La app de Inteligencia Artificial realizó sin ningún problema las actividades evaluables de aquella alumna, atendiendo a los criterios de evaluación establecidos en la programación.
La app de Inteligencia Artificial del docente corrigió las actividades realizadas por la app de IA de dicha alumna, consideradas como una evidencia, atendiendo a los descriptores operativos de las competencias clave, junto con los objetivos, concretando así las competencias específicas del área y emitiendo una calificación acorde con los parámetros de ponderación.
La app de IA de los padres les advirtió de la calificación e informó a la app de IA de la tutoría sobre la disconformidad en el procedimiento.
La app de IA de la tutoría trasladó la anomalía a la app de IA de la jefatura de departamento que la tramitó automáticamente a la app de IA de la directiva del centro como una reclamación por la evaluación imprecisa debida a una nimia desviación con respecto a la propuesta de ajuste según la ponderación de los criterios.
La app de IA de la directiva del centro avisó a la app de IA de la inspección sobre esta circunstancia y se abrió automáticamente un expediente informativo que derivó en una propuesta de sanción virtual, con suspensión de empleo y sueldo potenciales de todos los implicados, con la máxima calificación para la alumna y la derivación del caso a asuntos sociales. Las respectivas apps se informaron entre sí y, tras el análisis de megadatos y generación de millones de archivos se cerró el procedimiento.
Mientras tanto, ni la alumna, ni el docente, ni los padres, ni la tutoría, ni la jefatura de departamento, ni la directiva ni la inspección supieron nada. Permanecían ajenos a este entorno virtual, utilizando su inteligencia ancestral en la realidad.
Mientras tanto, la alumna se afanaba por realizar las actividades para consolidar el aprendizaje a partir de las enseñanzas impartidas en clase, con esfuerzo y constancia.
Mientras tanto, el docente se dedicaba a estudiar y preparar los contenidos e intentar transmitirlos de la mejor manera posible, diseñando actividades significativas y preparando materiales de apoyo útiles, atendiendo a la diversidad y heterogeneidad del grupo.
Mientras tanto, los padres trabajaban a destajo, intentando compaginar la vida laboral con la familiar para crear un hogar dónde educar a sus hijos con honestidad en la honradez y sacrificándose para ofrecerles las máximas oportunidades.
Mientras tanto, la tutora se desvivía por comprender y ayudar a su tutoría, atendiendo todas las demandas y necesidades del alumnado y cada progenitor, solicitando al equipo educativo observaciones compartidas y pendiente de rellenar actas, tramitar partes de incidencias, firmar compromisos educativos, etc.
Mientras tanto, la jefatura de departamento se dedicaba a cumplimentar informes y revisar
programaciones, asistiendo a reuniones de coordinación de área y pendiente de cualquier exigencia.
Mientras tanto, el equipo directivo desempeñaba su labor de organización, sujeto a cualquier novedad legislativa, y velaba por los intereses, muchas veces opuestos, tanto de la Administración como de sus compañeros; obligado a acatar instrucciones, incluso contra su voluntad, intentando planificar el caos y mantener el orden; expuesto a cualquier contratiempo.
Mientras tanto, la inspección aplicaba la normativa en vigor, incluso contra su voluntad, supervisando el funcionamiento de cada centro para detectar problemas y sugerir propuestas de mejora, intentando ayudar y comprender, a veces estableciendo o imponiendo medidas acordes con el cargo ostentado.
La Inteligencia Ancestral humana nos ha llevado hasta aquí. No olviden quienes la denostan e ironizan sobre sus limitaciones que gracias a ella piensan como piensan, son capaces de comprender y reflexionar, así como de expresarse. No olviden que, con sus imperfecciones y comportamientos erráticos, el ser humano ha sido capaz con su Inteligencia Ancestral de diseñar una Inteligencia Artificial que imite sus acciones para perfeccionar sus actuaciones. No olviden que la Inteligencia Ancestral es adaptativa y original, capaz de empatizar porque está sujeta a emociones y sentimientos y, aún limitada por los sentidos, es capaz de soñar y crear. Eso sí, pensemos que ni la Inteligencia Ancestral ni la Inteligencia Artificial han solucionado aún los grandes problemas de la humanidad: hambre, inmigración, guerras, contaminación, etc. Esperemos que algún día ambas inteligencias se complementen y contribuyan a resolver cualquier dificultad de la realidad.