Con perspectiva sureña

Antonia Merino

Estudiar es cosa de ricos

La educación es cosa de ricos. Esta parece ser la nueva consigna que nos llega desde Madrid, la comunidad que presume de no tener pobres ni mirando al suelo...

La educación es cosa de ricos. Esta parece ser la nueva consigna que nos llega desde Madrid, la comunidad que presume de no tener pobres ni mirando al suelo. La consigna no es novedosa, aunque lo pareciera. Las malas lenguas tildan al Gobierno de Díaz Ayuso como el gran Robin Hood de los ricos con su última decisión de abrir el cupo de las becas a las clases más pudientes. Puede parecer una simpleza, pero la cosa quedaría de esta manera: estudiantes ricos y pobres podrán disfrutar de estas ayudas en igualdad de condiciones. Tendrán los mismos derechos los hijos de familias con más 100.000 euros de renta media que aquellos cuyos ingresos no superen los 7.000 o 9.000 euros. El objetivo es becar sin importar la renta saltándose a la torera dos principios básicos de nuestra democracia: la igualdad de oportunidades y la distribución de la riqueza. Este es el modelo de gestión que el PP nacional pretende exportar al resto de comunidades. Desde Génova han aplaudido cada una de las decisiones del Gobierno de Díaz Ayuso, salvo alguna cosa, como diría M. Rajoy. Alberto Núñez de Feijóo, a través de su lugarteniente Cuca Gamarra, ha salido en defensa de la política de becas de la comunidad de Madrid al considerar que la medida “garantiza que cualquiera puede elegir centro porque en España el bachiller no es público y no está financiado en su totalidad” (el bachillerato sí es gratuito en los centros públicos). Lo cierto es que este modelo alumbrará una sociedad clasista y fracturada al servicio de los que más tienen. Estos podrán disponer, por fin, de una mano de obra barata de origen nacional, acrítica, desinformada, sin formación y sin futuro. El escenario perfecto para empresarios y banqueros, tan dados a socializar sus pérdidas y privatizar sus beneficios. Podríamos pensar .que es una deriva improvisada fruto de las necesidades económicas, pero no es así. Aquí en Andalucía, el gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla ha dado los primeros pasos para abrir las puertas a universidades privadas en detrimento de las públicas, una constante en los gobiernos de la derecha que bajo la bandera de la austeridad, apuestan por un modelo elitista donde los impuestos de todos financien la educación de los que pueden pagársela. Una educación que lejos de combatir la desigualdad, la fomenta.