Sobre nuestras piedras lunares

Manuel Montejo

Mitos y mentirosos

En ocasiones, en medio del ruido y la farándula de la política nacional, cuando no de la falta absoluta de vergüenza y educación, hay noticias que pasan...

 Mitos y mentirosos

Foto: EXTRA JAÉN

Bajada de impuestos.

En ocasiones, en medio del ruido y la farándula de la política nacional, cuando no de la falta absoluta de vergüenza y educación, hay noticias que pasan desapercibidas, especialmente cuando se trata de aclarar algunas de las falsedades que nos inundan.

Hace unos días, el Observatorio Económico de Andalucía, institución privada nada sospechosa, refutaba el principal mito económico de la política económica de Juanma Moreno y el PP andaluz: las sucesivas rebajas de impuestos provocan una disminución de la recaudación pública andaluza, ya por debajo de la media del resto de comunidades autónomas, y convierten sus presupuestos en mero papel mojado. Esta afirmación, nada sorprendente por otro lado, encierra dos conclusiones evidentes: la primera, que no hace falta ser un lince para analizar las cuentas públicas y, la segunda, que una menor recaudación conlleva una menor cantidad de recursos para costear los servicios públicos.
De esta forma tan simple se echa por tierra uno de los mitos neoliberales más extendidos en los últimos años, sin que haya existido en ningún momento un solo dato real que lo sustentara. El PP, y otros partidos no conservadores (¿verdad, PSOE?), han intentado convencernos de que bajar impuestos, especialmente a los que más tienen, produciría por arte de magia un aumento de la recaudación y de los recursos disponibles para las Administraciones Públicas. Este efecto, el de la curva de Laffer, es tan absurdo que incluso el ínclito Mariano Rajoy lo hubiera podido desmontar con aquel perezoso discurso en el que las cuentas del Estado se asemejaban a las de la economía familiar: ¿podría usted obtener más dinero para su casa si le perdona a su jefe parte de su salario? ¿A que no? Pues ya sabes, Moreno Bonilla.

Existen otros mitos neoliberales, igual de extendidos y falsos como este. Uno de mis favoritos es aquel que dice que hay que favorecer a las rentas superiores pues son ellas las que ahorran e invierten, creando puestos de trabajo. Todos los estudios hechos al respecto nos dicen que las épocas en las que se bajan los impuestos de las rentas altas coinciden con los de mayores niveles de paro, problema aumentado por el hecho de que la disminución de la carga impositiva reduce los ingresos del Estado, que se ve obligado a disminuir también el empleo público. Es una cuestión de sentido común que también podría ser explicada en otro fabuloso episodio de "Hacienda es como su casa": si los que más tienen reparten menos, se quedan con más para ellos. Punto y pelota.



Lo único cierto es que la bajada impositiva de las rentas del capital va asociada a una concentración de rentas y a un aumento de la desigualdad. Sin embargo, nada de esto nos lo cuentan los "inocentes" expertos que suplican para que ellos y sus amigos paguen menos impuestos. Este es el verdadero, y único, efecto de este mito neoliberal.

En definitiva, se trata de ideas superadas científicamente pero que han sido introducidas en la esfera pública y, lo que es peor, han determinado la política económica de muchos países, a través de mentiras interesadas y de las manos responsables de políticos hoy dándose la buena vida o en cargos relevantes del mundo empresarial, provocando un enorme sufrimiento en muchas poblaciones.

Una vez se ha empezado a desmontarlas y a quitarle la careta a tanto falso e interesado experto, es mejor no creerse nada que provenga de ellos. Son los mismos que durante años nos han vendido la globalización como la panacea, asegurando que los intereses nacionales tenían un papel secundario frente a los mercados globales. En estos últimos años la realidad ha destrozado esa idea y esos discursos. Y al igual que estamos inmersos en establecer un nuevo sistema de relación entre países, que equilibre mejor los intereses locales y los globales, es hora de encontrar nuevos principios económicos basados en verdades, y no en mitos falsos destinados a perdonar dinero a unos cuanto amigos, como le ocurre a la Junta de Andalucía.