Si Juanma Moreno obtiene el próximo domingo un escaño más que toda la izquierda junta, aunque no logre la mayoría absoluta, podrá cantar victoria y, lo más importante, quedará políticamente legitimado para gobernar en solitario con pactos y apoyos puntuales durante los próximos cuatro años durante la que será la XII Legislatura del Parlamento de Andalucía. Desde luego, vistos los vaticinios de los sondeos publicitados hasta la saciedad -de los que se ha llegado a abusar en exceso en esta campaña- esa no sería la peor de las opciones para la salud democrática y política de Andalucía.
Hoy por hoy esa es cuanto menos la tesis oficial que mantiene Juanma Moreno, la única que se sostiene en público desde el PP, que de forma sistemática rehusa aclarar su disposición (o no) a pactar con los de su derecha, confesos anti autonomistas y anti constitucionalistas, todo ello en un ejecutivo de coalición que -según dicen en el PP-A- no beneficiaría ni a Juanma Moreno, ni al PP-A ni a los andaluces, «solo a Pedro Sánchez» comentan en el entorno presidencial. Y, desde luego, pulverizaría la rentable centralidad que luce orgulloso el líder Moreno quien, en caso de tener que echase en brazos de la Sra. Olona y su partido, perdería precisamente esa aureola que el día 19J le puede reportar una bolsa importante de votos centrados, sobre todo procedentes del electorado de Cs, disputados también por el PSOE.
El eterno laboratorio andaluz
En todo caso esta convocatoria a urnas en Andalucia, tan rara y atípica si la comparamos con anteriores procesos, se ha convertido en una especie de primarias de las generales que convocará Pedro Sánchez en cuanto vea una oportunidad que él considere beneficiosa para los intereses electorales suyos y del PSOE, cosa que nadie duda porque lo hacen todos y Sánchez presumen que lo hará «con más descaro que ninguno».
Precisamente lo que parece un punto negro en la consulta andaluza - el secuestro del debate netamente andaluz- desde Madrid lo ven en positivo; algunos colegas hasta con cierto alborozo, ya que en función de lo que suceda en el eterno laboratorio andaluz, así actuará Sánchez y los demás sobre el calendario político español de los próximos meses. Un subidón de la extrema derecha en Andalucía y su presumible entrada en el gobierno de la Junta, sería un argumento impecable a emplear por Sánchez para justificar el disolver, convocar y gritar «paremos al fascismo», que para él, de haberse materializado un pacto en Andalucía, incluiría a Vox y al PP juntos.
A menos de una semana de la llamada a urnas, con solo tres días enteros que restan de campaña, el electorado andaluz parece tener claro que su voto debe ser meditado y sopesado hasta el final, de ahí tanto indeciso en los sondeos y en las barras de los cafés mañaneros. Especialmente entre los electores de derechas que, desconcertados, comparan la oferta sólida de Moreno y el PP andaluz con la propuesta aventurera de la Sra. Olona y su grupo, partido al que pensaban votar inicialmente. No hay color porque no tienen programa ni lo defienden, de ahí el desconcierto. Eso sí, han logrado lo que parecía imposible, recuperar y reunir casi todos los tópicos andaluces enterrados con esfuerzo durante décadas y usarlos como atrezo de la muy española y muy patriota Macarena Olona y olé.
Si después de cómo ha actuado Vox en las últimas semanas, con la candidata improvisando a diario su campaña, la ultraderecha saca por encima de los veinte escaños en Andalucía y acorta distancias de seguridad con el PP, el problema de la democracia española puede ser más jodido de lo que ya imaginábamos.
Nunca, ningún candidato con posibilidades de obtener grupo parlamentario, ha cometido tantos y tan vistosos errores tácticos y estratégicos a la hora de diseñar a ultima hora su campaña autonómica con Vox.
Olona, error tras error
Su aterrizaje oficial se produjo al mismo tiempo en que Macarena Olona era proclamada candidata, fue entonces cuando supimos de su empadronamiento irregular en Salobreña (Granada), en casa del presidente local del partido, que fue el que levantó la liebre y disparó al confesar que la lideresa no vivía en su casa donde estaba legalmente censada. La oposición de izquierdas denunció y habló de fraude de Ley. La Junta Electoral apoyó las tesis de Vox.
