De un día para otro se ha convertido en el chico de moda (tal y como él mismo se definió), en el yerno preferido, en el novio ideal, en el chico “guay” del grupo. Juan Manuel Moreno Bonilla, Juanma para los amigos, anda pletórico estos días y no es para menos. Ha conseguido una proeza inimaginable hace cuatro años: desbancar al PSOE de un plumazo y teñir de azul intenso las ocho provincias andaluzas. Una sonrisa, un guiño y la estética impecable de niño “pijo” le han bastado para alzarse con el trofeo más preciado por cualquier político de esta tierra: presidir la Junta de Andalucía con mayoría absoluta. Un candidato que huye del ruido, de las estridencias, que habla desde el temple y la moderación. La moderación, palabra clave en su campaña. Moderación en los gestos, en las palabras, en el tono... Me comentaba mi amiga, buena conocedora de la algarabía política, que en estas elecciones no ha pesado tanto su gestión al frente del Gobierno andaluz como su perfil bajo, alejado de la crispación y las tensiones políticas. Razón no le faltaba a tenor de los resultados que ha logrado el PP en algunos rincones de nuestra tierra. Ni el partido ni su líder parecían tener demasiado interés en mostrar sus verdaderas cartas, ni siquiera su paraguas mediático se ha esforzado en abordar con todo lujo de detalles sus propuestas económicas para evitar así cualquier huída innecesaria. El objetivo, primero y último, era marcar distancias con VOX, y, por ende, alejarse de los gobiernos de Isabel Díaz Ayuso (Madrid), Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León) y Fernando López Miras. (Murcia) para llevar en volandas hasta Moncloa al presidente del PP, Alberto Núñez de Feijóo, bajo el escaparate de la centralidad. Y en este menester, en Madrid ya se han puesto manos a la obra, incluidos medios de comunicación, periodistas y politólogos que andan ya a la caza y captura de Pedro Sánchez (de los chicos de Podemos ya se encargan periodistas y juristas ultras para apearlos uno a uno de la vida política). Por todo lo demás, Juanma se comporta como un buen pupilo del liberalismo. La receta económica del próximo gobierno andaluz apenas difiere del ideario neoliberal que con tanto ahínco defiende Díaz Ayuso. Las diferencias están en las formas, pero no en sus políticas. Como buen liberal aplicará las mismas recetas liberales que están dejando en la UCI a la sanidad madrileña. Solo que ahora no podrá poner por delante a un vicepresidente del hundido Ciudadanos o esconderse en la sombra de VOX. El triunfo ha sido histórico, pero ahora Juanma está solo ante el peligro.
Antonia Merino
Con perspectiva sureñaEl flow de Juanma
De un día para otro se ha convertido en el chico de moda (tal y como él mismo se definió), en el yerno preferido, en el novio ideal, en el chico “guay”...