La bisagra

Raúl Beltrán

¡Canta auga meu deus!

Bien cierto es que con la sequía encomendeme a todos los dioses que en los tempos hubo en toda a terra

 ¡Canta auga meu deus!

Foto: FOTO: RAMÓN GUIRADO

Lluvia en Semana Santa.

Non puedo evitar desde algún tempiño que el accent galego brote de mi boca en una especie de mestura lingüística. Incluso cando escribo algunas palabras d’os meu cerebro salen en el idioma de Rosalía de Castro. Nin puedo evitar que desde algún tempiño haya cambiado el cocido por el pote galego. Estes incesantes aguas que paracen haberse quedado como huésped cansino, han turbado miña terra jienense y agriado el carácter de miles de cofrades y vecinos, que non sabían de tanta agua de tempos moito distantes.

Me cago en mi pena negra, caraio. Pero sé cuán falta facían. Ayer, después de camiñar largo tempo, empapadiño, sorprendime cantando esta letrilla: “¿Que din os rumorosos na costa verdecente, ao raio tansparente do prácido luar? ¿Que din as altas copas de escuro arume arpado co seu en compasado monótono fungar?” Bella y emotiva, sin duda, su música brotó de mi boca como otrora brotara el himno de Jaén, pues, tras secarme los pies en miña casiña, conta dime de que se trataba del himno galego, cago en la pena negra. Colley un mes con los zapatos y los pies mojados y témome mucho que este dichoso agua non me deje plantar las papas, que ya mismo va a ser tempo.

Bien cierto es que con la sequía encomendeme a todos los dioses que en los tempos hubo en toda a terra. Primeiro fue una rogativa a todos los santos cristianos. Despois mandé boteilas con mensajiño para que todo os dioses pudieran axudarnos. Mandé al señor griego del rayo, el trueno, el relámpago y la lluvia, Zeus. Mandé, ademais a Tláloc, dios azteca de la lluvia; a Chaac, el dios maya de la lluvia; al dios báltico Perkunas, al hindú Maruts, al afro-brasileño Lansán y al espíritu femenino japonés de la lluvia Ameonna. Vaya si hubo respuesta, rapaza. Tardía, pero húbola.



Eso sí, que no me entere yo que cambiamos a Nuestro Padre Jesús Nazareno por Santiago, aunque cierren España.