Sobre nuestras piedras lunares

Manuel Montejo

La toma

El primer requisito de toda moción de censura es que sólo debe ser presentada para ganarla y eso parece que está conseguido

El próximo jueves, 2 de enero, se cumplirán 533 años desde que el sultán nazarí Boabdil entregó Granada a las tropas de los Reyes Católicos, quienes conquistaron tras diez años de guerra el último reino andalusí de la península en la conocida como "Toma de Granada". También ese día, pero de 2025, Agustín González Romo entregará el bastón de mando del Ayuntamiento de Jaén a Julio Millán, quien lo re-"tomará" tras año y medio de un mandato municipal marcado por los desencuentros y las amenazas de un tercer actor, Jaén Merece Más.

"La Toma" de nuestro Ayuntamiento por parte del PSOE se hará efectiva a través de una moción de censura, un instrumento de control del Gobierno, el cual debe de contar en todo momento con la confianza del poder legislativo, y en el caso de los Ayuntamientos, de los concejales elegidos en las urnas. En nuestro sistema constitucional, la moción de censura se caracteriza por ser "constructiva", es decir, por exigir la presentación de un candidato a Alcalde que sustituya al censurado, requisito que pretende evitar la inestabilidad política creada por aquellas mociones de censura "destructivas" sin candidato, que dejan un vacío de poder tras su triunfo. Sin embargo, desde su presentación, la moción de censura de PSOE y JMM ha venido a ser justificada, o denostada, por razones retrospectivas, es decir, por la censura de una mayoría del Pleno hacia el Alcalde actual, en lugar de prospectivas, la apuesta de los munícipes mayoritarios por el proyecto de Julio Millán, del que hasta ahora hemos sabido poco, fuera de algunas promesas en el aire. Siendo cierto que lo primero debía ser explicar los motivos que fundamentaran la moción, pasados unos días y acercándose el momento de la votación, se echan un poco en falta algunos elementos de política comunicativa que la hicieran más “constructiva”, como debiera de ser.



El primer requisito de toda moción de censura es que sólo debe ser presentada para ganarla y eso parece que está conseguido, a no ser que aparezca algún "tamayazo" local del todo indeseable. En segundo lugar, y como paso previo a la presentación de la moción, se necesita crear una corriente de opinión favorable, no ya al candidato, sino a la propia moción, tanto en medios de comunicación como en el resto de partidos, visualizando tanto las consecuencias políticas y electorales de mantener el actual Alcalde como las ventajas del cambio. Una moción debe ganarse primero en la opinión pública para que se llegue al segundo requisito de forma natural. Si la moción se percibe como la única salida, la exigencia de dimisión, la certeza de que el Alcalde tiene la responsabilidad de abandonar su cargo, es inevitable y sólo una obcecación personal puede hacer que se mantenga contra viento y marea.

Es en este preciso instante, cuando se ha ganado la batalla comunicativa o, como se dice ahora, el relato, cuando debe presentarse una moción de censura con todo su esplendor "constructivo", ya que no habrá de justificarse ni podrá ser criticada; únicamente será expuesta en sus aspectos ilusionantes de cara al futuro porque la propia sociedad habrá asumido que su presentación no era más que una consecuencia lógica y natural. Es evidente que en nuestra "Toma" no se han seguido estos principios y la muestra más palpable ha sido el espectáculo al que hemos asistido estos días: unos y otros obligados a explicarse, a presentar las causas de cada una de las decisiones y, lo que es peor, enfrentándose y pataleando, con el objetivo último de ganar un relato que estaba en disputa, que nadie había ganado porque nadie había intentado imponerlo. Al final, lo único en lo que han coincidido casi todos es que la moción no era esperada en este momento, que se ha precipitado en los últimos días. Esperemos que eso no signifique que ha sido precipitada y, mucho menos, poco premeditada, porque de lo contrario, las consecuencias las pagaremos todos. Lo que, por el bien de Jaén, sería deseable es que a partir de ahor cada uno cambie gran parte del trabajo realizado este año y medio.

