Sobre nuestras piedras lunares

Manuel Montejo

Irresponsables

¿Por qué no se trabaja también en la mejora de las infraestructuras para reducir los accidentes en carretera?

El primer balance de la DGT tras la Semana Santa nos deja un total de 26 personas fallecidas en 22 accidentes de carretera durante estos días, cifra parecida a la de otros años, a pesar de que el volumen de tráfico ha sido menor. Como en otras ocasiones, las principales causas de los accidentes, además del mal (o buen, según se mire) tiempo que nos ha acompañado, han sido la velocidad, las imprudencias al volante y las retenciones, factores todos ellos ligados a la falta de responsabilidad de los conductores. Sin embargo, no siempre se tiene en cuenta otros factores, ni los motivos ni la competencia en su aparición.

Les voy a contar lo que me pasaba por la cabeza en el viaje de regreso de anteayer, Domingo de Pascua. Conducir por una autovía portuguesa es una sensación agradable. Uno se encuentra una vía casi impoluta: buenos trazados, excelente firme y perfectas indicaciones. Claro, podríamos pensar, son de peaje y el dinero que pagan los usuarios se invierte en la mejora constante de la infraestructura. Esta sensación se convierte en algo desagradable cuando se atraviesa la frontera, esa frontera que no existe porque todo sigue siendo Europa (¿no?).

La entrada en España, a través de Extremadura, es el inicio del caos y los problemas: baches, casi socavones y agujeros con charcos en unas carreteras muy deterioradas, que obligan a los conductores a maniobras peligrosas ante el riesgo de perder el control del vehículo. Llegar a Andalucía no mejora la situación. Atravesar la A4 es una auténtica aventura y sólo nombro aquellas vías que fuimos atravesando (no me quiero ni imaginar lo que sufriría quien utilizara la A92 o nuestra temible A44). Así, esquivando "hoyos" y "resaltes", llegaron los accidentes, los pinchazos, los coches atravesados en las cunetas,... También aparecieron los equipos de mantenimiento trabajando bajo la lluvia para intentar tapar las "depresiones" más peligrosas sobre la marcha y la Guardia Civil atendiendo conductores e intentando asegurar el tráfico. Y muchas señalizaciones de obras, obras a medio hacer, que parecían haber sido sorprendidas por la llegada de la Semana Santa, del aumento del tráfico y del mal tiempo.
Con este panorama, enseguida surgen las primeras preguntas. ¿Resultaba difícil saber que iba a haber mucho tráfico durante estos días? ¿Qué responsable de conservación de carreteras iba a imaginar que a los turistas les daría por ir a Sevilla, a Córdoba o a cualquier lugar de Andalucía a ver procesiones? ¿O a Málaga o a cualquier otra playa para pasar unos días de vacaciones? ¿Cómo iban a planificarse las tan necesarias obras con algo de antelación? ¿Cómo saber que iba a hacer mal tiempo y que la lluvia y la mala visibilidad iban a dificultad la conducción?



Pero si uno se pone a indagar un poco, las preguntas suben de nivel. Si se realizan tantas campañas y actuaciones para mejorar la seguridad y se persigue a los conductores imprudentes, ¿por qué no se trabaja también en la mejora de las infraestructuras para reducir los accidentes? ¿Por qué la inversión de todas las Administraciones, desde el Estado hasta las CCAA y las Diputaciones en la regeneración de carreteras ha bajado un 40% en los últimos años? Resulta que según los técnicos, en su informe anual de 2023, "la red de carreteras españolas requiere de una inversión mínima de 10 mil millones de euros para recuperar un estado adecuado de conservación y no afectar a la seguridad de los desplazamientos, debiendo el 95% de la inversión ser destinada a la mejora de los firmes". En 2023, el Estado invirtió únicamente mil millones en las carreteras españolas. Parece que andamos un poco justos de presupuesto si se persigue la seguridad y evitar los accidentes.

