Con perspectiva sureña

Antonia Merino

Otra tribuna para la extrema derecha

En unos días la Comunidad de Castilla y León dará la bienvenida al nuevo gobierno, presidido por el popular Alfonso Fernández Mañueco y un vergonzante socio...

En unos días la Comunidad de Castilla y León dará la bienvenida al nuevo gobierno, presidido por el popular Alfonso Fernández Mañueco y un vergonzante socio: VOX. La entrada de la extrema derecha en cualquier gobierno supone cruzar un punto de no retorno y una amenaza para los derechos fundamentales. En breve lo hará en Castilla y León, ya lo hizo en Murcia, y ahora lo hace en un escenario particularmente polarizado en el que se ha instalado con eficacia la dicotomía Podemos-Vox como dos males en cualquier opción de Gobierno. Pero ¿son lo mismo?. No basta con echar mano del argumento de que hay extremos en todas partes o de que la izquierda también cuenta con personajes molestos. Por supuesto. Pero lo que nos jugamos como sociedad es mucho más serio. En algunos países como Polonia, Hungría o Eslovenia forman parte del Gobierno, mientras que en otros como Austria, Finlandia o Países Bajos la extrema derecha estuvo presente en los Ejecutivos anteriores, pero ya no. En otros como en Alemania o en Francia se aplica sin contemplación el cordón sanitario. El deterioro allá donde ha gobernado es reconocible. Los líderes de Vox promueven una ideología de odio carente de la compasión más elemental con los colectivos más vulnerables de nuestra sociedad. Su discurso representa una clara ofensiva contra los derechos humanos, la libertad y la diversidad. Son múltiples los ataques que han realizado contra los menores no acompañados, pidiendo el cierre de los centros de acogida, asociando la inmigración con la delincuencia y avivando el odio contra las personas migrantes. El discurso antifeminista también es uno de sus puntales ideológicos: criminaliza el movimiento feminista, al que denomina “ideología de género”, articulando un mantra misógino que supone zancadas hacia atrás en lo conseguido en las últimas décadas. ¿El recién elegido presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo está dispuesto a cruzar todas las líneas rojas para tocar poder?. Cada vez resulta más preocupante ver cómo coinciden las opiniones de algunos políticos del PP con el discurso de Vox. Podría parecer una opinión personal, pero el tema es mucho más grave si se tiene en cuenta que el pacto entre PP y VOX en Castilla y León implica, por ejemplo, la aceptación del término violencia intrafamiliar para desvirtuar la violencia machista en la semana que han sido asesinadas tres mujeres. ¿Este es el futuro socio de gobierno del PP? Es curioso que el ahora presidente del PP tuviera tan claro en su feudo gallego que debía aislar y manifestar su rechazo a VOX y lo que representa y hoy muestre esta tibieza. Como si quisiera demostrarnos que todo vale en política.