Mediodía en la provincia de Jaén

Juan Antonio Mallenco

Gastronomía giennesis

Opinión de Juan Antonio Mallenco

Cerramos el año pasado con la gran noticia de las cinco Estrellas Michelín, lo que ha colocado a nuestra provincia a la cabeza de la gastronomía nacional.


Todo ello ha sido fruto del esfuerzo, formación, la creación de un espacio común donde han crecido varias hornadas de grandes cocineros, siguiendo la estela del gran Pedrito Sanchéz, que con su apuesta gastronómica, Bagá, ha abierto una senda de calidad y profesionalidad.



Esto hace que nos hayamos convertido en un destino apreciado por los que buscan nuevas sensaciones dentro del mundo gastronómico.

No olvidar que los territorios tienen sus características propias, herederas de su historia, sociedad, clima, etc. y las cosas del comer, no están ajenas a ellas.

Tras esta introducción, quiero compartir mi percepción personal, dentro del campo de la restauración, se están llenando nuestras ciudades de establecimientos gastronómicos, ya sean tabernas, gastro tabernas, etc., que se posicionan dentro del grupo de locales que nos ofrecen una experiencia “superior” en la restauración.

No podemos perder de vista que todo quien nos visita no es un coleccionista de Estrellas Michelín y sin embargo si buscan el conocer la cultura gastronómica propia, la que emana del pueblo.

En nuestra provincia es cada vez más complicado encontrar establecimientos que nos ofrezcan las comida que tradicionalmente ha sido la base de la alimentación de generaciones, con productos de la tierra, basados en lo que el monte, las huertas, las cosechas nos proveían en distintos tiempos del año, han servido para crear una cultura gastronómica propia y diferenciada.

Y por supuesto debemos adaptar la oferta a todos los bolsillos, en los últimos años hemos ido observando como el ticket medio del sector ha ido subiendo, no solo por la subida de las materias primas, sino por el posicionamiento de esos establecimientos dentro del sector gourmet.

Tenemos otro hecho diferencial, nuestra tradición gastronómica, lo que nos puede servir para diferenciarnos de otros destinos y es parte de nuestra cultura, merece la pena apostar por conservarla y potenciarla. no nos convirtamos como ya ocurre en otros destinos turísticos donde siempre nos encontramos la misma oferta gastronómica, ya sea por franquicias o por ofrecer platos no propios de su geografía.