En nuestra sociedad abundan los "maestros liendre", aquellos que de todo saben y de nada entienden o, en su versión "milenial", los "cuñados", personajes que son pura fachada, especialistas en cualquier tema sobre el que no tienen conocimientos y actores consumados en mantener opiniones extravagantes a toda costa. Se dice que el que mejor miente es aquel que sabe la verdad y, así, estos individuos se dedican a fingir que saben de lo que hablan mientras ocultan las verdaderas intenciones de su discurso. Esta semana hemos tenido dos buenos ejemplos de ello.
Por un lado, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, sugirió que habría que pagar la totalidad de la nómina a los trabajadores y que fueran ellos los que ingresaran sus cotizaciones, para que de esta forma se viera "realmente cuánto es el coste de los salarios en España, que puede ser casi el doble de lo que realmente a alguien le llega al bolsillo".
Esta ocurrencia, que presume de transparente, podría ser la enésima “boutade” de un personaje al que no le importa parecer ignorante. Sólo así se explica que no sepa (él y otros tantos que han venido a apoyar la medida) que en las nóminas de todos los trabajadores ya aparecen todos estos conceptos: el salario bruto, el salario neto, las deducciones que se descuentan desglosadas (IRPF, Seguridad Social, etc.) y lo que la empresa aporta en cotizaciones sociales. Sólo tendrían que leer una nómina para, después de las "Percepciones salariales", encontrar un apartado de "Aportación a la S.S." y otro de "IRPF". Es muy sencillo.
Igual este desconocimiento es debido a que se trata de un empresario que no ha pagado suficientes nóminas o a que es un asalariado reciente, ya que hasta hace unos meses Garamendi trabajaba como autónomo para la CEOE, es decir, un trabajador por cuenta propia, externo a la organización, que proporcionaba unos servicios a la patronal y por ello le pasaba unas facturas y cobraba unas dietas por los gastos ocasionados. Vamos, un “falso autónomo” de toda la vida. Por ello, quizás no le haya dado tiempo aún a leer su actual nómina de cerca de 400 mil euros anuales. O, siendo mal pensados, puede que Garamendi no sea tan ignorante y su intención última sea hacer creer que los trabajadores pagan demasiado y las empresas más todavía.
Sin embargo, ya no engaña. A estas alturas sabemos todos que la finalidad principal de las cotizaciones de los trabajadores es garantizarnos una serie de derechos y prestaciones, como son el desempleo, las incapacidades laborales, los permisos y bajas por maternidad/paternidad, etc. y la cotización a la S.S. de la empresa es su propio gravamen, no el de los trabajadores que ya tienen los suyos, tanto el IRPF como sus cotizaciones.
Por el contrario, lo que no se le ha ocurrido al presidente de la patronal es que las nóminas de los trabajadores reflejaran también la plusvalía que obtienen las empresas del trabajo de sus asalariados o, incluso, que los trabajadores cobraran todo lo que producen e ingresaran luego cierta plusvalía en la cuenta de la empresa. Sólo por aclarar algunos conceptos.
Por otro lado, también hemos visto al diputado de VOX, Figaredo, fingir que sabía de lo que hablaba, gesticulando y declamando rotundamente una serie de datos falsos y absurdos, como que los trabajadores que cobran el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) tienen que pagar el 54% de IRPF, cuando en realidad están exentos de tributar. Con esta intervención, el sobrino de Rodrigo Rato vino a demostrar que no era el más listo de la clase, ni de la familia, porque la realidad del IRPF en los trabajadores de nuestro país es que el 90% de ellos paga menos del 22% de sus ingresos en el IRPF. O puede que sea otro falso cuñado.
Porque, fuera del normal rechazo inicial, cuando uno lo piensa bien se da cuenta de que estos personajes no pueden ser tan necios. Estos dos ejemplos de “cuñadismo” de manual vienen a poner de relieve que no se trata de ocurrencias aisladas sino de discursos dirigidos, compartidos e intencionados, al estilo del independentismo catalán. Al igual que Puigdemont y su banda, estos falsos liberales nos vienen a asustar con el ¡España (o el Estado) nos roba! Obviando la importancia de los impuestos en el mantenimiento del Estado del Bienestar y de las cifras que muestran la baja presión fiscal en nuestro país, el discurso anti-Estado o anti-impuestos pretende poner en cuestión nuestro sistema de redistribución, precisamente por parte de unos “enemigos de las subvenciones y las paguitas” que llevan toda la vida sin dar un palo al agua y viviendo del dinero público.
Y lo hacen justo cuando el margen de beneficio empresarial, el de las grandes empresas en los sectores que todos imaginamos, se ha multiplicado y no así los salarios ni nuestro poder adquisitivo. Concretamente, los beneficios empresariales han crecido el doble que los salarios en los últimos cinco años, ya que las empresas han aprovechado la crisis de inflación para disparar sus beneficios. La consecuencia directa de este hecho es que, por tanto, estas empresas tienen suficiente capacidad para elevar los sueldos pero no quieren.
El objetivo de este discurso es confundir, dividir a los trabajadores en una justa petición como sería la subida salarial en el mismo porcentaje que el beneficio empresarial y, al mismo tiempo, poner en cuestión el Estado del Bienestar, que asegura los derechos de los trabajadores y disminuye su capacidad de beneficio (recordemos lo que está ganando la sanidad privada con el desmantelamiento de la pública).
Temen perder lo que tienen, lo que ganan a costa de los trabajadores y pretenden ganar más. Quizás esto es lo que deberíamos tener claro nosotros, al menos tan claro como lo tienen los Maestros Liendre.