La tirilla

Santiago Donaire

No es queja, es reivindicación

Me sumo al movimiento reivindicativo ante el obispado de Jaén para que las visitas culturales a las catedrales de Jaén y Baeza sean gratis para los empadronados

 No es queja, es reivindicación

Foto: Carlos Peris

En esta tierra nuestra maltratada secularmente somos muy dados a la queja, al victimismo crónico, a interpretar como si todo lo malo que nos sucede es culpa de los demás y claro de esa forma nos sacudimos de la responsabilidad que nos corresponde. Nos especializamos en esperar que acaben algo de lo poco que hacen para criticarlo.

Enfrentarse a algo que no te gusta, decir que no, plantear otras opciones que no sean quejarse: es luchar, reivindicar. Demostrar que la situación que vivimos no es la que esperábamos. Batallar bajo proyectos comunes nos permitirá tener una voz única mucho más fuerte y poderosa. No basta con quejarse, que también. No vale con concienciarnos, que también. Ni que nos lo incluyan en los programas políticos, que también. Tenemos que implicarnos en la gobernanza de nuestra ciudad, provincia y comunidad autónoma.

Para no ser menos, me sumo al movimiento reivindicativo ante el obispado de Jaén para que las visitas culturales a las catedrales de Jaén y Baeza sean gratis para los empadronados o nacidos en la provincia de Jaén. Hay muchos motivos, como que ya pagamos su construcción, la pagaron nuestros ancestros, los vecinos y vecinas de Jaén, por voluntad o por imposición, que entonces el Estado y la Iglesia eran lo mismo. El mantenimiento lo seguimos costeando desde los Presupuestos del Estado mediante nuestros impuestos, solo en los últimos 5 años se han gastado 7 millones de euros en la reparación de las cubiertas y restauración de vidrieras.



Después del pastizal que pagamos en mantener el edificio, resulta que quien lo inscribió como propio, pues estaba inmatriculado, pone una taquilla en la puerta y a razón de 7 euros cobran la entrada a propios y ajenos. Se lo apropian, se lo mantenemos y ellos cobran la entrada, es un abuso en toda regla.

Con frecuencia recibo visitas de amigos de fuera de Jaén, que como es razonable quieren conocer la obra más importante y bella de la provincia. Me piden que los acompañe y salvo el tour exterior que inicio en sentido cronológico por el gótico de la cara norte, pasando al renacimiento, para continuar con el barroco de la fachada, cerrando en el Neoclasicismo de Ventura Rodríguez, donde acaba mi cometido de Cicerone. Entonces los llevo a la puerta y me quedo fuera, me niego a pagar para entrar, serían varias veces al año y como que no. Después de apropiarse del magnífico monumento, de que se lo mantenemos, ahora nos cobran, suena a robo.

No quiero confundir, no es un falso anticlericalismo, respeto los sentimientos y cultos religiosos, pero que no se amparen en ellos para hacer caja. Hay más posibilidades, en Francia los templos son del Estado y en muchos sitios de España no pagan los vecinos por entrar, elijan.

Esto no ha hecho más que empezar.

Salud.