Puede que sea éste el motivo por el que el Gobierno dejó caer hace unos meses la posibilidad de poner peajes en nuestras autovías. La falta de presupuesto sólo puede compensarse haciendo que los usuarios paguen por la utilización de las vías, mejorando con ese dinero su conservación, como en Portugal, ¿no? La cuestión es que esta medida provoca un gran rechazo porque todos pensamos que ya pagamos suficientes impuestos como para que las Administraciones inviertan en mejorar las carreteras, o, mejor dicho, para no permitir que estén tan deterioradas. ¿Pretenden que paguemos dos veces por lo mismo (la tan traída, en otros asuntos, doble imposición)? Quizás, siendo mal pensados, se está permitiendo que empeore el estado de las carreteras para justificar, y hacer más digerible, el establecimiento de los peajes.

Es una cuestión de ajustar los presupuestos públicos y establecer prioridades pero también resultan llamativo el diferente trato con asuntos similares, por ejemplo, las autopistas de peaje. Resulta que las autopistas españolas, concesionadas a empresas privadas (todas ellas grandes constructoras), son compensadas ante la ausencia de recaudación. El negocio "liberal" de siempre en este país. El Estado hace unas autopistas, deja la gestión a una empresa privada (y no a una pequeña empresa sino a los grandes empresarios, bancos y constructores) y, si no obtiene el beneficio que esperaba, pide que se le compense. Incluso hemos tenido que rescatar a algunas de ellas con una cifra cercana a los 5 mil millones, porque no tenían mucho negocio. Las que se mantienen, lo hacen gracias a las compensaciones que anualmente les damos entre todos, pobrecillas. Estas compensaciones millonarias se basan en el supuesto "poco tráfico" que reciben, argumentando que las autovías "públicas" (como si las "privadas" las construyeran ellos) les hacen una competencia injusta (claro, están tan bien cuidadas...) Sin embargo, no sé si se han fijado en que cuando viajan por unas de estas autovías "privadas" y pagan el peaje, le preguntan siempre si quieren ticket y si dicen que no, no se emite aunque se cobre; no el recibo del cargo en la tarjeta sino el ticket obligatorio por cualquier pago que le dan sin preguntar en cualquier otro negocio. Puede sonar a que intentan evitar que tengamos que guardar el molesto "papelajo" cuando vamos a volver a ponernos en marcha pero puede ser también una política instaurada para emitir menos tickets, a pesar de haberlos cobrado, aparentar así menos tráfico y justificar una mayor compensación por parte del Estado; piénsenlo. En definitiva, miles de millones destinados a asegurar los beneficios privados mientras los presupuestos en nuestras carreteras empequeñecen año tras año. Por eso quizás estén planteando la posibilidad de nuevos peajes, aunque ello conlleve crear una red a carreteras de primera (que pague quien puede permitírselo) y otra de segunda, mayoritaria, lo que seguramente empeorará la seguridad de tráfico ya que aumentará la circulación en vías de peor conservación.

Además de los negocios privados de los “liberales” grandes empresarios, la pobre inversión en nuestra seguridad también puede verse afectada por las variadas, y numerosas, comisiones que se han venido repartiendo en el Ministerio de Fomento, o como se llame ahora, desde tiempos inmemoriales. No sólo es "Koldo y su pandilla", sino que piensen que antes de Ábalos, por ahí han pasado desde Álvarez Cascos a Pepe Blanco. Ni siquiera vamos a pedir que el actual ministro Puente deje de hacer videos y tweets ingeniosos y dedique más tiempo a su responsabilidad pública. No será culpa de ellos ni de nadie en el resto de Administraciones Públicas.

Porque, seguramente, ninguna de estas cuestiones tendrá que ver con los accidentes de Semana Santa, que como siempre serán achacados a la falta de responsabilidad al volante de los conductores, lo cual también es cierto en parte. Pero, por si acaso, no estaría de más pedirles a los otros irresponsables, a los que no cumplen con sus obligaciones públicas, en el Estado, las Comunidades o las Diputaciones, que dejen de jugar con la vida de la gente.