Mujeres para quitarse el sombrero

El pasado domingo el programa “Imprescindibles” de la 2 de TVE nos deleitaba con una pequeña joya documental: A las mujeres de España. María Lejárraga, de la directora Laura Hojman; un homenaje a María de la O Lejárraga García, maestra, pedagoga, novelista, dramaturga, libretista, articulista, editora, traductora, feminista y diputada. Pese a este rosario de sustantivos, Lejárraga es, como tantísimas mujeres de las letras, de las ciencias o de las artes, una gran desconocida para el público en general, ignorada por los libros de texto y por la propia cultura oficial. Lejárraba no deja de ser otro ejemplo de esa memoria olvidadiza de un país que, metido ya en el siglo XXI, sigue siendo parco a la hora de rescatar el papel de una generación de mujeres que se aventuró a desafiar un periodo convulso de la historia de España como fueron los años 20 y 30. Al igual que sus compañeros, ellas también sufrieron los avatares de la guerra y el exilio pero, a diferencia de ellos, fueron sometidas a la nula repercusión y visibilidad de sus obras. Esta nulidad se agudizó con la dictadura franquista, que les impuso el papel de madres, esposas y beatas. El resto de sus inquietudes no podían estar a su alcance, así lo defendía la suma sacerdotisa de la Sección Femenina, Pilar Primo de Rivera: "No hay que ser una niña empachada de libros que no sabe hablar de otra cosa... no hay que ser una intelectual, o "Las mujeres nunca descubren nada; les falta el talento creador reservado por Dios para inteligencias varoniles". El régimen franquista se empeñó en empujar a la mujer al redil doméstico, en echar abajo sus deseos igualitarios y en convertirlas en procreadoras; las que pudieron huyeron despavoridas de semejante credo. El documental A las mujeres de España. María Lejárraga (sugiero verlo) nos recuerda, precisamente, como los libros de historia las dejó en el tintero. Según Antonina Rodrigo: “Quizá una de las claves del olvido está en que sus propios compañeros de generación ignoraron a las mujeres que tenían a su lado”. Es el caso de María Lejárraga, que al casarse con Gregorio Martínez Sierra, decidió esconderse tras el nombre de su marido. Ambos formaron una de las más productivas parejas artísticas de la época. Gregorio era el responsable de la dirección de las obras y él era quien se llevaba la gloria; ella era la “negra” de su famoso marido. Ver este maravilloso documental es “imprescindible” para comprender cómo no se les llegó  a reconocer la importancia de sus obras. Igual que a esas otras mujeres denominadas “Las Sinsombrero", intelectuales y artistas de la Generación del 27 cuya obra quedó ensombrecida u ocultada por la de sus compañeros. Ellos alcanzaron la fama y ellas permanecieron en la desmemoria. Tania Ballo, Manuel Jiménez Núñez y Serrana Torres recuperaron sus figuras y sus nombres en el documental que llevaba ese nombre “Las Sinsombrero”, igual que ha hecho ahora Laura Hojman con Lejárraga. Es hora de recuperar su obra y su figura en el lugar que les corresponde en la cultura española. Traerlas, con permiso de Cernuda, de “donde habite el olvido”.