus Responsables, en esta ocasión nuestros munícipes nos regalaban una muestra real y actualizada del problema, sus causas y las posibilidades futuras. Nada nuevo: más caradura e ineptitud. Y, dado que gobiernan cual veleta y que uno no pide dictámenes sobre supuestos que no piensa aplicar, lo daremos por bueno en su conjunto, por si acaso en unos días vuelvan a las andadas.



Si se lee el dictamen del CES sobre esta subida de impuestos, organismo nada sospechoso y que elabora un informe preceptivo pero no vinculante (no quiera la ley que alguien se oponga al atraco con motivos de peso), lo primero que se comprueba es que la tramitación se realiza por "urgente necesidad" y "rogando máxima celeridad", lo que nos viene a confirmar que, como siempre, en el Ayuntamiento las medidas se toman "tarde, mal y a rastras". La segunda confirmación que se extrae del dictamen es que esta subida de los principales impuestos municipales (IBI, ICIO, IAE e IVTM) es la única respuesta del alcalde a nuestros problemas. Una vez que el equipo de Gobierno de PP y JMM han comprobado que no tienen ninguna solución al problema económico municipal, que el Concejal de Hacienda ha salido huyendo y que se ha descartado un presupuesto, un plan económico o algo que se le parezca, se opta por lo mismo de los últimos 25 años: nos endeudamos más, subimos todos los impuestos, todo lo que se pueda, y que paguen los jiennenses, los de ahora y los de dentro de unos años. La tercera, según ha respondido el concejal de Hacienda, es que ya se están arrepintiendo de haber enviado la propuesta, antes de aprobarla, pero una vez se les ha visto el plumero.

Exacto, Agustín González Romo, el alcalde que se presentaba como el candidato atípico (experiencia en la gestión, alto funcionario, bla, bla, bla,...), y su equipo "capacitado y comprometido" repiten los tristes pasos de Peñalver, Fernández de Moya, Márquez y Millán. La justificación, pobre, torpe y tramposa, es la misma: el Ayuntamiento está sometido a un Plan de Ajuste que nos obliga a subir los impuestos. Tan cierto como falso porque, como bien recuerda el CES, ha repetido la Intervención municipal y se ha escuchado en el Salón de Plenos en cada ocasión en la que alguien ha osado oponerse a estas medidas absurdas y crueles: 1. El Plan de Ajuste de 2012 no se ha cumplido nunca desde su aprobación (ni siquiera se hacía en el Presupuesto de 2017, el único de la última década, lo que tampoco cumple la ley) y no ha habido consecuencias; 2. Las subidas de impuestos han sido la condición indispensable para cada una de las refinanciaciones de deuda y préstamos que han convertido la "patada a la lata" en la estrategia financiera de cada alcalde y, sabiéndose, se ocultaba a la ciudadanía; 3. En el Plan de Ajuste hay más medidas "obligatorias" que no se ejecutan porque suponen un perjuicio evidente para los alcaldes, concejales y equipos de Gobierno de turno y no pasa nada; 4. Estas medidas ni han servido ni van a servir más que para que el alcalde, como los anteriores, respire un poco y pueda seguir en el cargo hasta final de su mandato; 5. Finalmente, y en consecuencia, la subida de impuestos es el resultado de la nefasta gestión de este alcalde y los anteriores, pero sólo la pagamos nosotros, los jiennenses.

No estaría de más que recordáramos todos, ciudadanos, votantes, periodistas, opinadores, trabajadores municipales, etc., estas cuestiones cuando escuchemos las habituales excusas o cuando tengamos delante a los responsables del desastre. Igual sería conveniente rebatir, preguntar o cuestionar ante las falsas explicaciones. Porque, y que no nos engañen, en este Ayuntamiento, por el momento, no hay más: ni más opciones, ni más planes, ni más perspectiva: la ineptitud la pagamos entre todos, a escote. Lo cual tampoco es extraño ya que los hemos elegido nosotros, ¿no?

