Con perspectiva sureña

Antonia Merino

Maldita lacra

En la recta final de 2022 las estadísticas han convertido a diciembre en un mes luctuoso para la lucha contra la violencia machista, el tercero más mortal...

 Maldita lacra

Foto: EXTRA JAÉN

Nos queremos vivas.

En la recta final de 2022 las estadísticas han convertido a diciembre en un mes luctuoso para la lucha contra la violencia machista, el tercero más mortal desde hace 19 años. En las últimas semanas se han confirmado 8 crímenes por este tipo de violencia en distintos puntos de la geografía. Además, hay dos asesinatos más que siguen bajo investigación y todo ello hace pensar que se trata también de muertes consumadas por pareja o expareja de las víctimas, por lo que podrían aumentar las estadísticas en los próximos días. Tras estas cifras se esconden familias rotas de dolor, niños huérfanos y niños testigos de la barbarie de sus padres, pero también el miedo, la angustia, el sufrimiento de gente que muere en vida y que se pregunta por qué no lo vio venir. La violencia machista es una auténtica salvajada que si sucediera en cualquier otro colectivo, escandalizaría, seguro, muchísimo más. ¿La respuesta sería la misma si esta sangría de víctimas la hubiera provocado el terrorismo; o si se hubieran disparado los accidentes de carretera? Algo está fallando, ¿no? Algo habrá que hacer además de los minutos de silencio. La violencia de género tiene nombre de mujer y ya está, volver a discutir o cuestionarlo es volver a golpear a las mujeres que la padecen, es causarles un nuevo maltrato por quienes tienen la obligación de proteger sus vidas. Tenemos que seguir sumando esfuerzos para poner fin a esta lacra que se pasea con cierta impunidad por muchos hogares y rincones, porque, aunque es una realidad que cuesta cambiar, hay que seguir combatiendo por las asesinadas, por las que logran sobrevivir y, sobre todo, por las que conviven un día tras otro con el miedo en el cuerpo. Es una tarea de toda la sociedad en la que no podemos perdernos ni dar un paso atrás; hay que seguir mostrando sin ambages que la violencia contra las mujeres es inaceptable e intolerable. Quizás por ello es un deber casi inexcusable que todos los hombres se impliquen en la erradicación de la violencia machista en cualquiera de sus expresiones. Hace falta que reaccionen ante las actitudes machistas y las señalen, porque es en el día a día donde brotan estas violencias. Y solo acabando con el machismo acabaremos con sus violencias.