La chapa

Carlos Oya

Gafas

A todo el mundo le sientan bien unas gafas de sol; a los feos porque se los ve menos y a los guapos porque son guapos con o sin ellas

Me han puesto gafas. Bueno me las he puesto yo. Para ser verdad me las ha puesto un óptico. Yo no quería pero rozando la cuarentena (la cuarentena se roza por proximidad por delante o por detrás, yo la rozo por detrás, es la física amigo) he tenido que dar mis ojos a torcer. La verdad es que soy una mejor persona con gafas por eso nunca salgo a la calle con ellas y me las dejo puestas cuando duermo. No conozco a nadie que haya entrado en una óptica y que haya salido sin unas gafas, quevedos, impertinentes o monóculo. Con el óptico el dentista o el fisio uno establece un vínculo mucho más fuerte y duradero que con el matrimonio...¿qué digo el matrimonio? ¡Varios matrimonios! Son relaciones vasalláticas y el vasallo eres tú (“consilium et auxilium”). Si existe otra vida no sé si nos encontraremos con nuestros seres queridos pero fijo que tu osteópata (al parecer algunos son más “ostiópatas” que osteópatas por las palizas que te pegan) está de luminaria. Mis primeras (y únicas hasta hace poco) lupas que tuve fue en la E.G.B.: mis primeras gafas ¡chispas!. Me las voló un profesor de Altocastillo de un bofetón a mano abierta porque me pilló leyendo un tebeo de Tintín en su clase. Lo de pegar a alumnos de apenas 10 años lo debió aprender leyendo "Camino" de Escrivá de Balaguer, canonizado a la velocidad de la luz. Y hasta aquí voy a leer por no hacer sangre. Desde entonces le pillé tirria a las gafas “ de ver” y gracias a que Dios tuvo el detalle de conservarme la buena vista pasé de todas las modas habidas y por haber en cuestión de lentes y monturas : lennonista/troskista, dictador sudamericano, tapafeos y feas, lentes sin monturas, monturas sin lentes, no están rotas se unen en el puente con un imán, gafasbroma Urdangarín etc…Otra cosa son esas gafas de sol “que no impiden que el día esté nublado” como cantaban “los cero”. A todo el mundo le sientan bien unas gafas de sol; a los feos porque se los ve menos y a los guapos porque son guapos con ellas, sin ellas y con un mono al hombro. Por eso todo el mundo las lleva, que haga sol es secundario. A mí me hacen un apaño cuando me levanto una mañanita triste después de una nochecita alegre pero aparte de eso me gusta ver el mundo tal y como es. Aunque todo eso sea el mundo del ayer como decía Zweig...ahora llego a mi casa, echo las cortinas, me recuesto en el sofá , cojo el libro de turno ( en este caso “Tú, el inmortal “ de Zelazny) me pongo mis gafas de montura de plastiquete del bueno y siempre suelto lo mismo : “Copón, ahora sí ”.