Quien a buen árbol se arrima

Manuel Ruiz

Día de la Madre Tierra

El 22 de abril es el Día Internacional de la Madre Tierra instaurado por la Asamblea General de la ONU en 2009 con el objetivo de promover una conciencia...

El 22 de abril es el Día Internacional de la Madre Tierra instaurado por la Asamblea General de la ONU en 2009 con el objetivo de promover una conciencia mundial de la necesidad de llegar a una armonía con la Naturaleza, en reconocimiento de que el planeta Tierra y el conjunto de ecosistemas que forman su Biosfera constituyen el hogar de la especie humana.
Esta idea, simple en su formulado, conlleva unas implicaciones en las que reparamos con escasa frecuencia. El hogar es el lugar habitado que proporciona seguridad, sosiego y ámbito de desarrollo. El hogar es objeto de cuidado y atenciones permanentes porque es el escenario íntimo en el que se desenvuelve nuestro ser en nuestra existencia. Por ello, la idea central del Día de la Madre Tierra, asociar a Gaia a nuestro hogar, define de forma inequívoca una manera muy especial de relación con la Naturaleza que implica un cuidado y atención especiales y permanentes.
Sin embargo, no son los cuidados hogareños por nuestra parte los que se perciben a simple vista. Es sorprendente la falta de reacción generalizada por parte de la sociedad y el acercamiento a las causas de esta obcecación exceden el espacio de esta columna.
No obstante hay una idea que se retomó con vigor en 2020 cuando se desató la covid-19, la de “Una Sola Salud”, que puede ayudar a recolocar nuestros hábitos de vida, si no somos de esas personas que se dejan impresionar por el discurso ecologista.
La salud es un bien que une ecosistemas, animales y seres humanos, de tal manera que un modo de vida saludable no solo tiene un efecto positivo inmediato para la persona que lo practica sino para el resto de la Biosfera.
Por ejemplo, una dieta saludable, con una preponderancia de verduras, legumbres, cereales y frutas y una proporción más ajustada en carnes tiene unas repercusiones muy positivas en los ecosistemas. Otro ejemplo, la gestión saludable de nuestras emociones, de nuestro ocio, de nuestras capacidades interiores, facilita sobremanera la reducción de nuestro consumo.
Vivir la salud de forma integral, en cuerpo, emociones, mente y espíritu, tiene unas connotaciones que sobrepasan la esfera individual y se extienden de forma benéfica en ecosistemas y animales. Formulado de otra manera: pretender conservar la Naturaleza sin conservar la propia salud personal, es una incongruencia.
Tal vez estemos insensibilizados ante tanta información catastrofista en relación al medio ambiente. A ver si desde este ángulo, el de la salud global de cuerpo, mente y espíritu, podemos cambiar nuestros hábitos en el sentido que necesita la Madre Tierra.