El bar de la esquina

Antonio Reyes

Onanismo

El PP vive de grandes frases vacías porque sabe que sus votantes es lo que quieren escuchar, nada más

Que Núñez Feijóo es un meme de sí mismo es tan evidente que no merece más explicación. Un personaje que se mantuvo en la presidencia de la Xunta gracias al control mediático y poco más, porque era consciente del sentir, sobre todo, de la población rural, que tiene una especial idiosincrasia digna de estudio. Y no lo digo yo, sino que es algo que se sabe por aquellas latitudes desde siempre. A la gente mayor de Galicia la política le importa nada, así que vale con refrescarles la memoria dos días antes o arreglarles una calle y listo, voto asegurado. He aquí el mejor dato de lo que este fantástico gestor público hizo por su tierra: al llegar al poder la deuda de la comunidad era de 3.923 millones de euros. En 2022, cuando dio el salto mortal de necesidad a la política nacional, el agujero había aumentado hasta los 11.314 millones, todo un ejemplo de cómo se tienen que hacer las cosas. Pues ahí seguía el tío, que si no se hubiese movido hubiera renovado su mayoría absoluta vete tú a saber por qué. 

 



Su campaña electoral para las municipales y autonómicas se ha basado en eslóganes sin contenido alguno, más allá de repetir a diario que ETA está viva, el sanchismo pa´lla pa´ca, el falcon y poco más. Pero claro, cuando tienes los eggs al baño maría por culpa de la estrella del rock madrileña y su ansia viva de poder y fama, lo normal es que recurras a palabras apocalípticas, sobre todo cuando sabes que la gente se las cree. Hicieron una campaña sin una sola propuesta, no vaya a ser que si se  hace antes a la gente le de por pensar. Como la propia comunidad madrileña o el ayuntamiento capitalino hicieron ocultando lo que tenían planeado para el día siguiente al 28M: una subir las tasas de los comedores de los colegios y el otro reducir las plazas en las guarderías municipales. O la complicidad policial al ocultar las pruebas que han demostrado que Mónica Oltra no ocultó nada en la investigación hacia su ex marido, lo que viene a demostrar que gobiernen o no hay ciertos poderes que siempre serán suyos, algo que se debería investigar y condenar cuanto antes por sanidad democrática.  

 

El gallego de Ourense, ese que no se atrevió nunca a meterle mano al clan Baltar en su propia tierra permitiendo así que la corrupción campe a sus anchas en esa provincia sin que nadie les toque un pelo, lleva unos días cacareando que cuando llegue al poder eliminará todas las leyes que se han aprobado en esta legislatura. Pero todo, todo, no una o dos, todo. Y pare usted de contar, hasta aquí sus propuestas. De todas formas, si esto es lo que tiene pensado hacer con sus amiguitos del partido verde, realmente espero que si llega a gobernar lo haga, porque de eso van unas elecciones, de hacer lo que dices en campaña porque la gente te vota por eso. Derogar leyes como la de Memoria Democrática, la de Vivienda, la Ley Trans (dice el iluminado este que «es más fácil cambiar de sexo que sacarse el carné de conducir») y eliminar el Ministerio de Igualdad y el de Consumo. Añade que «voy a derogar la mentira, el sectarismo, el engaño y la soberbia». No sé cómo se atreve a hablar así teniendo como jefa a Ayuso. Pero bueno, él sabrá lo que dice.

Si hay alguien preocupado por estas palabras de Feijóo, que se relaje. Nada de esto ocurrirá si gobierna. Ni siquiera tendrá el valor de cumplir sus pactos con los verdes esos, así que haya paz. Este partido vive de grandes frases vacías porque sabe que sus votantes es lo que quieren escuchar, nada más. Y mañana, cuando pongan en marcha su maquinaria y medio país y la UE se les echen encima, pues nada, marcha atrás, que para esta gente es el método más seguro para evitar males mayores. Y aquí es donde quería llegar, eso de que espero que cumpla su palabra para que veamos con acciones lo que realmente son. Aquí lo llevamos viendo un tiempo, como cuando alentaban a los regantes ilegales de Huelva a seguir esquilmando el agua de Doñana y después les ofrecieron la legalización de esos pozos. O aquellas vallas publicitarias donde se prometían seiscientos mil empleos. O cuando en Canal Sur han dedicado veintinueve minutos a hablar de Bildu y solo diecinueve segundos a la Ley de Vivienda. Porque, claro, ¿qué descerebrado quiere pagar menos por el alquiler? Si es que solo pedís imposibles, comunistas, que sois unos comunistas etarras y rompeespañas. Y podríamos añadir el maltratado Mar Menor, que llevan años permitiendo que lo contaminen las agresivas explotaciones extensivas con el beneplácito de su partido, la sanidad pública madrileña o los contratos con amiguetes a cara descubierta al saberse protegidos por la mayoría de la magistratura, el papel inexistente del partido verde en Castilla y León y la sorpresa de sus votantes agricultores al ver que sus políticas agrarias no eran tales. Son un fake, un mal día de resaca, la boda en la que el cuñao da el espectáculo borracho, la comida familiar sin sobremesa, la barbacoa con amigos a base de quinoa, la cerveza sin espuma, San Lucas sin lluvia, el pajar sin aguja y el sexo complaciente cuando ya no queda nada.     

 

Sus propuestas e idas de olla caerán por su propia ineficacia y desfachatez cuando mamá Europa venga con la guadaña y les diga que si queremos seguir disfrutando de fondos europeos tendrán que darle una vuelta a sus políticas limitantes de libertades y su ADN de arramblar con todo lo público para el beneficio de unos pocos colegas (y es por esto por lo que la Ley de Vivienda será la primera en caer). Pero eso ahora no importa. Ellos a vender el «sanchismo» como el enemigo a erradicar. Qué más da tantas leyes sociales sacadas adelante por un gobierno en coalición, qué más da que Europa aplauda estas medidas, qué más da que las condiciones laborales hayan mejorado (y deben seguir haciéndolo). Aquí lo que importa es vender a una sola persona como el demonio. Y les ha funcionado, vaya que sí. Y esto, queridos amigos, dice mucho también de los votantes, que no paran de mirar el dedo que señala la luna en lugar de disfrutar del astro. Porque nosotros también nos equivocamos si nos dejamos llevar por políticas vacías. Este partido solo tiene un plan: hacer creer que cualquiera puede ser clase media-alta si se lo propone y ellos están en el poder. Ante este mensaje, ¿quién necesita políticas sociales?

 

Cuarenta y cinco años de democracia y nos cuesta la misma vida pensar bien lo que votamos. No digo que se vote a unos o se deje de votar a otros, no. Lo que quiero decir es que, con toda seguridad, el porcentaje de personas que piensan bien su voto es muy bajo no por no coincidir con lo que uno piensa, sino por no basarlo en los hechos reales. Siempre es más fácil dejarse llevar por el palo con la zanahoria que pensar a dónde queremos llegar como sociedad. Y ahí seguimos, prefiriendo ser el clínex en la papelera de un soltero tras una relajante sesión onanista antes de dormir que el orgasmo en pareja que se quiere porque sabe que comparten un mismo destino a pesar de preferir llegar por caminos diferentes.