No es la primera vez que asistimos a la elevación por sublimación de un grupo político o un cargo de la administración a la hora de argumentar y analizar los acontecimientos de la actualidad apartándose de la responsabilidad que tiene como gestor.
Generalmente suele suceder con socios de Gobierno minoritarios que favorecen el mandato o la legislatura a uno de los dos partidos mayoritarios, PP o PSOE, y que en sus comunicados de prensa o en sus intervenciones olvidan que son parte del Gobierno, de sus problemas y de sus soluciones.
También suelen levitar políticamente lejos de sus competencias viejas glorias orgánicas cuando llegan a determinados puestos que huelen a júbilo administrativo.
No quiere decir esto que sus declaraciones tengan que estar alienadas a la ideología o gestión del socio mayoritario, pero tampoco elevarse dos metros sobre el terreno político para convertirse en mera oposición escupiendo reproches y fórmulas magistrales que rozan la demagogia mientras sus colegas aguantan el chaparrón con el mismo paraguas que le regalaron para que se sentaran en el sillón de mando.
Aunque predomine cada vez más la idea generalizada de que el resto de los mortales no tiene ni puta idea de nada y aquí está el chache para decir cómo son las cosas de verdad, porque defiende lo que hay que defender, la voz del pueblo, ese que no tiene ni puta idea; aunque, digo, predomine esa certeza, no es más que una sensación ególatra y superficial de un desvarío prepotente que esconde, unas veces cierto grado de necedad, y otras, las más, que estamos ante auténticos ejemplares de ‘cansaliebres’ para los que sería conveniente que algún día se abriera la veda porque la sobrepoblación está desplazando al homo sensatus, sensati, sensatorum (si me cogiera el romani de los Monty Python) y corre peligro de extinción.
Causa estupor ver las manifestaciones y actitudes de quienes desde el presente no son más que pretérito en el siempre cambiante escenario del vodevil local, provincial, regional y nacional.
No sé si me he explicado. Seguramente no tenga ni puta idea. Fijo.