Tribuna

Nacho García. Delegado de APIA en Jaén

"Politicalamidad" educativa

Da la sensación de que se está dejando morir la nueva ley educativa, simplemente dilatando su aplicación, buscando un futuro rédito electoral...

 "Politicalamidad" educativa

Foto: EXTRA JAÉN

Profesores y enseñanza.

 Da la sensación de que se está dejando morir la nueva ley educativa, simplemente dilatando su aplicación, buscando un futuro rédito electoral. Los políticos son como el perro del hortelano, ni aplican ni dejan aplicar. Nihil novum.

El desarrollo de la LOMLOE está siendo muy paulatino en algunas comunidades, con un mensaje subrepticio de laissez faire, laissez passer que está sumiendo a los profesionales de la enseñanza en la incertidumbre y la desazón más profundas. Como diría el poeta: “Siempre mañana, y nunca mañanamos”. O como decía el articulista: “Vuelva usted mañana”. El caso es dejar para mañana lo que podría hacerse hoy, con una suerte de creatividad pasiva, esa paradoja contemplativa que consiste en la ausencia de estrategia y una relativa indiferencia.

Y mientras, ciertos pedagogos y otros “cráneos privilegiados” a lo suyo, intentando convencer del nuevo mantra educativo: no importa el conocimiento, no importa la enseñanza, sólo importa la evaluación criterial y el aprendizaje invertido. Una mentira, por mucho que se repita, no deja de ser una mentira. De hecho, en la mayoría del profesorado no ha calado este pedagogismo socioconstructivista, por mucho que se reitere de manera constante y monótona con cientos de cursos de formación, digital y/o analógica, impartidos por una caterva de adeptos que intenta transmitir el nuevo paradigma, aun sin comprenderlo ni creer en él, eso sí, con muchos recursos y de manera programática.



Confían en la conocida “ilusión de la verdad”, esto es, que una mentira mil veces repetida se convierta en una verdad. Sólo hace falta una buena propaganda y una prolongada exposición que combata cualquier atisbo de racionalidad y doblegue cualquier resistencia al cambio.

Y en medio de este desolador panorama, muchos megalómanos con ínfulas gobiernan despóticamente sus cortijos e ínsulas de Barataria y muchos palmeros, silenciados por la administración, intentan acallar el rumor del profesorado, cada vez más desarraigado de su mutismo cómplice. La inacción a cambio de prebendas ha sido más que evidente, la docencia está harta de indecentes cesiones revestidas de logros. NO y mil veces NO.
Ya está bien. Los docentes no somos tontos, no insulten nuestra inteligencia. Que el profesorado no se rebele no implica que sea sumiso y que no piense. Pensamos mucho, sobre todo en nuestro alumnado, y por lealtad a nuestra profesión y amor a nuestras respectivas materias, seguimos trabajando e intentando transmitir el conocimiento de manera científica, al margen de injerencias y sesgos ideológicos.


Parafraseando a Sócrates: sólo el conocimiento nos hará libres. Déjennos enseñar, sabemos hacerlo, lo hemos demostrado durante la pandemia y en otras crisis. Es la libertad la que está en juego.