Con perspectiva sureña

Antonia Merino

El reino de la libertad

Moreno Bonilla, “el moderado”, ha decido echar una mano a aquellos ciudadanos que tienen la suerte de esquivar las crisis económicas sin estrechuras ni desvelos

Moreno Bonilla, “el moderado”, ha decido echar una mano a aquellos ciudadanos que tienen la suerte de esquivar las crisis económicas sin estrechuras ni desvelos. Convertido ya en el pupilo aventajado de la ideología ayusista, el presidente andaluz ha resuelto aplicar el modelo que impera en la comunidad de Madrid: eliminar el impuesto sobre patrimonio mediante una bonificación del 100% de la cuota, un impuesto que, en el caso de nuestra tierra, beneficia a unos 20.000 andaluces (0,2% de la población). O dicho de otro modo, detraerá de las cuentas públicas entre 95-100 millones de euros al año para beneficiar a esa minoría pudiente. ¿Quién pagará ese agujero, la mayoría social o, por el contrario, los servicios públicos como la sanidad, la educación o las políticas sociales con una menor financiación pública? A no ser, claro, que reclame al Gobierno de España que le dé más dinero porque no le llega con lo que recauda porque, eso sí, no ha renunciado a las transferencias del Estado. En este caso, los españoles financiarán lo que algunos denominan ya la “paguita” de Moreno Bonilla a los ricos. Si Madrid es el modelo a seguir por el Gobierno andaluz, deberíamos saber algunas “cosillas” del ‘reino de la libertad. Tiene razón Isabel Díaz Ayuso cuando asegura que Madrid es la comunidad más rica de España. Su PIB anual es de 32.048 euros per cápita. Además, con un 19,3% anual, es la comunidad que más peso tiene dentro de la economía de todo el país. Hasta aquí “miel sobre hojuelas”. Pese a ello, la fortaleza económica de la que tanto presume su presidenta no se ha traducido en un reparto equitativo de la riqueza. Al contrario, la desigualdad se ha disparado notablemente en la comunidad estrella del PP. De hecho en Madrid, con una población de 6,7 millones, aproximadamente un millón vive por debajo del umbral de pobreza. Esta desigualdad no es un fenómeno sobrenatural, sino que tiene una serie de causas que se sustentan en sus políticas económicas, que favorecen el crecimiento de los servicios privados a la par que se reducen los de carácter público, dado que las rebajas fiscales para las rentas y patrimonios más altos van en paralelo a una notable contención del gasto público con el consiguiente deterioro de la sanidad, la educación… A partir de ahora, Madrid, la más rica, y Andalucía, la más pobre, comparten la fiscalidad más baja del país. ¿Será efectivo aplicar la misma receta para la más pobre que para la más rica? ¿Seguiremos la senda ayusista? ¿Posibilitará Moreno Bonilla el acceso a becas en colegios privados a familias que ganen hasta 180.000 euros anuales? ¡Bienvenidos andaluces al ‘reino de la libertad’! Un nuevo paraíso para ricos.