Cuando nos descubren, no queda otra que reconocer nuestras carencias y defectos. Sin ir más lejos, tengo amigos melómanos y compañeros que critican esta afición mía de escribir en “El arpa de Dorotea”, diciéndome: “tío, hablas de sección musical y, muchas veces, la música es solo un pretexto para soltar tus historias, anécdotas, vivencias o pensamientos”. ¡Vaya! Lo malo de esto es que llevan toda la razón y el día que se den cuenta los del Extra Jaén, conscientes del equipazo de colaboradores que tienen en todos los ámbitos, verán que no les hago falta y me sustituirán por una persona más técnica y especializada. Una que cumpla su cometido con este cuarto arte que va directo al corazón. Mientras tanto, os deseo a todos que la música sea solo el pretexto. Esa preciosa excusa para escribir, para soñar, para pensar, para disfrutar, para llorar, para sentir, para vivir y, sobre todo, para creer. Que uno ya está cansado de la especialización, de la racionalidad, de la perfección, de la corrección y de la objetividad a la que nos somete el ver para creer. Que no. Que para volar, cambiar el mundo y ser feliz, lo que hace falta es creer. Sí, creer para ver.
“Creer para ver” es el profundo título del último EP de “Subtónica”, el proyecto musical del cordobés Javier Estévez. Un álbum reflexivo, a ratos emotivo y bien estructurado en la composición y arreglos cuya característica principal es el poder y la belleza de sus versos. Ya ves, otro escritor que usa la música como pretexto. En cuanto al estilo, debido al minimalismo en la instrumentalización y, en especial, al cambio en la forma de cantar (ahora más susurrante y grave) que, aquí, desarrolla Estévez, tengo que decir que este trabajo discográfico es un hijo natural de una extraña aventura amorosa que han mantenido Bunbury y Alex Ubago. A ver, no pretendo que esto parezca una crítica demasiado negativa. No hablo de algo cutre engendrado en un sucio motel de carretera. Siguiendo con el símil, se trata de un hijo deseado en el que cada progenitor ha sembrado sus mejores virtudes. Aún así, pese a que “Subtónica” no lo sepa, “Creer para ver” no puede negar el parecido en sus rasgos ni la homogénea mezcla de los genes de sus dos padres.
El disco empieza con “Desconocidos”, una canción de estribillo muy cantable que expresa, de la mejor forma posible, la muerte por cansancio de una relación que aún convive bajo el mismo techo. Después, el alto nivel poético y una refinada melodía son los ingredientes perfectos para lograr que nuestra sensibilidad esté a flor de piel en “A pesar del mundo”. “Magia” muestra una fina ironía que describe magistralmente nuestro día a día mientras se respira un ambiente de carrusel y “Creer para ver” acaba con otra gran letra en “Como si fuéramos tribu” que trata sobre encontrar las raíces y recuperar la identidad. No obstante, antes de esta canción, Javier Estévez que fue el batería y, por supuesto, el letrista de la recordada banda “Estirpe”, me vuelve a sorprender al desplegar todo su talento literario en una inquietante crítica social llamada “Así nos va”. Un tema que habla de nuestra incapacidad, de nuestros miedos y que, sin duda, nos retrata. De esta manera, como ya sabéis… Cuando nos descubren, no queda otra que reconocer nuestras carencias y defectos.