El arpa de Dorotea

Juan Manuel Vallecillo

Iggy Pop: Every loser

Iggy vuelve a lo que sabe hacer y el pasado 6 de enero, como si de Melchor, Gastar y Baltasar se tratase, lanzó “Every Loser”

 Iggy Pop: Every loser

Foto: Jimmy Fontaine

Iggy Pop.


Al final tienen razón los lunes. Aunque desde esta sección musical os seguiré animando a que vayáis los fines de semana a conciertos que alimenten el espíritu, os rejuvenezcan y cosan los desperfectos de vuestras alas, lo cierto es que se volvió a equivocar el amigo del viernes y no, tío, no hemos quemado Madrid. Todos los planes que llenaban el WhatsApp del sábado se han desvanecido y, en el móvil, ya solo queda solitario pero real y consistente el que suena los lunes por la mañana. Ese “Papá, saldré cansado. ¿Me recoges luego?” que se convierte en la misión más crucial de toda la semana. Sí, lo que tienes el lunes es lo que permanece. No están esos amores que nunca amaron y, sin embargo, te echan a ti la culpa mientras se mantiene la ayuda fiel del compañero de fatigas que, a veces y sin darle importancia, tapa tus errores. Se olvidan los chistes de locas carcajadas y perdura la sonrisa de los que te quieren y te comprenden. Así, a pesar de que os cueste levantaros ese día, alegraos de los que desaparecieron porque no querían estar en vuestro lunes, dad las gracias a los que siempre están y, aunque alguna vez os sintáis derrotados, recordad que hay una canción para cada perdedor.

“Every loser” que, como sabéis, significa “Cada perdedor”, es el decimonoveno álbum de estudio del maestro de los reyes del punk, Iggy Pop. Un señor de 75 años al que estuve matando durante veinte de ellos porque no creí que sobreviviera a ese ritmo de abusos y excesos pero que, en la última década, demostrada su inmortalidad física y artística, me ha convencido de que (espero que dentro de mucho tiempo) me sorprenderá la noticia de su muerte. Ya ves, ¿quién lo hubiera dicho?, Iggy Pop, gracias a su continuado trabajo, ha conseguido que tengamos la creencia de que siempre estará vivo.



Tras el experimental, reflexivo y jazzero anterior disco del 2019 llamado “Free”, Iggy vuelve a lo que sabe hacer y el pasado 6 de enero, como si de Melchor, Gastar y Baltasar se tratase, lanzó “Every Loser” que cumple con el objetivo de satisfacer los deseos de su público. Un álbum para melómanos rockeros repleto de Pop Punk, New Wave y Post Punk que comienza con una bomba, la incontrolable con aires metaleros “Frenzy”. En la siguiente, notaréis que el gran baterista Chad Smith es uno de los notables músicos que colaboran en este trabajo porque, pese a que el abuelo del punk usa su voz más grave para narrar la desesperanza de un drogadicto, “Strung out Johnny” os recordará a los Red Hot Chili Peppers. Después, aunque tiene una buena letra que describe la degeneración y, también, el amor que siente por Miami, ciudad donde reside, “New Atlantis” es, probablemente, el tema más flojo del disco. No obstante, todo se arregla de nuevo con la intensa y loca “Modern Day Ripoff”. El country aparece en la balada “Morning Show” y te acuerdas de que, como invoca el título, este es un álbum para perdedores que tienen que levantarse pronto los lunes. Tras el primero de los dos interludios “The news for Andy”, dedicado al famosísimo Warhol, uno de los padres del pop art, el punk más puro renace en el tema “Neo punk”. La explosiva y stoniana “All the way down” precede a la canción “Comments” de la que Iggy extrae el nombre del disco con un verso que viene a decir que cada perdedor necesita un poco de alegría. Por último, hay un oscuro y acechante interludio llamado “My Animus” pero este LP acaba brillante con “The Regency” donde se aprecia la maestría de Duff McKagan de los Guns N’ Roses en las venenosas líneas de su bajo eléctrico.

Es posible que en “Every loser”, James Osterberg (Iggy Pop) sea una exagerada parodia de sí mismo. Sin embargo, se ha ganado ese derecho. Un rockero que siempre está. Que forma parte de nuestra rutina musical, de nuestra historia, de nuestra vida. Un cantante que empezó siendo el gamberro de los viernes, pasó a ser el decadente borracho del sábado y, ahora, con el paso de los años, se ha convertido en ese vocacional profesor que te despierta cada mañana en el aula cuando empieza la semana y, la verdad, al final… sí, al final tienen razón los lunes.