Resultó también extraño constatar como su promesa de abandono del escaño en Madrid para dedicarse en cuerpo y alma a 'Graná' y a Andalucía se ha revelado también como otra gran mentira de difícil digestión desde la calle. Una actitud que para muchos delata que le importa un rábano o una higa los problemas específicos de Andalucía, esos que deberá resolver el gobierno que elijamos el próximo domingo y sobre los que ella está demostrando un enorme desconocimiento desde el minuto uno de campaña. Ella, si no moja en Andalucía - si no es vicepresidenta de la Junta- tiene reservado billete de vuelta para Madrid y si te he visto, 'Graná', ni me acuerdo. Sus intervenciones, hasta ahora, se concentran en un rancio discurso ideológico que recuerda vagamente aquellos que nos contaban nuestras madres que les impartían en la Sección Femenina del Movimiento, eso sí unos mensajes uniformados y actualizados por Vox acordes con su modelo de España.
No a los emigrantes y negar la violencia de género son los dos grandes estandartes que agitan con ruido en Andalucía los ultra nacionalistas españoles, como si esos fuesen los grandes asuntos que precupan hoy a los andaluces del año 22. Eso y proclamarse patriotas cada cinco minutos, banderita a la vista, en una tierra donde los independentistas son casi una 'especie a proteger' porque los nacionalismos nunca procrearon en el Sur. Bajar a Andalucía a vender la marca de «su» España se antoja algo así como ir a venderle neveras y aires acondicionados a los esquimales en el Polo.
Para esta señora los males de Andalucía se resolverían en gran medida el día que todos tengamos licencia de armas y sepamos usar la escopeta de caza, tengamos abono en la Maestranza, permitamos que mitras y sotanas vuelvan a husmear en nuestras vidas y alcobas y echemos en caliente a los inmigrantes, sobre todo a los más jóvenes.
El curioso fenómeno de El Ejido
En la localidad almeriense de El Ejido, donde Vox fue en 2018 la primera fuerza política con el 29,51% de los votos -26,91% sacó el PP en el segundo puesto- se morirían de asco si no contasen sus empresarios locales, entre otros, con emigrantes que trabajen de sol a sol bajo el caluroso mar de plástico del Poniente almeriense. Mano de obra barata, asequible para el motor económico agrícola que eleva muy por encima de la media andaluza el PIB de Almería situado en un 5,3%. Un fenómeno sociopolítico y económico digno de seguimiento, en especial las posibles consecuencias de que un electorado tire piedras sobre el propio tejado de su próspera economía. En El Ejido no se debaten estas cuestiones, se pasa de puntillas, allí se emplea el discurso más populista e ideologizado de Vox, mensajes que parecen dispuestos a comprar a la derecha más radical y reaccionaria la mayoría del censo electoral ejidense. No es casualidad que Moreno Bonilla haya empleado allí el otro día un lenguaje menos infantiano y más españolista, recordándonos aquellos textos obligatorios de la Formación del Espíritu Nacional.
Tampoco conviene olvidar un pequeño pero relevante detalle a propósito de la capital del Poniente almeriense. La derecha que lleva décadas mandando en El Ejido también ha sido gravemente contaminada por delitos de corrupción en estos años, primero con Juan Enciso y la Operación Poniente y después con el que fue su delfín Paco Góngora, actual alcalde del PP y el pelotazo urbanístico que dio junto a toda su familia, al parecer con información privilegiada siendo el hoy alcalde concejal de Urbanismo entonces y 'heredero’ político de Enciso.
Asesor en manipulación
Más que una campaña lo de Macarena Olona parece una provocación permanente, una actitud ofensiva constante contra los demás, donde lo que menos importa es el rigor de los datos ofrecidos y la verdad del relato. Para eso nada mejor que dejarse asesorar por un experto en manipulación y, en este caso, se lo ha traído colgado entre los volantes, piropos tuiteros incluidos. El elegido es portador desde hace tiempo de una lista de nombres de la RTVA 'del cambio' a los que depurar si les suena la flauta en forma de llave mágica el 19J y ponen en marcha 'el recambio' del cambio. Se trata del mismo personaje que Vox logró colocar al frente de los contenidos informativos de Canal Sur Tv, aviniéndose a una de las condiciones impuestas por Vox al PP para apoyar los presupuestos andaluces de aquel año.
