Aunque no se tengan ganas, de vez en cuando, hay que ponerle sal a la vida. La sal, ahora denostada y despreciada en nuestra dieta por aquello de la hipertensión y algunas enfermedades cardiovasculares, es la única roca comestible y, consumida en cantidades recomendadas, permite la adecuada función del corazón a la vez que controla los impulsos nerviosos del cerebro. Sí, los órganos más importantes de nuestro cuerpo. Como muchos sabéis, antes de que hubiera neveras o procesos como la pasteurización, la sal era la encargada de conservar los alimentos y, por este motivo, se trataba de un símbolo de poder. Hubo injustos impuestos sobre ella, se usaba como moneda para pagar el “salario” a los legionarios y los ejércitos defendían sus yacimientos. Aparte de mi querida familia, mi yacimiento de sal tiene nombre de yacimiento. Cástulo lleva toda la vida conmigo. Me conoce mejor que yo mismo y, al final, siempre lleva razón. No sé cómo se las compone para poner sal a mi vida incluso en los momentos más amargos. Esta vez solo me mandó una fecha por WhatsApp. Vale Cástulo, iré. Ese día estaremos juntos viendo a nuestro grupo de rock favorito en Salobreña, el pueblo donde vives cuyo nombre significa, curiosamente, tierra con abundancia de sal. Que ya lo escribió Trotsky mientras miraba a su esposa en el jardín cuando supo que venían a matarle los sicarios de Stalin: “a pesar de todo, la vida es bella”.
“La vida es bella” es el paradójico nombre con el que la potente banda Dru bautizó a una canción que habla de una dolorosa ruptura sentimental. Quizá el tema más icónico que sonará en el concierto de estos veteranos músicos jiennenses el próximo sábado 2 de julio en la sala La Mecánica. Un espectáculo de rock en estado puro que no solo no os defraudará sino que, sin duda, será la sal que, de vez en cuando, hay que poner en nuestras vidas. Auténticos, talentosos, contundentes… Pocos grupos se muestran tan infalibles en su directo como para garantizar el desahogo y la diversión. Así que acepta el consejo de este humilde juntaletras que, esta vez, es acertado. Olvida los problemas, elige bien tu sombrero y acércate a La Mecánica para saltar, bailar, reír y cantar. Allí disfrutaréis de todas las cañeras canciones incluidas en su LP homónimo al nombre de la banda lanzado en noviembre de 2019, un puñado de nuevas creaciones que prometen ser más enérgicas y una poderosa versión de “Sobrevivir”, el gran hit de nuestros exitosos paisanos “Apache”. Cuatro razones más para asistir a este prometedor concierto de Dru son: el virtuoso guitarrista Julio de Dios que se erige en protagonista con sus acelerados riffs, sus genuinos solos y sus profundas distorsiones; el intenso bajista Manolo Barranco “Lolo” que con sus progresivas líneas de bajo es, también, una segunda guitarra y con su machacante ritmo, un histérico director de orquesta; el experto baterista José María Comas cuyo secreto es golpear los tambores y platos con la misma honestidad, sinceridad y fuerza en la que cree, vive y siente; más, por último y nunca menos importante, el mago Felipe Cuevas que parece haber nacido para transmitir con su voz el poder del más fidedigno Hard Rock. Gritadas letras llenas de rabia y valores con las fórmulas de siempre que, no obstante, os sorprenderán. Sí, así como el simple cloruro de sodio del que hemos hablado ha sido y es necesario para nuestra existencia desde las primeras civilizaciones, la música que hace Dru no debe parar porque es un condimento para el alma que levanta el corazón, restablece el ánimo y, como ya sabéis, aunque no se tengan ganas, de vez en cuando, hay que ponerle sal a la vida.
Juan Manuel Vallecillo
El arpa de DoroteaDru: la sal de la vida
Concierto de Dru este sábado 2 de julio en la sala La Mecánica
Foto: DRU
Dru