Mediodía en la provincia de Jaén

Juan Antonio Siles

Balance de un año agrícola

Opinión de Juan Antonio Siles

2023 está dando sus últimos coletazos. Nos acercamos ya al final de un año que ha sido catastrófico para el campo jiennense. El cambio climático, en forma de pertinaz sequía y temperaturas anómalas para determinadas épocas del año, ha dejado ver su cara más negativa. La falta de lluvia, que hace que la AEMET considere 2023 como el año con la sequía más larga desde 1961, el drástico recorte en las dotaciones de riego y las elevadas temperaturas en la floración y en otros momentos delicados para los cultivos, han hecho inviables muchas producciones. Todo el campo, sin excepción, y sobre todo la ganadería, han sufrido las consecuencias.

Si nos centramos en el olivar, cultivo mayoritario en nuestra bendita tierra, el año 2023 ha tenido buenos momentos y otros bastante malos. Los buenos han sido el aumento de los precios en origen, motivado por desgracia por una importante disminución de cosecha. Lo que podemos ver en nuestros campos y en nuestros pueblos es, a finales ya de diciembre, poca aceituna en los árboles y cooperativas paradas porque los rendimientos son tan bajos que a los agricultores no les compensa recolectar y a las cooperativas abrir sus instalaciones.

La comercialización sigue demostrando la fidelidad de los consumidores a la grasa vegetal más sana y saludable que existe. Se sigue vendiendo todo lo que se produce, incluso más si contamos las importaciones que, este año, también se verán disminuidas porque no hay tampoco demasiada producción en terceros países. Y, pese a la actual coyuntura de precios, el consumidor no ha dejado de comprar el aceite de oliva, en especial el virgen extra. Pero, claro, abocados a la segunda mala cosecha consecutiva, los olivareros no tienen aceite que vender para que sus cuentas de resultados les salgan satisfactorias, teniendo en cuenta el incremento de los costes de producción.



Y el primer año de aplicación de la PAC ya está en su recta final con el abono de las ayudas económicas. Habrá agricultores que ganen con este nuevo modelo, habrá agricultores que pierdan y habrá agricultores que se queden como estaban. Lo cierto es que no se puede adoptar una medida única por cuanto hay más de 80.000 perceptores de las ayudas comunitarias, más de 80.000 agricultores y ganaderos que verán, en sus cuentas bancarias, si la PAC les ha sido favorable o no. Las organizaciones agrarias tendrán que seguir vigilando para que esta PAC que nos acompañará hasta 2027 sirva para lo que realmente se contempló: que el agricultor más vulnerable, el más necesitado, el profesional, el familiar, sea el que se beneficie en detrimento de los grandes fondos de inversión y los terratenientes que, si sus cuentas de resultados dependen de Bruselas, mal negocio hacen. En conclusión, felices fiestas y que el año 2024 venga cargado de mejores noticias agrarias que 2023.