Un nombramiento que se tragó sin pestañear el intrépido -y flamante luchador antifascista- Juan Marín, sabiendo como sabía que en la cocina del nombramiento estuvieron también los de Génova 13, entonces con Pablo, Pablito y Teodoro ocupados en estos negociados. De ahí lo ridículo que suena Marín cada vez que en esta campaña jura - es un decir- por su Virgen de la Caridad que a la extrema derecha no le dará ni agua, exactamente lo mismo que dice el PSOE a través de Juan Espadas, el alcalde de Sevilla que nunca se atrevió a exigir que saquen la momia del genocida que reposa en una basílica sevillana abierta al público. Ridículo porque deliberadamente olvida Marín que él es vicepresidente de la Junta gracias a los votos de Vox en su momento. Sin credibilidad en definitiva porque su respuesta a la ruptura unilateral del PP del pacto institucional parlamentario sobre la RTVA, que supuso cargarse a un equipo 'de la casa' que prometía solvencia profesional y cumplimiento de la Ley de la RTVA, fue colocar a su jefa de prensa de Ciudadanos como número tres de la RTVA. Por cierto, una señora profesionalmente respetada, seguramente porque no ejerce de 'comisaria' como otras/os que sí lo hacen y parece que disfrutan.
Claro que se puede ser de derechas, incluso de extrema derecha o de cualquiera de las izquierdas y ser un profesional solvente en materia de comunicación política. Lo que no es admisible es aparecer agrediendo o intentando dejar en evidencia a periodistas con los que discrepas, de los que incluso publicas sin rubor conversaciones e imágenes privadas para defender intereses del partido que te paga. Y eso está pasando. La renuncia a días de campaña tradicional por parte de la Sra Olona o suspender comparecencias en los espacios asignados en los medios públicos, son decisiones que hablan por sí mismas del nivel del asesoramiento que disfruta la candidata en materia de comunicación estratégica en este proceso electoral.
Es lo que tienen los artistas que van de sobraos y al primer tapón, zurrapa. Sucedió en el debate de RTVE donde Olona se refirió a un texto escolar criticando a la Junta por permitir su publicación y de paso a Moreno Bonilla, su gran obsesión, texto que ya había sido corregido por el gobierno hace tiempo. Con ese tipo de asesoramientos, puede concluirse que Doña Macarena en el pecado lleva la penitencia.
Corrupción, 'la bicha' para Juanma Moreno
Es lo mismo que atacar, a su manera y con unas formas manifiestamente más empáticas y educadas, al muy correcto Juanma Moreno en el debate televisivo, olvidando que el 8% del electorado de Vox según el CIS valora positivamente la gestión de Bonilla y su gobierno de PP y Cs.
Al candidato a la reelección también le interpeló en el mismo debate la candidata comunista Inmaculada Nieto, cuyo tono, saber estar y educación (pese a la dureza y consistencia de sus criticas), sirvió sobre todo para comparar el tono y talante empleado por Olona. Pese a las evidentes diferencias ideológicas y de crítica a la gestión de la derecha en la Junta, ambas fueron la noche y el día. Esa noche la candidata de Vox le regaló a Juanma y al PP andaluz miles de votos de derecha indecisos y posiblemente asustados tras lo visto y oído en ese debate.
