Los casos de las comisiones del hermano de Díaz Ayuso y de Luis Medina nos traen recuerdos de otros personajes, desde Urdangarín hasta Mario Conde, pasando por Juan Guerra, Jesús Gil, Bárcenas, etc. Todos ellos comparten un patrón, una forma de estafar muy nuestra y que supera cualquier novela picaresca o película de Berlanga. Podríamos remontarnos hasta el Duque de Lerma, valido de Felipe III, para conocer el modus operandi de la estafa a la española.
Lo primero es encontrar la vía de acceso al dinero público y, para ello, nada mejor que un "noble". Hoy en día, éste puede ser un famoso o un familiar con influencia. Lo fundamental es que sea alguien reconocible, lo que le abre las puertas de la Administración Pública, y sin oficio ni beneficio más allá del nombre o "la cara", ya que así será fácilmente convencido de ser uno de los beneficiarios de la estafa. El "noble" es el tonto útil que pone las influencias al servicio de un "pícaro", un estafador que se mueve hábilmente por estos entramados. El otro imprescindible es el político o empleado público que se desvive por atender los deseos del "noble", como el "Fernando Galindo" de José Luis López Vázquez en "Atraco a las tres". En los partidos abunda quien ante el "noble" de turno se declara "un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo" mientras dobla el espinazo.
Estos personajes comparten unas ideas comunes que posibilitan la estafa. La primera es que la cultura del esfuerzo y la meritocracia son una gran mentira. El acceso a la red clientelar y de influencias depende de una posición social obtenida por el nacimiento o las relaciones familiares. De nada sirven la formación o el trabajo porque para conseguir una comisión de cientos de miles de euros hay que ser hermano, primo o duque. Además, están convencidos de que lo público les pertenece, aunque son los primeros en pedir bajadas de impuestos porque "el Estado les roba".
Estos "nobles" son cutres, cobrando cantidades desproporcionadas por productos de baja calidad o falsos, y hacen una ostentación obscena de su riqueza, porque todo el mundo debe saber que han conseguido mucho dinero en poco tiempo. Y, por último, son muy "patriotas" en público, aunque roben y tengan el dinero en paraísos fiscales, porque a España se la lleva sólo en el corazón.
El problema es que no son novelas ni películas; ni son casos aislados. Es la forma de gestionar lo público por parte de partidos como el PP y el PSOE, que viven de la extracción sistematizada de dinero público.
Manuel Montejo
Sobre nuestras piedras lunaresEstafa a la española
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