Y, ¿cuánto vamos a pagar esta vez? Pues todo lo que podamos. A partir del 1 de enero, si se aprueba en pleno por la mayoría de nuestros concejales, subirán tanto el "impuesto de obras" (ICIO), como el de "empresas" (IAE) y el "sello del coche" (IVTM), y lo harán hasta el máximo que la ley les permite, además de eliminar todas las exenciones y bonificaciones potestad del Ayuntamiento. Casi nada. La "contribución" (IBI) también iba a subir. Ahora insinúan que no, pero quizás dentro de poco sea que sí. De media, la subida será de un 9,23% el IBI (¿pospuesta?), un 33% el ICIO, entre un 231% y un 268% el IAE y entre un 11% y un 42% el IVTM. De esta forma, y según el CES, nuestra presión fiscal nos situará por encima de la media de las capitales de provincia andaluzas y españolas de similares características.

No sabemos si esta medida formaba parte del plan inicial de Agustín González cuando se presentó al cargo. O si se incluyó, de tapadillo, en el acuerdo de Gobierno entre PP y JMM y que tan ampliamente nos expuso Juanma Camacho. Lo que es cierto es que se convertirá en la principal medida económica del mandato, por ahora, porque seguro que no es la última subida impositiva. Se trata de una curiosa forma de estimular la inversión y el desarrollo económico, la actividad empresarial, el empleo y el comercio y las condiciones de vida y trabajo en una capital caracterizada por el retraso en todos los aspectos en relación al resto de Andalucía y España. Se castiga a la ciudadanía en general, independientemente de su nivel de ingresos, por el mal hacer del Ayuntamiento, disminuyendo su calidad de vida y su poder adquisitivo, se castiga a trabajadores y empresas, autónomos y comercios, disminuyendo sus posibilidades de crecimiento justo cuando más se necesita, incluso eliminando bonificaciones y exenciones útiles para favorecer la actividad económica, y, todo ello, para obtener un pequeño respiro que no soluciona la ruina en la que han metido a nuestro Ayuntamiento, lo que ya hemos comprobado en numerosas ocasiones, ya que no se llegará a recaudar más de tres millones de euros, para un Ayuntamiento con un déficit anual entre 30 y 40 millones.

El CES, incluso, hace un pequeño recordatorio para alcaldes y concejales de Hacienda, actuales y futuros: "el error que se comete constantemente es pensar que el único objetivo de la fiscalidad es recaudar, y se equipara de manera equivocada bajar impuestos con bajar recaudación." Es decir, exprimir a los jienenses en impuestos (o tasas o multas o lo que sea), no significa que el Ayuntamiento obtenga más dinero. Ya podrían trabajar más y aprender algo de fiscalidad, para recaudar más e implementar auténticas medidas correctoras de la situación. Porque lo que resulta esperpéntico es que sea el CES local, un órgano consultivo, quien tenga, una vez más, que aleccionar al alcalde y al concejal de Hacienda sobre otras medidas disponibles, menos crueles y más efectivas: "instauración de políticas de contención del gasto corriente, optimización de los recursos humanos, mejora en la recaudación, creación de una Central de Compras, controlar y disminuir el impacto de algunas concesiones de servicios, etc." Ahora, lógicamente, saldrán con que todas estas medidas las están preparando y se pondrán en marcha pero, recuerden: llevan diciendo lo mismo durante 25 años y es mentira. La única medida que toman es aumentar los impuestos (y van a llegar más; seguro) o mandar a la Policía Local a aumentar la recaudación a base de multas, aunque después tienen que recular y bajar el pistón cuando su allegados les dicen que es una barbaridad la cantidad de sanciones de tráfico en una ciudad como Jaén.

Como muestra, un botón, que para algo tenemos la hemeroteca. Año 2019, PSOE y C´s suben el IBI un 8,33%, justificando que era una medida de obligado cumplimiento y que no lo hacían porque quisieran. El PP clamó ya que, decían, la única política de Julio Millán era castigar a los jiennenses con impuestos mientras eran "incapaces de elaborar unas cuentas públicas que respondan a sus necesidades". Además, pedían la aplicación de bonificaciones para "reducir el impacto en la economía de los jiennenses de la brutal subida del IPC" y evitar así el cierre de comercios y la destrucción de empleo. ¿Les suena de algo? La consecuencia de dicha medida para la economía municipal fue ninguna, como lo será esta de ahora, ya que la deuda y el déficit siguieron aumentando. Sólo tuvo consecuencias para nuestros bolsillos. Pagamos nosotros, que no somos responsables, al menos en parte, para que ellos ganen un poco de tiempo (unos cuantos meses de nóminas pagadas) y el Ayuntamiento se hunda un poco más. Ahora, será más de lo mismo. Vamos a pagar por su incapacidad y no servirá de nada, mientras el PP y JMM se justificarán en que no pueden hacer otra cosa y el PSOE, olvidando sus años de gobierno, pondrá el grito en el cielo.

