Sobre nuestras piedras lunares

Manuel Montejo

La buena estrella

En Jaén hay mucho, más de lo que creemos, pero también nos sobra demasiado. Jaén no puede esperar más su buena estrella

Parece tener buena estrella la cocina jiennense. Y no una sino cinco, que son las estrellas que iluminan la gastronomía de una provincia poco acostumbrada a los reconocimientos. Una noticia excelente que vino acompañada por la reivindicación, positiva, orgullosa y festiva, de unos premiados que recordaron el valor de su tierra: "Decían que en Jaén no había ná". Toda un aviso a navegantes el de unos cocineros distinguidos por su trabajo y saber hacer. Enhorabuena y gracias.

Este ha sido el acontecimiento de la semana y, como tal, ha suscitado reacciones variadas, todas ellas razonables y justificadas. Desde quien disfruta orgullosamente de un premio sentido por todo jiennense hasta quien advierte de que puede que "los árboles no nos dejen ver el bosque", dadas las carencias que sufrimos en tantos aspectos básicos. Y ninguna de estas posturas debería ser criticada, ni por ilusa ni por cainita, porque ambas denotan el problema esencial. Valoramos nuestros éxitos pero al mismo tiempo somos conscientes de que necesitamos más para que esta provincia, esta ciudad, mejoren. El problema es que sigue persistiendo la causa por la que no podemos mejorar; por la que aunque algunos tengan estrella(s), y bien merecidas, todos seguimos estrellados.



Dos advertencias antes de explicar mi segunda reacción al conocer la noticia, tras la lógica alegría. Primera: normalmente prefiero escribir desde la calma y la reflexión antes que desde el impulso; normalmente. Segunda: hay ocasiones en las que es preciso ser directo; llamar a las cosas por su nombre, y nombres.

La(s) estrella(s), los reconocimientos y los triunfos los consiguen quienes trabajan, los que tienen ideas y apuestan por ellas, los que se esfuerzan por hacer bien su trabajo, los que se rodean de un equipo y lo cuidan, etc. Y de esto tenemos mucho en Jaén, como en cualquier otro sitio; ni más, ni menos. Y en todos los ámbitos: en la cocina pero también en la cultura, en el deporte, en el comercio, en la empresa, en la salud,... Los conocemos y conocemos su valor.

Cuando estos jaeneros, como cualquiera de nosotros, claman contra el "dicen que en Jaén no hay ná", lo hacen reivindicándose, a ellos, a su gente y a su trabajo, pero también señalan indirectamente lo que realmente no hay: representantes públicos con vergüenza y responsabilidad para serlo. Y esto también lo sabemos todos, aunque no siempre sea expresado de forma clara, por miedo, comodidad o complacencia.

Cansa ya tanta foto, tanto eslogan vacío y tanto aprovecharse del trabajo de los demás por parte de quienes no son capaces de hacer el suyo propio. Porque de lo que también tenemos bastante en Jaén es cargos públicos dedicados a echarse flores y aparecer en todos los "saraos", lo que estaría bien si antes hubieran cumplido su deber, que no es el caso. No se trata de un argumento “ad hominen”, puesto que la responsabilidad va implícita en el cargo y los actuales, desgraciadamente no, no son peores que los anteriores.

Si un alcalde o un presidente de Diputación no son capaces de trasformar la realidad que sufren sus ciudadanos, ¿para qué sirven? De poco, al menos para nosotros. Servirá para su partido, para los pocos que se terminen beneficiando de su gestión, pero para Jaén no servirá. Las excusas serán muchas, tantas como respuestas a ellas: "el Ayuntamiento está arruinado" (lo que ya sabías y se supone que podías solucionar); "apoyamos al sector privado para que pueda hacer su trabajo" (hacerse una foto o una pequeña subvención no arregla la falta de infraestructuras y servicios); "no tenemos más competencias" (tu partido,  en otras administraciones, sí); "hemos arreglado una baldosa o una carretera o instalado una depuradora" (eso es lo mínimo y no transforma nada; es el trabajo diario del empleado público); y así podríamos seguir eternamente.

Todo esto es más sencillo de lo que nos quieren hacer creer. Si en lugar de fotos o videos, los más modernos, plantearan soluciones a nuestros problemas, y los ejecutaran, estarían haciendo su trabajo. Si no pueden, por incapacidad propia o porque algún otro estamento no se lo permite, serían más honestos diciéndolo públicamente, y no sólo en conversaciones privadas. Si se plantaran, sin paripés, ante quienes nos niegan todo, serían un orgullo. Pero ni lo hacen, ni van a hacer que Jaén funcione, ni van a cumplir con lo prometido, por lo que sólo sirven para prolongar la situación, de la que son responsables. Es urgente; no puede haber más promesas incumplidas, proyectos futuros o presupuestos vacíos. Ni de los máximos responsables ni del resto, pequeños partidos que no aportan pero contribuyen a que todo siga igual, preocupados de sus pequeñas cuestiones personales.

Si el presidente de una Diputación que ha tenido superávits presupuestarios y que tiene un enorme poder en el partido que gobierna España, no ha conseguido cambiar el rumbo de la provincia en trece años, es que no va a hacerlo. Si el alcalde de Jaén, que ya lleva más de cien días en el cargo, sólo pone excusas y no plantea ninguna solución más allá de unas fotos en una hamburguesería, es que ni las tiene ni va a obligar a nadie a adoptarlas. Por tanto, deberían irse, o sus partidos elegir a alguien que sepa o quiera, sin esperar a que tengan que hacerlo por otros motivos. En cualquier otro sector, éstos y otros responsables, que han demostrado su incapacidad durante un tiempo, estarían de “patitas en la calle”. Y esto lo sabemos todos, a pesar del jueguecito partidista en el que cada uno defiende al “suyo” y culpa al “otro”. Seamos sinceros: si se tratara de trabajadores de cada uno de nosotros, fuéramos del PP, del PSOE, de Sumar o de Vox, los habríamos despedido; no tendríamos otra opción.

Todos sabemos lo que Jaén necesita: industria, trabajo, comunicaciones, infraestructuras, etc. y todo esto va junto; no se puede hacer una cosa sin la otra. De nada sirven más anuncios, más publicidad institucional, redes sociales y más ferias si la ciudad se va quedando vacía, si en lugar de futuro se nos dan palabras y fotos. De nada sirven las visitas de consejeros y ministros, si los presupuestos nos ignoran. 

En Jaén hay mucho, más de lo que creemos, pero también nos sobra demasiado. Jaén no puede esperar más su buena estrella. La buena estrella de tener al fin unos responsables públicos tan trabajadores, capaces y creativos como nuestras estrellas jaeneras.