Sobre nuestras piedras lunares

Manuel Montejo

No somos tontos

La política de peatonalización sin sentido y aumento de las superficies comerciales en las afueras de Jaén han hecho que el centro esté cada vez más vacío

A pesar de que año tras año se venga advirtiendo de que los ciudadanos no somos tontos y de que los jiennenses tenemos memoria, los candidatos a las próximas elecciones municipales continúan la senda habitual de la política local de las últimas décadas: hablar mucho, prometer más y contradecirse a cada instante, creyendo que nadie se dará cuenta de la desvergüenza.

Hace unos días, el candidato del PP a la Alcaldía de Jaén "avisaba" del problema comercial que existía en Jaén, especialmente en el centro, y que se vislumbraba, según él había podido comprobar, "paseando y observando" la cantidad de locales cerrados. Todo un descubrimiento y exactamente lo contrario a lo que pronosticaba un antecesor suyo hace 5 años, el último Alcalde jaenero del PP, que creía que el comercio en el centro florecería en el siguiente lustro, ignorando así las advertencias del resto de partidos, asociaciones, comerciantes y vecinos del Casco Antiguo de Jaén.

El actual candidato, con cierta elegancia y algo de amnesia, no quiso, en su diagnóstico, culpar a las políticas de su propio partido ni de algunos de sus compañeros pero, eso sí, procuró echarles un capote con el remedio que proponía para solucionar este verdadero drama económico y social. Para González, el problema no debería arreglarse potenciando y defendiendo el comercio del centro, revirtiendo lo que Fernández de Moya y Márquez nos trajeron (y el PSOE y C's han perpetuado). No, su propuesta va más allá, ya que pretende ocultarlo y conseguir que no se vea, cambiando una ordenanza para que esos locales comerciales dejen de ser comerciales y se conviertan en cocheras y trasteros. Todo un acierto, porque ya se sabe que "corazón que no ve, corazón que no siente". Incluso, gracias a esta magnífica idea, podríamos conseguir al final que no quedase un solo local comercial en el centro de Jaén, ni abierto ni cerrado. Ni uno solo, todo serían bares, cocheras y trasteros, aunque quien sabe para quién.



Fuera de sarcasmos, porque mejor tomarse a broma determinadas ocurrencias, esta propuesta no debe sorprendernos, pues es la continuación las mismas políticas que han dado lugar al abandono de nuestro centro. Quizás solo llama la atención que alguien piense que los ciudadanos somos tontos y no vemos sus intenciones. Llevamos años de sufrimiento para vecinos y comerciantes de la zona, cuyas vidas han dado un vuelco. Al contrario de muchas decisiones políticas, que son temporales y suelen cambiarse conforme sopla el viento, cuando un comerciante cierra su negocio, un autónomo abandona su actividad o se produce un despido por el descenso de las ventas, rara vez se vuelve atrás. Son decisiones irrevocables que ponen contra las cuerdas algunas economías familiares y, por tanto, la economía de una ciudad donde la ausencia de actividad económica hace que ya todo nos afecte a todos.

La política de peatonalización sin sentido y aumento de las superficies comerciales en las afueras de Jaén han hecho que el centro esté cada vez más vacío. Las asociaciones afectadas cuantifican el descenso de las ventas, de más del 40%, y el cierre de más de un tercio de los comercios. Han pasado dos equipos de Gobierno, dos Alcaldes de dos partidos distintos, y la idea original, improvisada y simple, sigue siendo la misma: como complemento a un nuevo centro comercial, que sustituye al ya existente pero que aporta pingues beneficios económicos a partidos y Administraciones y que desplaza aún más la actividad comercial a las afueras, el centro debe convertirse en zona de ocio hostelero.

Así se pensó, así se hizo y así ha continuado, sin que se hayan dado los pasos adecuados para revertirlo. Y suena a chiste cuando, también desde el actual equipo de gobierno, se intenta comparar Jaén con ciudades como Pontevedra y Vitoria y los procesos de peatonalización y remodelación urbana que han experimentado. Nuestro proceso esconde la falta de un proyecto serio y trabajado y no admite la comparación con otras ciudades y proyectos, donde los objetivos pueden ser variados pero están claros: revitalizar el centro urbano, el casco antiguo, o bien disminuir el uso de los vehículos privados, o al menos que los vecinos puedan llegar al centro sin usar el coche. ¿Se cumple en Jaén alguno de estos objetivos? No, todo lo contrario; se empezó la casa por el tejado porque el objetivo era otro.
A pesar de los cambios, de los parches en algunas calles, especialmente ahora que llegan las elecciones, y de algún que otro cambio cosmético, no se revitaliza el centro si se apuesta por un nuevo centro comercial sino si, como en Pontevedra por ejemplo, se prescinde de los que hay para favorecer el comercio local, especialmente en el centro, y llevando las zonas comerciales allí. Tampoco se potencia esa zona de la ciudad si no se rehabilitan sus viviendas y sus calles, porque estamos haciendo que sus habitantes se tengan que ir, quedando así abandonado. Y mucho menos si provocamos que sus comercios tengan que cerrar para sustituirlos por bares, porque así desaparecen los servicios que necesitan sus vecinos. No se disminuye el uso del coche si lo único que se hace es trasladar el tráfico a otras zonas y si no se es capaz, sepa Dios por qué, de tener un transporte urbano de calidad, digno y que haga posible que los barrios estén comunicados. Y si dejamos que el centro sólo sirva para Semana Santa, Navidad y otras ocasiones, por muy concurridas y disfrutadas que sean, el centro no será un barrio de Jaén, sino un escenario.

Para colmo, nos llegan nuevos candidatos con "nuevas" propuestas como ocultar el problema para que continúe el progresivo estancamiento comercial, económico y social de Jaén y de lo que durante décadas fue su centro neurálgico. Si la principal actividad económica de nuestra ciudad es la comercial y es el sector que peor lo está pasando, por factores extrínsecos (que no tienen que ver con el Ayuntamiento) e intrínsecos (causados directamente por nuestros Alcaldes), sólo actuando a ese nivel se puede solucionar el problema, sin que haga falta ser un lince para darse cuenta de por qué el número de locales cerrados es cada día mayor. Señores candidatos: la culpa es suya y de sus políticas. Punto.
En definitiva, ¿se está ayudando a los jiennenses, al Casco Antiguo? No, al contrario, se perpetúa su abandono, lo que solo persigue que algunos hagan negocio especulando con los solares vacíos y otros con una gran terraza en todas las plazas. ¿Se apuesta por nuestro Centro? No, porque nos encontramos ante dos modelos comerciales y económicos opuestos y, aunque quede muy bien decir que hay que hacerlos compatibles, la realidad es que hay que elegir uno de ellos, porque en Jaén no pueden desarrollarse ambos en plenitud. Si una pequeña ciudad como la nuestra apuesta por más centros comerciales en las afueras, nuestros comerciantes tienen pocas posibilidades de salir adelante porque sus costes fijos son mucho más elevados, tienen menos opciones de negocio en este mundo empresarial concentrado y soportan mayor presión fiscal. Y más cuando a la hora de la verdad, lo único que hace el Ayuntamiento es dificultar la vida en el centro de la ciudad.
Hay que elegir, algo que ya han hecho en otras ciudades y ahí está el resultado, teniendo valentía y llamando a las cosas por su nombre. Porque algunos, cuando nos intentan tomar el pelo con semejantes "ideas", ya han tomado su decisión y nos la están mostrando. Ahora nos toca elegir a los demás, que como ya hemos dejado claro, ni somos tontos ni debemos parecerlo.