La quiebra financiera del Ayuntamiento es estructural y no tiene solución siguiendo el modelo del PP ni del PSOE, ni de C´s ni de JMM, ni de VOX ni de IU, citando a todos los que han tenido responsabilidades de Gobierno. Las soluciones, como recuerda el CES, deben ser estructurales y de calado, afectando a aquellas cuestiones que nombramos la semana pasada: plantilla, concesionarias, eficiencia del gasto, reestructuración de la deuda, etc. En cambio, lo que vemos es que el gasto en personal es la mitad de un presupuesto ficticio y el de concesionarias y servicios ha pasado de 31 millones en 2013 a 47 en 2017, un aumento de más del 50% y ahí sigue.

En campaña, Agustín González nos explicó que el incremento de la deuda municipal era "un reflejo de la pésima gestión de Julio Millán en cuanto que se enmarca en una política caracterizada por la subida de impuestos " pero anunciaba que “para que Jaén crezca hay que hacer lo que ha hecho el presidente de la Junta en la comunidad autónoma: gestionar mejor los recursos, generar empleo, atraer empresas y agilizar los trámites administrativos”. Ahora ya vemos que todo era mentira: la deuda sigue aumentando, el paro subiendo, la gestión brilla por su ausencia y los impuestos por las nubes. ¿Por qué ha cambiado el "plan"? ¿O es que no había ninguno? ¿Esto se pactó con JMM o el partido que iba a mirar por Jaén va a romper el pacto de gobierno para defendernos de semejante atraco? Si la primera medida económica del mandato fue aumentar las liberaciones exclusivas a 17 y los cargos de libre designación a 24 y después se siguió aumentando la deuda y el coste de los servicios, ahora se termina castigándonos con multas y subidas de impuestos. Fiel reflejo de que no podemos esperar nada. A no ser que de repente se nos presente un atisbo de dignidad y, por primera vez en años, un dirigente jaenero haga lo más justo y honesto. En lugar de hacer pagar a los jiennenses los problemas estructurales del Ayuntamiento, tal vez deberían plantarse, decir la verdad y dimitir ante la incapacidad de solucionarlos.

Porque, Agustín, ¿por qué debemos pagar sólo nosotros por lo que no hemos provocado mientras los responsables os vais de rositas o buscáis acomodo en otros destinos más cómodos? Quizás habría que repetir esta pregunta a todo aquel que vote de nuevo medidas semejantes, las defienda o justifique públicamente. ¿Hasta cuándo vamos a seguir así? ¿Sirve para algo que no sea el hundimiento progresivo y sin remedio del Ayuntamiento y de Jaén?

Incluso, vayamos más lejos. Si, a pesar de la quiebra municipal (que le incapacita para realizar ninguna inversión), nuestros impuestos sirvieran para algo, como por ejemplo para mejorar los servicios que nos prestan porque estuvieran en manos de gestores eficientes (como así se presentan), sería otra cuestión. Pero es que ni esas. Día tras día vemos que falta dinero y falta el sentido común. Un ejemplo, el vergonzoso episodio, uno más, sufrido por esta ciudad el pasado viernes (también podríamos hablar del sábado y las procesiones...).

Fruto de la inexistente planificación municipal a todos los niveles, se concentraron a la misma hora tres eventos multitudinarios en un radio de apenas un kilómetro: un partido de fútbol-sala en el Olivo Arena, un concierto al que asistieron 12 mil personas en el Estadio de La Victoria y una feria turística en IFEJA, que ocupaba más espacio del habitual al albergar el JAENCAB, una muestra ecuestre. Cierto que la organización de dos de ellos era privada pero, ¿nadie desde el Ayuntamiento dijo nada ante dicha acumulación? ¿Alguien creía que teníamos suficientes infraestructuras y recursos para albergar los tres eventos a la vez? ¿O, como es norma de la casa, nadie pensó y se "tiró p'alante", ya que los trastornos los sufrirían otros? ¿No se pudo programar alguno de ellos para el día siguiente? El resultado, lógico y sabido con antelación, fue el colapso, el caos circulatorio, la ineficacia de los servicios de transporte, la ausencia de aparcamientos, el retraso de alguno de los eventos, la ausencia de público al comienzo de otros y la pésima imagen de siempre.

