Sobre nuestras piedras lunares

Manuel Montejo

Falta vergüenza

El malestar del personal sanitario está causado por los mismos motivos que las cada vez más numerosas y evidentes quejas de usuarios y pacientes

La semana pasada asistimos a la primera huelga de la historia de la sanidad pública andaluza, saldada con una participación masiva de cerca del 75% del personal sanitario. El malestar del personal sanitario está causado por los mismos motivos que las cada vez más numerosas y evidentes quejas de usuarios y pacientes, de todos nosotros, ante el continuado deterioro de nuestro sistema sanitario público. Un problema de clara raíz económica que la Junta de Andalucía intenta disfrazar de reivindicaciones laborales, bulos y exageraciones de la oposición o errores en la gestión del Ministerio de Sanidad. No, señores, no. Es mucho más simple y todos lo sabemos. Falta dinero.

Seguramente habrán visto ustedes el anuncio de un sindicato sanitario que realiza una campaña denunciando que “En la provincia de Jaén faltan enfermeras y fisioterapeutas”. Pues sí, es cierto. Y esto ocurre fundamentalmente porque falta dinero, porque no se invierte en contratar sanitarios ni en ofrecerles unas condiciones laborales dignas. Por eso tardan tanto en atenderles a ustedes en la sanidad pública, porque a menos profesionales, más lista de espera.



También habrán visto a nuestra paisana, Consejera de Sanidad y sanitaria, como el que les habla, culpar al Ministerio de Sanidad de no haberse saltado la normativa para que los médicos MIR pudieran trabajar como si hubieran completado su formación, de forma que ella hubiera podido contratar casi especialistas (eso sí, a precio de estudiantes) para suplir a los médicos de vacaciones, problema que se conoce desde hace 4 años. Pues no, Consejera, no haría falta saltarse los planes de formación si hubieran aumentado el presupuesto para contratar profesionales. Lo que falta es dinero. No faltan profesionales sino contratos dignos para que no tengan que irse a otros sitios a trabajar por un salario que les permita vivir.

Pero quien mejor ha reflejado toda esta situación, el problema y su causa, quien nos ha sacado de dudas del porqué usted y yo sentimos que nuestra salud esté en juego, ha sido nuestro Alcalde, quien, en un alarde de sinceridad comunicativa, ha explicitado con quien está su partido y él mismo. El día después de la huelga sanitaria, aquel que debería velar por el bienestar de todos los jiennenses, también de su salud, y que debiera estar preocupado ante esa falta de profesionales tan evidente, acudió a visitar un centro sanitario de reciente apertura. El problema es que no se trataba de un nuevo centro de salud ni la tan demandada Ciudad Sanitaria (de la que parece que el Partido Popular sólo se acuerda en la oposición), sino del primer centro en nuestra provincia del grupo Quirónsalud. Sí, la empresa sanitaria privada de la que es comisionista/conseguidor/amigo el emprendedor novio de Ayuso. Agustín bien situado ante lo que pueda venir.

He aquí en fondo del problema que nadie niega, ni siquiera esos amigos tan liberales que defienden la colaboración “público-privada” (gasto público-beneficio privado) y la eficiencia de las empresas privadas. El presupuesto de nuestro sistema sanitario, el que pagamos nosotros, es el que es. Si disminuye el dinero destinado a lo público, aumenta el destinado a lo privado y viceversa. Si los conciertos con empresas y hospitales privados aumentan es porque se les paga más dinero, por lo que tiene que haber menos para nuestros centros de salud, nuestros hospitales y sus profesionales, a los que solo se les ofrece precariedad. Si se apuesta por la empresa privada, se tiene que desmantelar el sistema público. Al menos, que tengan el valor de decir la verdad.

En definitiva, además de profesionales y dinero, falta vergüenza. Vergüenza para que Moreno Bonilla y su gente reconozcan su apuesta, de lado de quien están y para explicar cómo quieren que sea nuestra sanidad: pública deteriorada para pobres y privada para quien se la pueda pagar. Habría que pedirles vergüenza: sean como Agustín y digan con quien están.