La tirilla

Santiago Donaire

Sequía

Están gestionando el agua, la naturaleza como si de una mina se tratara, como una actividad extractiva

En nuestro clima los periodos de sequía van incluidos, tarde o temprano los sufrimos. En épocas anteriores fueron el motivo de hambrunas que diezmaron la población, como siempre la sufrían los que menos tienen. En el Antiguo Testamento, una de las referencias escritas más antiguas, incluye la sequía como una de las plagas bíblicas. La recurrencia la usan los negacionistas del cambio climático para decir que la actual sequía es una más, que ya antes ocurría. Pero hay algo que antes no ocurría: Las altas temperaturas que sufrimos en los últimos años, el deshielo, la subida del nivel del mar, la modificación de la salinidad de los mares, la rapidez de los cambios… No hay registros históricos de lo que estamos viviendo.

Hemos quemado en apenas 2 siglos combustibles fósiles que tardaron decenas de millones de años en generarse. Decenas de millones de años que la naturaleza fue extrayendo CO2 de la atmosfera, para que ahora en apenas 6 generaciones humanas lo lancemos al aire, en muy poco tiempo, suficiente para desequilibrar el clima. Si los negacionistas no aceptan la intervención humana en los cambios que observamos y sufrimos, difícil será que acepten las medidas de los gobiernos para intentar corregir en parte el desequilibrio creado. Son cosas de los ultraliberales, los de la libertad de tomar cañas a la vez que niegan la de tener una Sanidad Pública de calidad o de regular la emisiones en nuestras ciudades. Acordaros de cómo se negaban a la Ley del tabaco, o como justifican que se esquilmen los acuíferos, los parques naturales, el abuso de los fitosanitarios. La libertad de acabar con la naturaleza no existe.

El consumo agrícola se estima en un 85% del total de agua y de un 93% si incluimos las extracciones de los pozos ilegales. Pues a pesar del agotamiento seguimos como si nada, se siguen arrancando olivos centenarios de secano, para plantar intensivos de riego.



Superficies inmensas de jóvenes olivos en hilera con un protector blanco que nos recuerda el televisivo cementerio de Arlington en USA, camino vamos a dejar esto como un cementerio sin vida. El agua es finita, no hay para todos, conseguirán con esa forma de entender la libertad que falte incluso en época de bonanza de lluvias.

Ya hablamos de los ciclos en las sequías, pero si hay algo que distingue ésta de las demás es que estamos de espaldas a ella, no hay medidas restrictivas más allá que una tibia campaña para que cortemos la ducha mientras nos enjabonamos, pero sin credibilidad, pues de forma simultanea el Gobierno de la Junta defiende las extracciones ilegales en Doñana y en todos los sitios. Prácticamente agotado Quiebrajano, nuestro abastecimiento provienen de los acuíferos situados al sur de la ciudad, que como sabemos no son infinitos. Están gestionando el agua, la naturaleza como si de una mina se tratara, como una actividad extractiva, hasta que se agote, como si no hubiera un después.

Salud.