Estos eventos se programan porque hay personas con ganas, ilusión y trabajo como para que Jaén avance pero se topan con la falta de infraestructuras y recursos públicos y la incapacidad de las Administraciones para gestionar los servicios. ¿Es normal que el Olivo Arena, al empezar la cuarta temporada desde su inauguración, siga sin tener un acceso para los 6 mil espectadores que se reúnen allí cada dos fines de semana? ¿Y aparcamientos en condiciones cuando coincide con eventos en el IFEJA? Porque, independientemente del capricho de la Diputación para elegir la ubicación del Pabellón en sus terrenos, ¿siguen manteniendo que no se necesitan más accesos porque todo el tráfico puede ser absorbido perfectamente por una única rotonda? Porque eso fue lo que le dijeron al Ministerio de Fomento en 2018 para no gastar más. O, a lo mejor, con asfaltar un estrecho carril piensan que ya es suficiente.

¿Y el Ayuntamiento no tiene nada que decir en eso? ¿O sólo con dejar que la Policía Local utilice todos sus recursos para dirigir el tráfico en los accesos, como también pasa en el Jaén Plaza, les parece arreglado? ¿No les importa que el alcalde, como pasó el viernes, tenga que bajar a la carrera desde 2 Km. antes del pabellón, entre el atasco de coches, dejando el suyo cualquiera sabe dónde, porque llegaba tarde al acto de la Guardia Civil, al que efectivamente no llegó? Cualquiera hubiera pensado que el alcalde huía de Jaén, visto el caos reinante, y corría hacia Sevilla buscando nuevo acomodo en la Junta de Andalucía. Pero parece ser que sólo llegaba tarde, como el resto ¿Tampoco cree el Ayuntamiento que es de su incumbencia que, una vez superado el atasco de tres cuartos de hora el único aparcamiento habilitado para la ocasión por Diputación fuera un descampado lleno de baches por el que cobraban unos módicos 5 euros? ¿O forma parte también de un plan de recaudación conjunto?

En definitiva, un sindiós, que viene a confirmarnos la mediocridad de quienes nos dirigen y la ausencia de cabezas pensantes, que, como dice la canción "con dinero y sin dinero, hacen siempre..." lo mismo: nada. Nos castigan por las deficiencias de los servicios que no saben gestionar. Impiden cualquier posibilidad de crecimiento y avance por su incapacidad. Nos hacen pagar con impuestos los problemas que crean y no saben solucionar. Y ni siquiera van a ser capaces de evitar que nuestros hijos, o nosotros mismos en muchos casos, tengamos que irnos de Jaén para tener un futuro. Visto el panorama, me vuelvo a preguntar: ¿de verdad, Agustín, tenemos que pagar nosotros?

CAPITULO II: Lunes, 7 de octubre. “Vamos a pagar pero menos, por ahora, que alguien se ha asustado”

El panorama de esta segunda parte es aún peor. Tras el dictamen del CES, muy mal se han tenido que ver las cosas en el despacho del alcalde para que él mismo tuviera que salir a recular, anunciando que el IBI no va a subir pero el resto sí, lo que confirma todo lo dicho. Al mismo tiempo, ha venido a reafirmar que la situación es peor a la descrita en el capítulo I: no sólo no hay plan ninguno, sino que gobierna según sople el viento o reciba toques de atención.

Por mucho que intente desdecirse, todos sabemos que se mandó al CES la propuesta que se iba a llevar a pleno. Lo contrario es absurdo. Por tanto, la pregunta es: ¿Quién ha decidido que el IBI no se sube? ¿Quién gobierna ahora? Porque los bandazos políticos suelen responder a una falta de estrategia o a un cambio de mando. De la misma manera, no podemos esperar que el anuncio de la no subida del IBI sea permanente. Todo puede cambiar en poco tiempo ya que o no hay nadie al timón o quien está no lo hace público y esconde algo.

Sea como fuere, mal panorama para nuestra ciudad que se va quedando sin opciones, entre la falta de recursos en que nos han dejado y la falta de capacidad de los que hemos ido eligiendo para gestionarla.