Quien a buen árbol se arrima

Manuel Ruiz

Hogueras de dinero

En estos días es habitual ver entre el mar de olivos una aspersión que se levanta un metro sobre la copa de los árboles y se desplaza entre ellos....

En estos días es habitual ver entre el mar de olivos una aspersión que se levanta un metro sobre la copa de los árboles y se desplaza entre ellos. Para quien no lo sepa se trata de aplicaciones fitosanitarias que se realizan con equipos de pulverización hidroneumática, empleando los productos necesarios para abordar un problema de la sanidad vegetal del cultivo.
Hasta 2014 era habitual seguir los calendarios de tratamientos, es decir, enganchar la cuba cuando llega una fecha determinada y tratar sin verificar si hace falta. A partir de ese año entró en vigor la normativa de uso sostenible de fitosanitarios, que pretendía acabar con esa costumbre, introduciendo el modelo de gestión integrada de plagas, el cual obliga a hacer un seguimiento de las plagas y enfermedades de un cultivo y tratar solo cuando haya un riesgo objetivo de daño en el mismo. Para facilitar la toma de decisión de técnicos y agricultores se elaboraron guías de referencia para la mayor parte de los cultivos españoles. Yo mismo coordiné a nivel nacional la redacción de la guía para el olivar.
Sin embargo, los criterios de la gestión integral de plagas no se han implantado de manera plena en el olivar. Aún hay muchos olivareros que siguen el calendario de tratamientos y ponen en marcha costosos tratamientos por la costumbre, sin ser necesarios muchas veces. Así no pocas de esas nubecillas que se ven desde la carretera son, para el agricultor, lo mismo que si hiciera una hoguera con el dinero que le ha costado, porque no sólo no sirven para nada sino que perjudican al cultivo a desproveerle de insectos depredadores y parasitoides que actúan sobre las plagas.
En estos días la plaga habitual es la polilla del olivo o prais, y este año sus poblaciones están muy bajas en Andalucía. Por otro lado, las condiciones climáticas para controlar el repilo, el otro problema generalizado motivo de la mayoría de tratamientos, ya no son las adecuadas. Por tanto, lo que la normativa obliga y el sentido común sugiere es que se consulte a técnicos independientes antes de tratar. El “por si acaso” no justifica tirar el dinero en un tratamiento inútil.
Hay muchas consecuencias negativas detrás de un tratamiento fitosanitario innecesario: la pérdida económica del propio coste de la aplicación, disminución de la rentabilidad futura por el impacto en los servicios ecosistémicos y el deterioro de la calidad del producto cosechado son algunas de ellas.
La rentabilidad del olivar no sólo depende del precio del aceite, sino de reducir los costes de producción aplicando el conocimiento.