Cumplidos 100 años del fallecimiento de Joseph Conrad(3 de agosto), la oscilación moral del ser humano, sigue estando a mitad de página, como el péndulo terrible que transmite la locura oscilando entre la luz y la sombra del raciocinio. Ese péndulo de hierro, oscila entre la vida y la muerte.
Y es que hay quienes continuamente, ya sea por medios directos o indirectos, intentan inyectar en la condición humana grandes dosis de pesimismo para cavar un pozo donde podamos beber de las aguas negras de la irracionalidad y dejar el campo abierto a la locura y a los sacerdotes de la inmoralidad que proclaman desde sus tribunas económicas, las bondades de lo irracional.
En esta corriente de aguas subterráneas y cegueras topográficas, el pesimismo es el oro con el que se construyen las "nuevas ideas de libertad":
Libertad para robar derechos humanos y laborales.
Libertad para matar en nombre de la libertad.
Libertad para injuriar, mentir, atropellar la consciencia de la otra persona.
Estas "libertades" provienen de los pozos oscuros del pesimismo, donde el individualismo solo es un afluente de ese pozo, al cual le han abierto todas las esclusas.
Aquí caben todos los psicópatas, embusteros, ladrones, asesinos. Es el tipo de sociedad que ha creado la política del pesimismo, la política del sálvase quien pueda, la política de la antisociedad para crear individuos dentro de una "empresa social".
¿Cuál es el punto de inestabilidad ética de la condición humana?
Cuando se le roba dicha condición y se le transfieren en sustitución, directrices de comportamiento individual. Cuando se le transfieren reacciones sin bases psicológicas ni racionales. Cuando la condición humana pasa a ser la reacción individual, el pesimismo ha llegado a su máxima expresión y solo queda expandirlo por los medios directos e indirectos creados para estar al alcance de todas/os.
Discernir entre lo racional e irracional, es tan fácil como sopesarlo en la balanza del corazón a la luz de la humanidad.