Ni para ti, ni para mi, el claro vencedor de las pasadas elecciones autonómicas de Castilla y León (un viejo conocido dice que a partir de ahora se denominará Castilla La Vieja) ha sido VOX. El partido de Santiago Abascal ha conseguido pasar de uno a doce procuradores, una espectacular subida que amarga la existencia al PP que, pese a ganar, no sabe muy bien como digerir semejantes resultados sin que en ello le vaya la vida. En este desasosiego popular, Pablo Casado obvia que su partido gobierna en las comunidades de Madrid, Andalucía y Murcia con el apoyo de los votos ultras. En la vecina Europa los partidos conservadores (véase Francia o Alemania) fueron de los primeros en poner un cordón sanitario político a la extrema derecha. En Grecia, la prensa eligió relajar su cobertura informativa sobre la formación neonazis a la que, incluso, llegó a presentar como estrellas de rock. En nuestro país, en cambio, no solo no ha existido este cordón sanitario sino que algunos medios de comunicación y periodistas han actuado como altavoces para transmitir sus consignas contra los enemigos a batir, bien sea un Gobierno progresista, los inmigrantes, los nacionalismos periféricos, los grupos de distinta orientación sexual, los movimientos feministas e incluso a los sectores cristianos progresistas… Es el neofascismo sin complejos. Lo encontramos en la calle, en las instituciones, en los titulares de prensa. No necesitamos visualizar la mano alzada para reconocer que el fascismo nunca se fue. No hace falta removerlo, nos asalta en cada esquina. Y luego sus adeptos tienen la desvergüenza de decir que no hay que hurgar en viejas heridas. Hasta la fecha, con más o menos disimulo, PP y PSOE hacían la vista gorda con VOX, porque les servía para sus intereses, bien gobernar en algunos territorios, bien dividir el voto de la derecha. Ahora, el fulminante desplome de Ciudadanos, los resultados electorales de la extrema derecha y el anuncio de sus dirigentes de querer formar parte del gobierno de Castilla-León obligan a un cambio de estrategia. Aunque no está claro que dicho cambio vaya a producirse. Ya no se trata solo de cerrar la puerta a la extrema derecha, ahora hay que echarlos de la casa, porque se han colado hasta la cocina y amenazan con acampar en el salón. Y en política ya saben lo que pasa con las ‘casas comunes’.
Antonia Merino
Con perspectiva sureña¿Cambio de estrategia?
Ni para ti, ni para mi, el claro vencedor de las pasadas elecciones autonómicas de Castilla y León (un viejo conocido dice que a partir de ahora se denominará..