El PSOE, para empezar, debe entender que la "ilusión" no se genera únicamente con un cambio, como parecía entenderse en gran parte del anterior mandato de Julio Millán. Ni, tampoco, en esperar que desde otros sitios, Madrid o la Plaza San Francisco, lleguen "proyectos-promesas" que hagan el trabajo del Ayuntamiento. Demostrar que se tiene un proyecto alternativo al PP supone ir desgranando, y aprobando, medidas de gobierno totalmente diferentes a las que suelen practicar los alcaldes populares, desde ese iniciado PGOM hasta afrontar la problemática del personal municipal, pasando por una relación no sumisa y cómplice con las concesionarias que esquilman el presupuesto municipal, intentando recuperar todos los servicios que se puedan. Sólo a partir de un planteamiento así de ambicioso se puede cambiar la situación económica del Ayuntamiento y convertirlo en una herramienta al servicio de Jaén, lo que no ha sido hasta ahora, ni con el PP ni con el PSOE. Es posible que los "cantos de sirena" que se escuchan desde hace unos días, y que los nuevos socios, especialmente los de JMM, definen como el motivo principal de "La Toma", en forma de futuros proyectos para Jaén, supongan un cambio de situación por sí mismos, pero no estaría de más ser precavidos, sabiendo como sabemos por estas tierras cómo se las gastan los partidos nacionales cuando necesitan "venderse", y empezar a trabajar duro por los jiennenses, sin estar pendientes de “promesas que no valen nada”.

JMM, por su parte, va a tener que hacer muchos equilibrios tras su decisión de formalizar "La Toma". En primer lugar, los internos, confiando en que los que se oponían al giro no reclamen el espacio perdido en caso de que el PSOE haga su previsible "abrazo del oso" y margine a su socio pequeño, culpándole de los errores y fomentando el enfrentamiento entre sus filas. Recordemos que los dos últimos gobiernos de coalición del PSOE, con IU y Ciudadanos, terminaron con sus socios rotos y desaparecidos, o casi, de la escena municipal. Después, los externos, consiguiendo pequeñas victorias que justifiquen la decisión ante los votantes y simpatizantes ahora agraviados. Y, por último, el equilibrio político, intentando dotar de coherencia los posibles votos contrarios a los tomados hace apenas unos meses y pretendiendo eliminar todo responsabilidad política en su actuación de gobierno junto al PP. Esta perspectiva les deja poco margen de actuación, totalmente a expensas del PSOE de Millán y Reyes. Lo que si es deseable es que la decisión no responda únicamente una jugada más audaz, como supondría forzar una salida del gobierno en unos meses para enfilar la campaña de las municipales de 2027 con la idea fuerza de que si, ni PP ni PSOE hacen nada por Jaén, sólo JMM puede llevar la ciudad a buen puerto. No creo que ese futuro movimiento de carácter tan cortoplacista, aportara nada bueno al partido provincialista.

Quien tiene un reto que, a la vez, supone una gran oportunidad es el PP: empezar un nuevo proyecto, con nuevo candidato y, a poder ser, con nuevo planteamiento. Porque lo que no puede es seguir siendo ese Boabdil al que cualquier jiennense, haciendo de madre tras "La Toma", le tenga que decir aquello de "llora como una mujer, lo que no has sabido defender como un hombre". Ya está bien de pataleos y llantos de mal perdedor por abandonar una alcaldía a la que el PP de Andalucía ha menospreciado desde que se constituyó, que sabían perfectamente en riesgo y que han preferido perder antes que contentar con algunas migajas a JMM. El PP no le ha dado a Jaén nada. Es muy triste tener que escuchar estos días a tanto votante popular tradicional asumir que "no nos merecíamos seguir gobernando" y "esto ha pasado por culpa nuestra" y, al mismo tiempo, a sus dirigentes actuales, responsables de la pérdida, exponiendo día sí y día también una serie de excusas infantiles impropias de la historia de ese partido en la ciudad. Abandonar esa actitud es el primer paso para empezar un nuevo intento de volver a la alcaldía.

Y no podemos olvidarnos, por más que esté fuera de toda noticia y todo debate, de una izquierda desaparecida y rota, que puede que tenga algo de culpa en todo esto por haber perdido la representación electoral que su presencia social le solía otorgar en esta ciudad. Quizás con su participación, y con sus votos, tanto el resultado de la elección de Alcalde de 2023 como la votación de "La Toma" del próximo jueves hubieran sido distintos. Esperemos también que hayan aprendido la lección y estén trabajando para Jaén, y no sólo para sus proyectos partidistas y personales agotados.

Sería un buen deseo para empezar 2025 que, tras "La Toma", los partidos jiennenses abandonaran como prioridad su interés político y electoral, lícito pero no prioritario habida cuenta de la situación de Jaén, y antepusieran el interés general, el de todos, acercándose a nosotros, los vecinos y ciudadanos, a nuestras preocupaciones y necesidades. O, al menos, que lo hiciera alguno. Sería una gran noticia para Jaén.