Con perspectiva sureña

Antonia Merino

La ola privatizadora llega a la Universidad

El Gobierno de Madrid lleva tiempo diciendo que es la punta de lanza en todo o casi todo; para lo bueno y lo malo, según el prisma con el que se mire...

 La ola privatizadora llega a la Universidad

Foto: EXTRA JAÉN

Sede del Parlamento andaluz.

El Gobierno de Madrid lleva tiempo diciendo que es la punta de lanza en todo o casi todo; para lo bueno y lo malo, según el prisma con el que se mire. Nosotros también llevamos tiempo diciendo que el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, no hace otra cosa que seguir el camino trazado por Madrid. Bueno, no es Madrid; no confundamos todo un territorio con la gestión de un gobierno, me refiero al Partido Popular (PP), quien a tenor de los últimos acontecimientos, ha pisado el acelerador de la privatización allá donde tiene puesto en mando. Si la semana pasada hablábamos de la privatización de la Atención Primaria en nuestra comunidad, ahora le toca a la universidad. Hace unos días nos enterábamos de que el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía había autorizado la implantación de dos nuevas universidades de naturaleza privada; una para el grupo ultracatólico CEU y otra para el fondo buitre estadounidense KKR con Vocento (ABC, SUR) en el marco del sistema de enseñanza superior (en cola hay otras seis). Y todo esto sucede mientras las universidades públicas andaluzas reclaman un modelo de financiación que "mejore" sus condiciones, entre ellas la nuestra, la UJA. Los rectores y rectoras, excepto el de la UNIA, suscribieron un comunicado en el que recordaban que las dos nuevas universidades recibieron en su día el voto desfavorable de todos los rectores de las universidades públicas andaluzas. Pese a ello, Moreno Bonilla parece estar dispuesto a ir socavando el sistema público andaluz para ir dejando hueco a la implantación de universidades privadas, aunque éstas no cumplan con los estándares de calidad fijados. Cabría preguntarse hasta dónde va a llegar la ola privatizadora de la derecha. Los años álgidos de privatizaciones tuvieron lugar durante los gobiernos del Partido Popular (1996 -2005), pero ya desde 1985, bajo el gobierno de Felipe González (PSOE), el Estado comenzó a desprenderse de sus acciones. Pero fue con Aznar cuando vivimos una euforia privatizadora en la que se fueron perdiendo "las joyas de la corona", como se denomina en el argot económico a Repsol, Telefónica (Movistar), Tabacalera o la propia Endesa. Todos privatizan, unos más que otros, pero cuando se trata de defender los privilegios de unos pocos frente al resto los criterios no suelen ser los mismos. Ahí está nuestro estimado presidente que en su día se comprometió a gobernar desde la moderación y para todos los andaluces. Sin embargo, su gestión nos va mostrando sus verdaderas intenciones. Por ejemplo, ha optado por suprimir el impuesto de patrimonio, desgravar las clases particulares y cerrar líneas en los colegios públicos, en vez de bajar las ratios. El siguiente paso ha sido extender una alfombra roja a la universidad privada, un nicho de negocio que mueve mucho dinero y en donde la Iglesia católica española domina el territorio, así como los fondos de inversión, ávidos de meter cabeza en el segmento educativo. El escenario, pues, no es nada halagüeño para aquellos que cuentan con menos recursos para acceder a la enseñanza superior. El modelo auspiciado por el PP nos deja dos ejemplos de universidades: una de primera para las clases más pudientes y otra de segunda, para aquellas rentas con dificultades para llegar a final de mes. Obviamente, cuando los egresados salgan al mercado laboral no tendrán las mismas oportunidades.