Nieto, por cierto, fue la única debatiente que logró en una de sus intervenciones tensar el rostro de Moreno Bonilla como ningún otro logró en toda la velada. Fue cuando le nombró a 'la bicha', recordándole al presidente que bajo su mandato también han habido casos de corrupción política, aludiendo sin citarlos a dos concretos de Almería, el de la constructora Halsa (Operación Términus) y el de las mascarillas de la Diputación provincial. El primero, donde se investiga la presunta la financiación irregular del PP desde la caja B de la constructora Hispano Almería S. A., escándalo que ya se ha llevado por delante a un alto cargo de la consejera de Agricultura que dirige la almeriense M ª Carmen Crespo. Se trata del exalcalde de La Mojonera (Almería), como presidente del Iffapa, José Cara González, investigado en el procedimiento desde hacía años, antes incluso de ser nombrado por 'el gobierno del cambio' para tan importante puesto. En el segundo caso de las mascarillas, el vicepresidente del PP en la Diputación almeriense, Oscar Liria, ha estado en prisión preventiva investigado por supuesto cobro de comisiones en la venta de una partida importante de mascarillas en pleno Estado de Alarma.
Juan Espadas, que en el primer debate de la semana pasada dejó patente que no está habituado ni se halla confortable en este formato constreñido de discusión política, dejó escapar en esta materia anticorrupción un asunto de gran calado, el «Caso maletines», actuaciones que se instruyen en el Juzgado Nº 2 de Sevilla y donde su partido, el PSOE, se encuentra personado como acusación en la causa. Silencio socialista que sorprende enormemente dado el contenido no solo penal, sino el eminentemente ético, estético y político, que transmiten las actuaciones policiales hechas públicas hace un par de meses. Pues parece que Juan Espadas no se ha parado ni un solo minuto a pensar qué estaría oyendo y leyendo hoy si el número dos de un gobierno socialista hubiese sido pillado abriéndole una exclusiva y rápida puerta del gobierno a un vecino amigo, empresario importador de productos sanitarios, para hacer un negocio de 19 millones de euros en la Junta, más cinco millones de mordida que se investigan y que, supuestamente también, andaba pidiendo un asesor del consejero de Salud y Familias Jesús Aguirre. Y en la trama, también aparecen nombres y apellidos del PP o vinculados a cargos orgánicos del partido en Córdoba y Granada. De momento, para el PSOE y Espadas, este asunto no merece ni una referencia de pasada.
A Espadas le faltarán días de campaña
Efectivamente a Juan Espadas, candidato socialista, no se le ve cómodo en su papel, se le nota demasiado. Ya se ha dado cuenta de que debiera haber empezado a calentar motores mucho antes, muchísimo antes; a falta de cinco días para la cita del 19 Juan Espadas se ha venido arriba y hace más ruido del habitual, elevando la voz que no sus críticas al bipartito. Va muy justito de tiempo, le faltaran días de campaña. Mientras, los últimos sondeos de ayer le siguen machacando, bajándole incluso de la línea sicológica de los 30 escaños; le debe comer el ánimo enormemente que el PP presuma de poder alcanzar entre los 46 y 52 escaños, desde luego cifra de libro de récords ya que nunca un partido político ha logrado casi doblar los apoyos recibidos ¡en solo tres años y medio! Si así sucede tendría toda la pinta de ser el fin de ciclo definitivo del poder socialista, indicador de que Andalucía ha dejado de ser roja electoralmente hablando.
De ahí la importancia que tiene en estas elecciones, para los demócratas y para el propio sistema, la máxima participación de los electores. A mayor participación mas legitimidad para quienes resulten elegidos, sean del color que sean y mayor reforzamiento del sistema democrático. Cabe pues recordar una vez mas que las encuestas no votan por nosotros, solo nosotros con nuestra papeleta, decidiremos el domingo el futuro político de Andalucia. Hasta que no votemos en la urna el pescado no estará del todo vendido en la lonja, tal y como pretenden convencernos desde la propaganda interesada. No acudir a votar lo único que conlleva es no tener legitimidad moral ni política para exigir y protestar el día después llegado el caso. Ejemplos actuales de promesas incumplidas los hay a manojitos.
Vayan a disfrutar de las playas o la montaña el domingo, pero por favor, antes pasen por el colegio electoral y voten. Quedamos avisados todos, sin excepción.
