Con perspectiva sureña

Antonia Merino

Malcriadas y borrachas

Podríamos decir que es la chica de moda para el ultra-nacionalismo español. No solo acapara titulares en periódicos afines a su ideología, sino también en...

Podríamos decir que es la chica de moda para el ultra-nacionalismo español. No solo acapara titulares en periódicos afines a su ideología, sino también en la llamada “prensa del corazón”, que le dedica grandes loas por sus estilismos. Isabel Díaz Ayuso, utilizando sus propias palabras, es desde hace unos días la líder del PP madrileño, el partido “callejero y pandillero”, que gobierna en la comunidad del Oso y el Madroño. Por cierto, según la Real Academia de la Lengua (RAE) el término “pandilla” tiene dos acepciones: “grupo de amigos que suelen reunirse para divertirse en común” o “grupo de personas que se asocian con fines delictivos o embaucadores”. No sabemos a cuál de estas dos acepciones se refiere, teniendo en cuenta el calvario judicial por el que ha transitado y transita su propio partido. El pasado fin de semana nos regaló a las mujeres otra de sus magníficas perlas, dijo que no le gustaban las feministas por su forma de ver la vida, según ella, “propia de malcriadas que aspiran a llegar solas y borrachas, desprovistas de responsabilidades ni siquiera ante sus peores decisiones…”. Vamos, que si violan a las mujeres es porque van solas y borrachas por las calles. ¡Vaya tela, señora Ayuso! De nuevo sus excesos verbales y sus ofensas cuentan con un fiel séquito de admiradores que celebra cada una de sus ocurrencias porque, para los suyos, lo menos importante ¡es si es verdad! Ya sea un asunto serio o trivial, su corte de aduladores piensa que es una mentira al servicio de una buena causa y, por tanto, una mentira piadosa. Mentir no es el problema, nunca lo ha sido para ella. Aún más, no duda en recurrir a la mentira para sostener discursos plagados de injurias, insultos o frivolidades. Pero estas palabras duelen aún más sí cabe porque quien las pronuncia es una mujer que ostenta un cargo público y porque está llamando malcriadas a mujeres como Diana Quer, Esther López, Laura Luelmo, Laura del Hoyo o a Marta del Castillo, que ya no lo pueden contar. No existe ni un solo motivo en el mundo que justifique la violencia contra las mujeres, porque justificarlo implica ser cómplice de este drama.