Con el alma en pie

Ana Tudela

El candidato presidente

Me puse como tarea hace días hacer una reflexión lo más sensata posible en torno a las circunstancias de estas próximas elecciones. No dejarme arrastrar...

Me puse como tarea hace días hacer una reflexión lo más sensata posible en torno a las circunstancias de estas próximas elecciones. No dejarme arrastrar por la desinformación; intentar discernir entre la propaganda y la realidad. Una empresa que reconozco difícil pero a la que no debemos renunciar si creemos en la política, la de verdad, la que pelea por mejorar la vida de la gente.

Empecé por hacer un repaso del programa presentado por Moreno Bonilla en la anterior cita electoral. Y evaluar cumplimientos e incumplimientos.

Porque esto del programa es de las pocas cosas que no se lleva la nueva política o las nuevas formas de comunicación. Qué menos que saber a qué se compromete cada candidato o candidata, más allá de debates, polémicas o titulares. Qué menos que saber si ha cumplido al acabar la legislatura.

Curiosamente, los programas, o gran parte de ellos, suelen perderse u olvidarse en gran parte a medida que el candidato se transforma en presidente. Salvo la evaluación que realiza a menudo el actual gobierno de España no recuerdo ejercicios de transparencia real y de balance de cumplimiento de programas. Y como Moreno Bonilla no lo ha hecho, ni tiene la cosa pinta de que lo haga, decidí hacer un rápido repaso aprovechando que Internet posibilita que no puedan olvidarse las promesas.

Ya hace algún tiempo recordamos lo de los 600.000 empleos o lo de acabar con las listas de espera en Sanidad y en Dependencia. Ejemplos claros de tomaduras de pelo en aquellas políticas en las que la derecha no está precisamente convencida. A cambio, han iniciado un indisimulado proceso de destrucción de los servicios públicos, fundamentalmente Sanidad, Educación y Dependencia, que está enriqueciendo a los privados, y que amenaza con explosionar en una siguiente legislatura si continúan en el poder.

Lo de los Planes de Infraestructuras fue muy “heavy”. Hasta cinco para Jaén. Bueno, pues ni cinco, ni tres, ni uno. Nada de planes, y a otra cosa mariposa. Ni un kilómetro de las autovías prometidas, recortes a los planes de empleo, desaparición de numerosas unidades de educación pública, navajazo a la financiación de la Universidad de Jaén. Un auténtico peligro para Andalucía y para Jaén que, pasado por el caro tamiz del autobombo y la propaganda, ha querido transformar en un tipo sonriente, que no hace nada, pero que tiene buen rollito. Todo un candidato.