Sismogramas
QUEIPO. Un espeso silencio se ha instalado sobre la vieja polémica a cuenta del enterramiento en la Basílica Macarena del general golpista Gonzalo Queipo de Llano. Ningún presidente socialista de la Junta, tampoco ningún alcalde socialista de Sevilla, han librado batalla alguna en estos años junto al movimiento republicano de Sevilla que, vigilia tras vigilia las noches del 18 de julio, exigen que se cumpla la Ley de Memoria y se saque de un espacio abierto al público al autor intelectual del asesinato, entre otros miles de andaluces, de Blas Infante o del poeta Federico García Lorca al que ordenó ejecutar por teléfono desde Sevilla diciendo la famosa frase «que le den café, mucho café».
Solo el profesor almeriense, catedrático de Historia Fernando Martínez, Secretario de Estado para la Memoria Democrática, se ha mojado en esta campaña recordando que gracias a la modificación de la las leyes los restos del militar faccioso serán sacados muy pronto del templo macareno.
J.L.SANZ. El ex alcalde de Tomares lleva varias semanas a medio gas en su campaña de goteo, barrio a barrio, como aspirante futuro del PP a la alcaldía de Sevilla. Este parón bastante evidente desde que fue proclamado candidato por la anterior dirección de Génova 13, ha destapado la chismografía peor de todas, la de los del propio partido, que llevan semanas insinuando que José Luis Sanz será descabalgado de la candidatura.
Nada más lejos de la realidad. Han frenado por la campaña autonómica y con Alberto Núñez Feijóo ya ha hablado Sanz de 'lo suyo', logrando previamente las bendiciones correspondientes de Juanma Moreno. Será candidato, otra cosa es la capacidad de maniobra que le dejen en su momento para hacer la lista, el gran quid de la cuestión.
RTVA.- Está tenso el actual equipo que dirige la RTVA, algo habitual por otra parte en pleno proceso electoral. Pero a ese estado de cosas que suelen ocurrir en los medios públicos, sometidos a control temporal por la Junta Electoral, en esta ocasión se suma la vuelta al escenario de Alvaro Zancajo, el jefe de informativos que propuso Vox al Pp a cambio de apoyar los primeros presupuestos de la Junta y cuya cabeza rodó un año después tras una fuerte presión de los trabajadores del ente. En la puntilla final participó parte del actual equipo de Canal Sur, con el conocimiento de Juan de Dios Mellado, amenazando a San Telmo con dimisiones si no se echaba al tal Zancajo, al que consideraban más pirómano que periodista. El periodista de partido - caretas fuera- ha vuelto como asesor de la candidata del partido -no democrático- Vox, con grandes posibilidades demoscópicas de ser llave del futuro gobierno. Y precisamente por esta expectativa, cuentan fuentes del equipo de Mellado, «Zancajo el de Vox, el del partido que quiere cargarse la RTVA, ya tiene pensados quienes formarán su núcleo duro de confianza en la RTVA del 'recambio' en caso de obtener mando en plaza»
Y parece que puede ser verdad, algunos presuntos aspirantes que se ven en el cargo, entre copa y copa en estas tórridas noches sevillanas, llevan días anunciándolo por bares y pubs de la capital. De ser tal que así, Canal Sur TV se convertiría en la primera TV pública con su línea editorial controlada por la extrema derecha.
ENCUESTAS.- Los estudios demoscópicos han batido récords en esta campaña electoral por la cantidad de los realizados y publicitados. De su calidad hablaremos el 19J por la noche. Todos los ondeos dan como vencedor claro al PP, de la misma forma que en marzo de 2012 situaban al candidato Javier Arenas como presidente de la Junta, cosa que finamente no ocurrió aunque el PP resultase el partido más votado. Con las encuestas, una vez más convertidas en herramientas para influir en los indecisos, se intenta dejar por sentado que la suerte está echada sin necesidad de pasar siquiera por las urnas.
En este caso debe quedar constancia de que los encuestadores de los distintos institutos se están encontrando demasiados indecisos en los teléfonos fijos y móviles a los que llaman. También podría deberse a que confesar que se vota al PSOE-A pueda resultarle incómodo a mucha gente - voto vergonzante le llaman- del que no se habla, pero se ejerce. ¿Habrá sorpresa como la hubo hace diez años?
Pepe Fernández
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Foto: PEPE FERNÁNDEZ
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