Estilo olivar

Juan José Almagro

Ventanas abiertas (II)

Congreso “Vandelvira y su tiempo”, celebrado en el Centro cultural Hospital de Santiago, en Úbeda

 Ventanas abiertas (II)

Congreso sobre Vandelvira y su tiempo

Mario Benedetti, con el que tuve el placer de conversar en un par de ocasiones, decía que el gozo no es jamás una herejía, y que compartirlo nunca es una ofensa. Santa palabra. Hoy es justo y necesario compartir la satisfacción de los organizadores por el éxito, de crítica y público, del Congreso “Vandelvira y su tiempo”, celebrado en el Centro cultural Hospital de Santiago, en Úbeda, los días 30 y 31 de enero y 1 de febrero pasados. En el 450 aniversario de la muerte del arquitecto nacido en Alcaraz, el homenaje a Andrés de Vandelvira, así como el recuerdo a su obra y su legado, era inexcusable y necesario. Y así lo creyeron los 140 congresistas venidos desde todos los rincones de España.

Escribe Antonio Muñoz Molina que ha llegado a la cautelosa convicción de la que la bondad es más frecuente que la maldad, que los impulsos mejores pueden cultivarse y fortalecerse gracias a la educación, incluida la educación en la sensibilidad y los sentimientos. Algo de eso, si no todo, buscaron los congresistas en el Congreso: rendir homenaje al Maestro Vandelvira, profundizar en su obra y su legado y escuchar las propuestas que el Congreso abrió, de mano de sus sabios conferenciantes, con nuevas vías de investigación y con un esfuerzo de divulgación. Diez meses de preparación, la tarea coordinada del CERU (Centro de estudios del Renacimiento), el Ayuntamiento de Úbeda, a través de su concejalía de Patrimonio, y la extraordinaria colaboración de la UNED tuvieron su merecido reconocimiento. Sin mencionar el patrocinio de la Diputación de Jaén (publicará un libro con las Actas del Congreso), el regalo de “Zángano Pictures” y su CEO, Manuel Cazorla, que nos mostraron en primicia la obra de Vandelvira en tres dimensiones, y la extraordinaria calidad humana de “Castillo de Canena”, la firma líder mundial en AOVE, con Rosa y Paco Vañó a la cabeza. Ellos patrocinaron el libro que el Congreso presentó y nos abrieron las puertas del vandelviriano y renacentista Castillo que los congresistas visitaron mientras disfrutaban de un almuerzo en sus dependencias y, al tiempo, se conocían, tejían redes/amistades a través de lo que ahora se llama “networking”.

Un cartel de lujo, cuyos generosos integrantes estuvieron presentes desde el primer día del Congreso, cumplió con la hermosa tarea de divulgar, enseñar y profundizar en la vida, obra y el legado de Vandelvira, y apuntalar el viejo lema que adorna el escudo del CERU  escrito en el siglo XV por Marsilio Ficcino: “Per litteras provocati parient in seipsis”, lo que nos recuerda que por el conocimiento de los clásicos renacemos en nosotros mismos. El Congreso lo inauguró el catedrático Fernando Marías, lleno de saberes de los siglos XVI y XVII y enamorado de Úbeda. Ramón Beltrán nos presentó un libro -desde ahora imprescindible para investigadores e interesados en la figura de Vandelvira- que recoge todos los textos referidos al arquitecto que se pueden consultar en el Archivo Histórico Municipal de Úbeda. La sesión “El tiempo de Vandelvira” nos trajo como ponentes a la Dra. Adela Tarifa, Académica de la Historia; Francisco Juan Martínez, nuestro Deán-doctor, un hombre sabio, y la Profesora Dra. de la UJA Mercedes Moreno, que nos llevó las ‘trazas’ de Vandelvira hasta América.



Aurelio Pretel, del Instituto de Estudios Albacetenses, profundizó en los años iniciales del Arquitecto de Alcaraz y nos acercaron a la “Vida, obra y legado” de Vandelvira excelentes ponentes: el catedrático Antonio Ampliato, el académico Emilio Gil, la catedratica en París Sabine Frommel y el investigador del CESID Sergio Ramirez. En una interesantísima mesa redonda (“Diálogos sobre la vida, obra y legado de Vandelvira”) nos iluminaron los catedráticos Marías y Ampliato, acompañados del arquitecto Rafael Moneo. La frase del Congreso, a mi juicio, la pronuncio Rafael Moneo, el gran arquitecto español y universal de los siglos XX y XXI, el gran referente cuando hablamos hoy de arquitectura; el Maestro que -87 años nos contemplan- accedió siempre a hacerse fotos con todos los que se lo pedían con una sonrisa en los labios, y no fueron menos de cien los congresistas y viandantes que se le acercaron, teléfono móvil en ristre, para dejar constancia de una imagen que, a buen seguro, guardarán para siempre. Moneo nos llenó de emoción en la tarde del viernes, y ante un auditorio entregado y absorto con sus reflexiones sobre Vandelvira y el Renacimiento; al mencionar el ‘regalo’ de las ventanas de esquina que nos enamoran y adornan algunos de los palacios renacentistas de Úbeda, se refirió a ellas como “ventanas que están abiertas sin necesidad de pedirle permiso a nadie”. Y el aplauso fue rotundo, agradecido, total…

Siete estudiosos de la obra vandelviriana tuvieron la oportunidad de presentar sus trabajos de investigación sobre la obra del Arquitecto que se recogerán en el libro con las Actas del Congreso. Excelentes también los tres talleres de interpretación del patrimonio que, cada día,  lideraron los doctores José Joaquín Quesada, Antonio Almagro (miembro del Comité Organizador) y los arqueólogos Rafael Lizcano y Montserrat Llorente.

Con la conferencia “Andrés de Vandelvira hoy. Fortuna crítica de un arquitecto”, que pronunció el catedrático Pedro Galera Andreu, director de la Cátedra Vandelvira de la UJA y Presidente del honor del Congreso, pusimos término a un largo trabajo de preparación y organización con final feliz. El Congreso honró a la Ciudad, a sus habitantes y a las personas que nos visitan, y nos recordó a cuantos intervenimos en su desarrollo que si no avanzamos recordando, se tropieza. Ningún proyecto se puede/debe realizar desde el olvido. Vandelvira y el Renacimiento están hoy más presentes y ese recuerdo es nuestro gran homenaje.