A pesar de la alharaca política y mediática y los comentarios despectivos hacia la ministra de Igualdad, Irene Montero, la reforma de la ley del aborto ha desempolvado un asunto que compete a las mujeres y que hasta hace pocos años era un tabú alimentado por siglos de cultura patriarcal: la salud menstrual. Durante unos 40 años de nuestra vida, tenemos la regla una vez al mes, pero como si se tratase de una operación clandestina, no solíamos hablar abiertamente de ello. Así, en vez de nombrarla con las palabras apropiadas, acudíamos a eufemismos para hablar de la regla: “mis días”, “estar mala” o “estar femenina”. También hemos visto anuncios en los que se utilizaba un líquido azul para comprobar la absorción de una compresa, en vez de usar el color rojo de la sangre. Y qué mujer no ha hecho verdaderos esfuerzos por esconder en la manga un tampón de camino al baño en el trabajo o pedírselo a una compañera con disimulo. Esta ley implica, sin duda, un avance indiscutible. Para empezar te das cuenta de la monstruosidad que ha sido esconder nuestra salud menstrual, normalizando el dolor, el sufrimiento y el malestar como si fuera algo de lo que no nos podíamos quejar porque es lo que nos ha tocado vivir. Ahora que la regla sale del armario, ahora que se pretende regular la baja laboral por dolor menstrual, resulta que hablar de ello y regularlo implica estigmatizar de nuevo a las mujeres. Ninguna medida dejará de desestigmatizar la menstruación sin una educación que haga que la sociedad comprenda que esta baja, lejos de ser un privilegio, en realidad es una exigencia para muchas mujeres que se retuercen de dolor. Si llama la atención, en cambio, la polémica por algo que debería ser un derecho adquirido, el derecho de las mujeres con reglas dolorosas a poder cogerse la baja. Es decir, la cobertura legal y establecida por ley para una trabajadora que por motivos de salud no puede desempeñar su trabajo durante un breve periodo de tiempo ¡¡¡2-3 días!!!
Antonia Merino
Con perspectiva sureñaSalud menstrual
A pesar de la alharaca política y mediática y los comentarios despectivos hacia la ministra de Igualdad, Irene Montero, la reforma de la ley del aborto...