La chapa

Carlos Oya

"Rentrée"

Lo de la “protesta pacífica” me lleva a Robespierre: “¿Entonces...queréis una revolución… sin revolución?”

Me van a permitir en la inauguración de este nuevo curso columnista hablarles de un tema ligero incluso banal: la evolución del partido socialdemócrata alemán en el último tercio del siglo XIX. Teniendo a Bebel como presidente y a Kautsky como teórico oficial la formación se debatía entre dos extremos, “grosso modo” :por un lado la marxista ortodoxa ,que defendía el asalto a las instituciones alemanas para imponer el ideario socialista limitando al máximo la colaboración del partido con cualquier sector, y la de los “posibilistas”, los cuáles sin renunciar a la utopía comunista apostaban por un acceso gradual al poder y alianzas con fuerzas afines aunque fuera en parte ( sindicatos, burguesía progresista, partidos radicales…) que redundaran en unas mejoras condiciones de la clase obrera pues si bien siendo insuficientes mostrarían el camino a seguir. Ante esto Kautsky nadaba y guardaba la ropa. Si en los documentos oficiales no se salía de la doctrina oficial hacía la vista gorda con las alianzas de las distintas secciones del partido (especialmente en Baviera) con otras fuerzas políticas. En éstas llega nuestro tercer protagonista: Eduard Bernstein, miembro del partido, quien en 1899 publica “Las premisas del socialismo”, la Biblia de la Socialdemocracia tal y como la conocemos hoy en día y un torpedo en la línea de flotación de todo el análisis de Marx y Engels (de hecho esperó deferentemente la muerte del segundo, el otro ya había plegado el peine, no fuera que la publicación de su polémica obra adelantara la muerte de Federico por el berrinche). Esta obra descubrió el elefante en la habitación y levantó la veda para la lucha de facciones dentro del partido que ya forma parte de su historia. Pero de todo esto con lo que me quedo es la respuesta que le dio un colega ante el follón que se avecinaba “Eduardo, eres un asno, estas cosas se hacen pero no se dicen”.

Y me vino la última etapa de “La Vuelta” y las declaraciones de Pedro Sánchez y su gobierno. Pensé que no desentonaba si parafraseaba “Pedro, estas cosas se hacen pero no se dicen”.

Un análisis estrictamente formal puede dar otra visión al asunto y desde luego aclarar el tema mucho mejor que esos gazpachos que se hacen pasar por noticias u opiniones donde se echa a la batidora genocidio, Jesse Owens, Naranjito, los Black Panther, Sport Billy y luego se le da al botón “ Ni puta idea”. Dos elementos:
-Un acontecimiento deportivo de primer orden.
-Una protesta que no es una coincidencia sino una consecuencia de tal acontecimiento deportivo pues busca aprovecharse de la cobertura de aquél para dar visibilidad a sus demandas. No son dos acontecimientos concomitantes en tiempo y espacio. Las protestas buscan alterar el orden público, otra cosa es que lo consigan. Lo de la “protesta pacífica” me lleva a Robespierre: “¿Entonces...queréis una revolución… sin revolución?”.



Días antes el presidente de la nación en un mitin de Andalucía ante su grey tras mostrar su respeto a los deportistas alabó a los futuros manifestantes. Existe la denotación y la connotación en la lengua y la connotación del discurso del señor presidente no auguraba nada bueno para los ciclistas .También existe la gasolina. ¿Hubiera dicho lo mismo y de la misma forma si el evento a boicotear fuera la pretérita cumbre de la O.N.U en Sevilla dónde ejercía de anfitrión? Más aún cuando los encargados de controlar y en su caso reprimir son las/ sus fuerzas de seguridad del estado a las que prácticamente puso al pie de los caballos después de los ciclistas (22 heridos son los datos que manejo y celebro que entre ellos no se encuentren ni nuestro presidente ni su delegado de gobierno que en una versión 3.0 del Dr Jekill/ Mr Hyde alabó a los que lanzaban cascotes contra su policía: con estos amigos desde luego no necesitas enemigos). Estrictamente lo que ha ocurrido es un sabotaje, que sigue siendo un delito, permitido y posteriormente justificado cuando no alabado por el gobierno de la nación. A partir de ahí podemos hablar de la necesidad o no, de su idoneidad, su repercusión, la relación coste-beneficio, los medios y los fines. Pero una vez que se han llamado a las cosas por su nombre.

Y sí, como ahora parece que hay que ponerle esta coletilla a todo, la matanza indiscriminada del gobierno de Israel en la franja de Gaza irá de la manita con el atentado de Hamas del 7-O en su entrada triunfal en “La Historia Universal de la Infamia”.