El arpa de Dorotea

Juan Manuel Vallecillo

Lagartija Nick: El perro andaluz

Esa capacidad de evadirse de la realidad a través de los sueños y de la imaginación es muy útil para sobrevivir. Un ejemplo claro es Luis Buñuel, uno de...

 Lagartija Nick: El perro andaluz

Foto: Antonio García Olmedo

Lagartija Nick.


Esa capacidad de evadirse de la realidad a través de los sueños y de la imaginación es muy útil para sobrevivir. Un ejemplo claro es Luis Buñuel, uno de los cineastas más influyentes de todos los tiempos que, al volver a España veinte años después de ser exiliado por Franco gracias a las gestiones de su amigo el actor Paco Rabal, se encontraba con un exilio más cruel, el de la verdadera patria. Su madre, que ya había enfermado de alhzeimer, no lo reconocía. No es extraño que en su libro casi autobiográfico, “Mi último suspiro”, escribiera que “Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón, nuestra acción, nuestro sentimiento. Sin ella no somos nada”. Sí, es muy probable que, en esta definición, también esté hablando de María Portolés, de su madre. No obstante, como gran exponente del surrealismo, Buñuel supo crear una nueva y poderosa realidad mediante el subconsciente y el mundo onírico. Un espacio de libertad, un nuevo mundo en el que, en su cielo, no sobrevuele ese pájaro de angustia.

“Pájaro de angustia” es uno de los grandes temas que “Lagartija Nick” ha incluido en su último disco, “El perro andaluz”, lanzado el pasado viernes 16 de diciembre. Un álbum donde los granadinos ponen música, por supuesto surrealista, a los poemas de Luis Buñuel. Pero antes de imbuirnos en este sublime universo musical, es de justicia agradecer esta obra a esta banda que, pudiendo desarrollar su creatividad en proyectos más comerciales, se mete en berenjenales como este y asume el difícil reto de musicar lo aparentemente inimusicable. Gracias a Lagartija Nick, un Luis Buñuel, actualizado, resucita y vuelve a pasear junto a nosotros por las calles.



Este trabajo discográfico comienza con la multimelódica “Palacio de hielo” que va cogiendo intensidad conforme los versos van destruyendo la razón. La nada convencional “Una jirafa/undécima mancha” es lo que Buñuel escribió tras su encuentro con André Breton, el fundador del surrealismo, una canción que, como el poema, parece una obra pictórica. Poderosa y liberadora resulta “Me gustaría para mi (las libélulas)” mientras que “Bacanal” suena más popera quizá para, como hizo el cineasta y poeta aragonés, restar importancia a la religión. Por sus fluídas melodías, una de mis favoritas es, sin duda, la irreverente y circense “Polisoir milagroso”. Sin embargo, la más explosiva es “Al meternos en el lecho” que comienza con el hermoso verso “los restos de estrella que quedaron entre tus cabellos” y que se va transformando en una original jota. La música popular aragonesa que rinde homenaje a este inmortal turolense es, también, la base de su poema musicado “No me parece ni bien ni mal”. Tras la desolada y mencionada “Pájaro de angustia”, Antonio Arias, líder de Lagartija Nick, canta aliviado como Saturno explota en un tranvía lleno de niños en “Olor de santidad/no hay Dios”, otra contradicción o, tal vez, una confirmación, que recuerda a cuando Buñuel presumía diciendo: “Gracias a Dios, soy ateo”. Este LP no podía terminar mejor que con la voz grabada del protagonista en “20 sueños” explicando sus más recurrentes ensoñaciones mientras los Lagartija le ponen música de suspense.
“El perro andaluz” es un álbum onírico y delirante pero potente y rocoso. Un trabajo que, cuando lo escuchéis, no debéis entreteneros en buscarle sentido ni significado. Solo debéis sentiros libres y salir de lo establecido, del orden. Una experiencia musical que os abandonará en el caos del subconsciente y que, como sabéis, puede ser muy necesaria porque, ahora más que nunca, esa capacidad de evadirse de la realidad a través de los sueños y de la imaginación es muy útil para sobrevivir.